EVANGELIO
Se pedirá cuenta de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías.
Lectura del santo evangelio según san Lucas 11, 47-54
En aquel tiempo, dijo el Señor:
-« ¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, después que vuestros padres los mataron!
Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis sepulcros.
Por algo dijo la sabiduría de Dios: «Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos los perseguirán y matarán»; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.
Sí, os lo repito: se le pedirá cuenta a esta generación.
¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»
Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, para cogerlo con sus propias palabras.
Palabra del Señor.
¿Administramos gracias o desgracias?
¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis quedado con la llave del saber; vosotros, que no habéis entrado y habéis cerrado el paso a los que intentaban entrar!»
El papa Francisco dice:
Estos escribas, estos fariseos, es como si dieran bastonadas a la gente. ‘Debéis hacer esto, esto y esto’, a la pobre gente… Y Jesús dice: ‘Pero así cerráis –¡se lo dice a ellos! – la puerta del Reino de los Cielos. ¡No dejáis entrar, y vosotros tampoco entráis!’. Es una manera, un modo de predicar, de enseñar, de dar testimonio de la propia fe… Y así, cuantos hay que creen que la fe es así. (Cf. S.S. Francisco, 14 de enero de 2014, homilía en Santa Marta)
Cuántos utilizamos este modo de “ayudar” a nuestro/a esposo, creyendo poseer la llave del saber y ¡dando bastonazos! imponiendo nuestra corrección exigente.
Estos bastonazos, no sirven más que para distanciarnos y hundirle cada vez más, como si en cada golpe lo claváramos en el suelo más y más.
Jesús nos advierte que así le cerramos la puerta del Reino de los Cielos ¡no dejáis entrar y vosotros tampoco entráis! Impedimos que entre nuestro esposo/a y nosotros tampoco entramos, porque quien así corrige, se crece tanto que no cabe por la puerta estrecha del Reino.
Vanidad de vanidades y mas vanidad aún cuando recogerá lo que ha sembrado: el otro no cambia o incluso miente, se aísla, se distancia…
No es como Dios quiere que ayudemos al esposo (genérico): Una ayuda adecuada, semejante a él, con la misma dignidad ante Dios.
Si Dios te ha dado la llave para transmitirte Su sabiduría para entrar en el Reino, en cualquier cuestión sencilla o compleja, haz como hace nuestro Señor Jesucristo para traer la Buena Noticia, que se despojó de su condición divina y se abajó para ponerse a nuestro nivel, e incluso servirnos. Así es como abriremos la puerta estrecha del reino de los Cielos, con la llave del Amor que Dios nos entrega al hacernos su esposo/a en el Sacramento del Matrimonio.
Dios nos vence ofreciéndonos su intimidad, porque solo el Amor sana. Administremos su gracia.
Oramos por el sínodo de la familia:
http://proyectoamorconyugal.wordpress.com/2014/09/30/oracion-a-la-santa-familia/
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