Cómo ensanchar la vida.
Jesús habla de una «copa que beber». Jesús hoy quiere saber si nosotros, en vez del lugar de honor, de triunfos, de exigir, reprimir, de ejercer poder sobre nuestro esposo, de perseguir ambiciones personales… aceptamos entregar nuestra vida sirviendo.
Jesús no quiere una familia donde nos tiranicemos unos a otros con opresiones. Nos propone una familia donde reina el servicio, la generosidad, la entrega…¡el Reino de los cielos!
Seamos sinceros. ¿Nos gustaría ser los reyes de la casa? ¿Alabados? ¿Servidos? O por el contrario buscamos ser siempre los que servimos. Hoy Jesús nos deja claro cuál de los dos es Su camino.
Hoy, somos nosotros, los esposos, los que te pedimos: Señor, ordena que en este anticipo del reino de Dios, el matrimonio, estemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda. Tu respuesta es la misma : ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?
Es el Viacrucis del matrimonio, donde a veces nos sentimos juzgados injustamente, a veces no se nos valora con la dignidad que nos corresponde, otras cargamos con la cruz del pecado de nuestro esposo, otras tenemos sed,… y que en definitiva consiste en entregarnos como Tú.
Es un honor ser tus cirineos en Tu camino del Viacrucis, y más hermoso, sería vivirlo como Tú. En silencio, con ternura, con el «no os preocupéis por mí», o el «Padre, perdónales porque no saben lo que hacen»…
Siempre hemos visto a Santiago y Juan muy valientes al decir «Lo somos». Aunque realmente no sabían lo que decían.
Pero el puesto a Tu derecha o a Tu izquierda es para aquellos para los que lo tiene reservado Tu Padre.
El Papa Francisco, en su reciente Encíclica Lumen Fidei, dice: La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. Hace descubrir una gran llamada, la vocación al amor, y asegura que este amor es digno de fe, que vale la pena ponerse en sus manos, porque está fundado en la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades.
Es la fidelidad de Dios, más fuerte que todas nuestras debilidades, la que hace posible que Tú estés en el centro de nuestro matrimonio y nosotros a Tu derecha y a Tu izquierda. Así, somos capaces de beber Tu cáliz.
Es cierto que, este camino que aparenta ser desagradable, ensancha la vida.
Oramos con el Salmo: Que canten de alegría las naciones, porque riges el mundo con justicia, riges los pueblos con rectitud.