Aunque le haya herido muchas veces. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 18, 12-14

EVANGELIO

Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

Palabra del Señor.

Notas: 

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Aunque le haya herido muchas veces.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

A veces, cuando recuerdo lo perdido que llegué a estar, siento vergüenza. Y si en algún momento, quizás en una discusión, mi esposo me saca los trapos sucios del pasado, seguramente me sentiré traicionado. Siempre que se me reprocha algún momento en que me he desviado del camino, me sienta mal, y puede incluso que esto me haga caer en responder con la misma moneda.

Mi pasado oscuro me avergüenza, pero hoy me siento bien recordando las veces en que me he alejado de Dios, porque en todas esas ocasiones, Él ha venido y me ha rescatado, y se ha alegrado por cada arrepentimiento más que si nunca le hubiese fallado.

Así me quiere mi Señor, así me valora mi Señor. Para Él soy importante haga lo que haga. Para Él es una alegría que esté a Su lado aunque le haya herido muchas veces. Así me ama mi Padre. Así tengo que amar yo a mi esposo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ana: Tú nunca has estado conmigo cuando te he necesitado. Todavía recuerdo aquella vez que estaba con la depresión y me regañaste porque estaba todo el día llorando. ¿Se puede ser más cruel?
Rafa: Ana, ya te pedí perdón por aquello. Reconozco que fue algo terrible, y me hace daño que me lo sigas recordando. (Pensando: Yo también le podría recordar aquella vez que me dijo… ¡No!, ese no es el camino) Mira Ana, yo te pedí perdón, entiendo que sufrieras mucho con aquello, pero por favor, no me lo sigas teniendo en cuenta. Dios ya me ha perdonado y me ha acogido de nuevo en sus brazos. Si en algún momento no te he sabido querer, ahora sí que te quiero, independientemente de lo que hagas o digas. Te amo mucho, Ana, y eres lo más importante del mundo para mí. Quiero estar en todos tus momentos difíciles. No quiero que te vuelvas a sentir sola ¿Vale?

Madre,

El Señor nos muestra Su misericordia, y es necesario que yo ame a mi esposo con Su amor misericordioso, o de lo contrario, no soy de Cristo. A mí me consuela que Dios me quiera aunque sea imperfecto, y quiero que mi esposo sienta también ese consuelo en mi manera de amarle. Te lo pido por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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