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Un don ¡Impresionante! Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 9, 18-22

EVANGELIO
Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 18-22
Una vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó:
«¿Quién dice la gente que soy yo?»
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Pedro respondió:
«El Mesías de Dios».
Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie. porque decía:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».

Palabra del Señor.

Nota: ProyectoAmorConyugal organiza un retiro para matrimonios y familias en Madrid, entre los días 21 y 23 de octubre. Pedimos vuestras oraciones.

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Un don ¡Impresionante!
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

No es lo mismo conocer al Señor por lo que dice la gente que por una relación de comunión con Él.
Él es la fuente de nuestra caridad conyugal. Él es el perdón de Dios en la carne (El beso de Dios, decía San Bernardo). Sufrió y murió por nosotros para que el Padre pudiese perdonarnos, y que por Él, podamos también perdonarnos entre nosotros y hacer posible que nos recuperemos después de cada caída. Él murió y resucitó para poder redimir nuestro amor humano caído y transformarlo en la caridad, el amor de comunión que vive la Santísima Trinidad. Un don ¡Impresionante!.

¿Tengo experiencia de esto? ¿Conozco cómo el Señor va haciendo esta transformación en la intimidad de nuestro matrimonio? Porque a lo mejor, hablamos del amor entre esposos según lo que la gente piensa que es, y no conozco la verdad por la que Cristo murió y resucitó: para que en nuestro amor conyugal pudiéramos ser partícipes de Su Caridad: Ser uno como Ellos (en la Santísima Trinidad son uno), que nos amemos como el Padre le ama a Él y como Él nos amó a nosotros. ¡Impresionante!.

La pregunta es ¿Quién es Jesús en mi vida, con los pies en la tierra? ¿Es una idea? ¿Alguien espiritual? ¿Un refugio? ¿Una tradición? Porque si nuestro amor conyugal no se está transformando en Caridad Conyugal ¿Será que no estamos acogiendo el don ¡impresionante! del Matrimonio? ¿Estamos acogiendo al Mesías, al Redentor? Porque el Redentor necesariamente lo redime todo, lo hace todo nuevo.

Bien es verdad que el amor es un camino, pero si nuestro matrimonio no crece cada día más, pensemos: ¿a quién seguimos?. Él es ¡Impresionante! (Perdonad que lo repitamos, es que no hay palabras…).

Madre:
¿Cómo le podremos pagar este inmenso don al Señor? Hoy no quiero hablar más. Sólo alabarle, bendecirle y darle gracias. Alabado sea por siempre. Amén.

¿Por qué conocerte? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 9, 7-9

EVANGELIO
A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 7-9
En aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.
Herodes se decía:
«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?».
Y tenía ganas de verlo.

Palabra del Señor.

Nota: ProyectoAmorConyugal organiza un retiro para matrimonios y familias en Madrid, entre los días 21 y 23 de octubre. Pedimos vuestras oraciones.

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¿Por qué conocerte?
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Herodes deseaba conocerte, pero ¿Para qué?. ¿Curiosidad? ¿Tener conversaciones agradables contigo como las que mantenía con Juan el Bautista?. Pero desde luego, no parece que estuviese abierto a dejarse moldear por Ti, a juzgar por Tu silencio ante su presencia el día previo a tu Pasión. Si hubieras podido hacer algo por él, seguro que le habrías hablado. Como en aquella ocasión, le movería la curiosidad.

Pero en este Evangelio, siento que me preguntas por qué quiero conocerte más, qué interés tengo en Ti. Qué me lleva a mantener estos ratos de oración Contigo. Yo sé cuál es tu interés: Sanarme, salvarme, estar en mí, llevarme al Padre y hacerme uno con Vosotros para toda la eternidad. Y para ello estás dispuesto a todo.

Ahora miro en mi corazón y me pregunto ¿Y cuál es el mío? Siendo sincero, sé que me da paz hablar contigo, sé que me consuelas, sé que me enseñas, sé que vas entrando en mí… Me das tanto en mi relación contigo y tengo tan poco que darte. No siempre busco darte gloria, Señor, y Tú lo sabes. Pero también sabes que soy como el indigente que se muere de hambre, que pasa frío expuesto a la intemperie de la frivolidad de este mundo. Pero desde luego, estoy abierto a que me moldees, a dejarme guiar por Ti. Estoy dispuesto a sufrir y amar contigo.

Pero sé que no llegaré a conocerte si no cojo mi cruz, mi matrimonio, mi familia, mi trabajo, mis amigos… y te sigo. Si no me entrego a mi esposa como Tú a tu Esposa, como Tú: no defendiéndote nunca, callando ante las acusaciones, no mirando Tu dolor, siempre centrado en Tu misión, hablando del reino de Dios siempre, sirviendo siempre, enfrentándote a la mentira siempre sin importarte tu imagen, humillándote siempre, con el más desfavorecido siempre, con el pecador siempre, etc. En la medida en que siga Tu camino de Esposo, te iré conociendo más y me iré identificando más contigo.

En definitiva, me pregunto ¿Por qué quiero vivir Tu vida? Porque si las razones no fuesen suficientemente fuertes como para entregarte mi vida, quizás no estaría dispuesto a seguirte. Pues por una razón, porque sé lo que me amas, y no hay razón más grande.

Madre:
Muéstrame a Tu Hijo. Enséñame a estar en Él, a tener Sus mismos sentimientos. Bendito don inmenso del Padre que nos entregó a su Hijo. Por Cristo, con Él y en Él, a Ti, Dios Padre omnipotente, todo honor y toda gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Ardiendo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 8, 16-18

EVANGELIO
El candil se pone en el candelero para que los que entran tengan luz

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 8, 16-18
En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
-«Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o lo mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entran tengan luz.
Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.
Mirad, pues, cómo oís, pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».

Palabra del Señor.

Nota: ProyectoAmorConyugal organiza un retiro para matrimonios y familias en Madrid, entre los días 21 y 23 de octubre. Pedimos vuestras oraciones.

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Ardiendo.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Al que tiene se le dará… Al que tiene ¿Qué?
La luz está claro que es la Buena Noticia de la venida del Reino de los Cielos. Es el Evangelio. Por tanto, el que tiene, es el que ha escuchado el Evangelio y tiene la Verdad. A ese, se le dará más y más. El que cree tener, es el que confía en sus criterios, y no está abierto a descubrir a Dios y sus caminos. Se le quitará hasta lo que cree tener, porque apoyará su vida en una base falsa que se irá desmoronando, hasta quedarse sin nada. Y luego, que los dones que Dios nos da, son para comunicar Su gloria. Si no los utilizas para entregarte, los pierdes.

Mi misión es ser esposo y padre. El Espíritu ha fecundado nuestra unión de esposos, y somos sacramento vivo, de manera que mi esposo y yo representamos el Evangelio en nuestra relación. Representamos quién es Dios y que Su Reino ha llegado a este mundo. Voy escuchando el Evangelio y lo voy aplicando en nuestro matrimonio, y el Señor, cada vez me va mostrando más y más de Su misterio, del misterio del Reino. Cada vez entiendo más cosas, cada vez encaja todo más, cada vez descubro más la manera de ver las cosas que Dios tiene y cada vez veo mi matrimonio y a mi esposo con los ojos de Dios. Mi vida se va embelleciendo, me voy ilusionando cada vez más con mi misión conyugal.

Si nos dejamos llevar por el Señor, y estamos orientados hacia Él, podemos reflejar Su luz cada vez más fuerte, a medida que nos vaya purificando, e iluminar con ella a nuestros hijos y a otros matrimonios. Con ese “mirad cómo se aman” y hablando de Él, de quién es, dando testimonio de cómo nos ha salvado y de qué ha hecho en nuestro matrimonio y en nuestra vida. Hace falta muchos matrimonios así para salvar el mundo. ¿Te apuntas a intentarlo con nosotros?.

Madre:
El Espíritu ha encendido la mecha de nuestro matrimonio. Poco a poco va consumiendo nuestra cera, y en la medida en que nos dejamos derretir por Él, la llama crece, y cuando intentamos abordar la mecha con nuestra cera, la llama se apaga. Queremos seguir desgastando nuestra vida, derritiéndonos ante Su presencia, y arder, desaparecer para que Él brille. Que la luz del Reino del Señor no se apague, porque haya un montón de matrimonios ardiendo. Gracias por tanto como nos has dado. Bendita seas por siempre. Bendito sea Dios eternamente. A Él gloria y alabanza por los siglos. Amén.

Atletas del amor. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 14, 25-33

EVANGELIO
El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 14, 25-33
En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.
Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.
Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla? No sea que, sí echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
«Este hombre empezó a construir y no ha sido capaz de acabar.»
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que le ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».

Palabra del Señor.

Atletas del amor.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

El seguimiento de Jesús no puede realizarse a medias. Él nos lo dice muy claro hoy: “Todo aquel… que no renuncia a todos sus bienes, no puede ser discípulo mío”. Y entre los bienes, incluye al esposo, a los padres, a los hijos, a los familiares e incluso a mí mismo, que como solemos decir, yo soy el primer don de Dios para mí mismo.

Inicialmente la condición que nos pone el Maestro, parece utópica, demasiado exigente e incluso exagerada. ¡No hace falta tanto! Puede parecer que, o nos hacemos monjes de clausura, o no podemos seguir a Jesús.

El Señor no me exige abandonarlo todo, sino que me anima a “posponerlo”, es decir, que mi prioridad ante todo tiene que ser seguir a Jesús. Esto no implica que abandonemos a nuestro cónyuge, sino que al priorizar nuestra relación con el Señor, la enriquece y la impregna de Su presencia. No es lo mismo que esté con mi esposo, que estar con mi esposo siguiendo a Jesús, teniéndole presente, imitando sus actitudes, lleno de Su gracia porque me he confesado, porque he comulgado, porque he rezado… Con un espíritu fuerte, lleno del amor de Dios.

Así que, si quiero construir un matrimonio fuerte y pleno, tengo que empezar por medir mis fuerzas y entender que no voy a ser capaz de terminarlo y voy a construir un churro, o medio…

Por tanto, la propuesta de Jesús no es una norma impuesta a capricho, es la mejor recomendación que nos puede dar para vivir el amor, la paz, la armonía, para construirnos juntos. Él es el Camino, la Verdad y la Vida.

Sólo puedo apostar a tope por una cosa. ¿Dónde quiero competir para ganar? ¿En el trabajo? ¿En el dominio de mi esposo? ¿En mi tono físico? O en el amor. Pues si queremos ser atletas del amor, tenemos que entrenar a fondo, si no, es imposible vivir el reino de Dios. Pongámonos metas de vida y los medios para lograrlas, apoyándonos el uno en el otro, recorriendo el camino de Cristo juntos con Él y detrás de Él.

Madre:
Concédenos y ayúdanos a vivir despreocupados de las cosas de la tierra, que vivamos ya un anticipo del cielo ¡vivir en el cielo! Abandonar esta tierra y todo aquello que nos ata a ella. No hay más Amor que nuestro Señor. ¡Nos has dado tanto! Que hasta le amores mas legítimos, nos dejan vacíos sin Ti. Nunca abandonaremos la oración en familia. Como la cierva herida busca corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, mi Dios

La puerta correcta. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 13, 22-30

EVANGELIO
Vendrán de oriente y occidente y se sentarán a la mesa en el reino de Dios

Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 22-30
En aquel tiempo, Jesús, pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.
Uno le preguntó:
– «Señor, ¿son pocos los que se salven?».
Él les dijo:
«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo:
«Señor, ábrenos»; pero él os dirá:
«No sé quiénes sois».
Entonces comenzaréis a decir.
«Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas».
Pero él os dirá:
«No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad.»
Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a lsaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.
Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».

Palabra del Señor.

La puerta correcta.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

“Esforzaos por entrar por la puerta estrecha”, nos dice hoy el Señor. ¿Y cuál es esa puerta? Esa puerta es Jesús mismo. Siguiendo Sus mandamientos, siguiendo Sus bienaventuranzas, siguiendo Su vida y Sus actitudes, encuentro el camino, porque Él es el camino, la verdad y la vida.

A veces nos comentan de alguno que se ha divorciado de su esposo, se ha ido con otro, y le va muy bien. Él o ella le cuida mucho mejor, le tiene más mimado, tiene muchas más atenciones… Y la gente dice: Menos mal que dejó al otro, que le hacía la vida imposible…

La pregunta es ¿Se ha esforzado ese esposo por entrar por la puerta estrecha? Puede que la vida de ahora sea mucho más cómoda y más divertida, y más agradable, pero ¿Es esa la puerta estrecha? ¿Es ese tipo de vida la que eligió Jesús?.

Dicen que la alegría del cristiano es la disposición para recibir todos los demás dones. Esposos, esforcémonos por entrar por la puerta correcta, la puerta estrecha que es vivir con alegría la vida que tenemos, con las circunstancias que tenemos, con nuestro esposo, con mis limitaciones, con las suyas… intentando seguir a Jesús. Cumplir sus mandamientos, amando a nuestro esposo como Él nos amó.

Se habla mucho de que los esposos que conviven con otra mujer que no es la suya, puedan comulgar, y de lo que tendríamos que hablar es de que los esposos sean santos en su camino de imitación de Cristo, porque igual hay esposos que están recibiendo a Jesús indebidamente, pero los que Jesús va a recibir es a los que cumplan Su voluntad y Sus leyes.

Madre:
Nosotros queremos seguir a Tu Hijo, y vivir como Él quiera, donde Él quiera y cuando Él quiera. A Su manera, porque le amamos y queremos al esposo que nos ha dado, la vida que nos ha dado, las dificultades que nos ha dado. Alabado sea por siempre el Señor, nuestro Dios, que nos ama.