Archivo por días: 25 febrero, 2021

Vía Crucis del Matrimonio 9 Estación

9ª Estación Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Padrenuestro y un Avemaría.

Jesús carga con la cruz y crece en torno a Él la expectación y la curiosidad: hay gente de todo tipo y condición, entre ellos algunas mujeres, que se lamentan al ver la injusticia que se está cometiendo contra aquel inocente.

Del Evangelio según san Lucas 23, 27-31:

Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que lloraban y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos, porque he aquí que vienen días en que se dirá: dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: caed sobre nosotras; y a los collados: sepultadnos; porque si en el leño verde hacen esto, ¿qué se hará en el seco?

Comentario

Ante el dolor, no valen los lamentos estériles, ni siquiera la «resignación cristiana», sino volver la mirada hacia Jesús, que me amó, cargando con el peso de todos mis pecados.
Es el momento de salir de la autocompasión, de esperar que me consuelen, de renunciar a ser al orgullo de pretender ser el centro a causa de mi sufrimiento. Es el momento de unirme a Cristo y, caer como el grano de trigo, para dar fruto abundante con alegría.
Somos también administradores de la gracia de Dios para nuestros hijos, ayúdanos Señor a caer en tierra por ellos. Ha llegado ese momento que profetizaste, en el que la madres abortan, donde se ve más dicha en no tener hijos que en tenerlos, ha llegado la cultura de la muerte, pero Señor, unidos a ti en oración y en el sacrificio, confiamos en que Tú lo harás todo nuevo para ellos.

Oración

Señor, enséñanos a acoger el dolor como un don que nos acerque a Ti para engendrar vida. Porque Tú lo has asumido y le has dado un valor redentor. Que no nos rebelemos cuando las cosas no salen según nuestros deseos. Que te encontremos en las dificultades y en los dolores, propios y ajenos. Enséñanos, Señor, a tener un corazón a la medida del Tuyo.

V/ Señor, pequé.
R/ Señor, ten piedad de mí y de mi familia.

La gallina de los huevos de oro. Comentario para Matrimonios: Mateo 7, 7-12

EVANGELIO

Todo el que pide recibe.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor.

 

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La gallina de los huevos de oro.

Mira por donde, este Evangelio también me lo voy a creer. Las cosas buenas que le pida a mi Padre, Él me las dará. Pero he descubierto una cosa, cuanto más alto me sitúo, menos gracias recibo. Es evidente que el Señor no considera conveniente facilitarme dones cuando me hallo subido al taburete de mi soberbia.
Así que, hoy le voy a pedir al Señor, no el huevo de oro, sino la gallina que los pone: que me permita ocupar el último lugar en todo, y que me dé la gracia para desearlo. Creo que esto es bueno y creo que mi Padre me lo concederá.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos (en la oración conyugal): Hoy Señor, me he sentido despreciado por mi esposa en dos momentos. Uno, cuando ha criticado mi manera de educar, y otro cuando me ha contradicho delante de los niños. Te doy gracias, Señor, por permitir estas situaciones para ir ensanchando mi corazón, abriéndolo un poco más para que pueda entrar Tu gracia.
Marta: Qué cosas más raras pides en tus oraciones, Carlos. Me cuesta entenderlo.
Carlos: Marta, te pierdes lo más grande, que es ser inundado de las gracias de Dios. Comprendo que las humillaciones no resulten agradables, pero la oportunidad de llenarte de Dios, esa no te la puedes perder. Y sólo hay una puerta, que es la de la humillación. Hacerte pequeña para que Él se pueda hacer grande en ti.
Marta: Visto así, tiene todo el sentido. Lo probaré.

Madre,

El Señor miró Tu humillación y por eso pudo hacer obras grandes por ti. Nos abrimos también nosotros a este canal de la gracia, para recibir al Señor en nuestro regazo. Alabado sea por siempre.