Te ofrezco más. Comentario para Matrimonios: Marcos 1, 14-20

EVANGELIO

Convertíos y creed en el Evangelio.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 14-20

Después de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:
«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».
Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.
Jesús les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación, los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.

Palabra del Señor.

Anuncio en Almería: José Luis y Magüi realizarán un anuncio el sábado 15 de enero a las 19:30 en la parroquia de Ntra. Señora de Monserrat, Av. Padre Méndez, 26.

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Te ofrezco más.

Empezamos el tiempo ordinario, pero hoy el Señor viene a decirme: te ofrezco algo mucho más grande de lo que estás viviendo. No te conformes con una misión natural, te ofrezco una misión sobrenatural. Para ello te pido que me sigas, dice el Señor.
Señor, yo sé que seguirte es dejarlo todo y eso no es fácil, pero quiero eso más grande que me ofreces: vivir mi matrimonio y mi vida con «sobrenaturalidad».

Aterrizado a la vida matrimonial:

Matrimonio tutor: Os fijáis en Carlos y Maribel porque se llevan bien y hacen senderismo juntos. Pero el Señor os ofrece un proyecto de amor grande: Una unión en el Espíritu.
Almudena: Pero es que, me cuesta muchísimo seguir vuestras recomendaciones: Reservar tiempo para rezar juntos cada día, la Eucaristía diaria a ser posible, preparar juntos y participar en las reuniones mensuales de catequesis, renunciar a mis gustos, a mi justicia…
Matrimonio Tutor: No miréis lo que dejáis, sino lo que el Señor os promete. Mirad a los santos, y preguntaros si hubieran llegado a vivir lo que vivieron si no hubieran renunciado. Renuncio a mí para ganar una relación de comunión con mi esposo. Renuncio a mis aspiraciones para alcanzar las de Dios. Pero hasta que no empiezo a renunciar, no saboreo lo que Dios me ofrece. Merece la pena intentarlo ¿no?

Madre,

Dios quiere darnos más. Sufrimos por lo que sufren otros matrimonios, pero sufrimos más porque sabemos (un poquito más cada día) lo que se están perdiendo. Te seguimos, Señor. Alabado seas por tu generosidad sobreabundante.

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