Archivo por días: 23 febrero, 2021

Viacrucis del Matrimonio Estación 7

7ª Estación Jesús carga con la cruz

V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos
R/ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Padrenuestro y un Avemaría.

Los romanos emplearon como pena de muerte la crucifixión. El reo de muerte debía llevar el madero, instrumento de suplicio, hasta el lugar previsto: fuera de la ciudad, para mostrar más claramente que era un indeseable.

Del Evangelio según San Juan 19,16-17:

Entonces Pilato se lo entregó para que fuera crucificado. Tomaron, pues, a Jesús; y él, con la cruz a cuestas, salió hacia el lugar llamado de la Calavera que en hebreo se dice Gólgota.
(cf. Mt 27,31; Mc 15,22).

Comentario

Jesús toma la cruz. La abraza. Y le pesa. Le abre las heridas de sus hombros llagados. ¡Qué duro se hacen los pasos por la Vía Dolorosa! En torno a Él se forma un
cortejo de curiosos y de gente sin escrúpulos que aprueba la injusticia. Pero, a pesar de su debilidad, avanza sudoroso y sediento, con una sed de amor.
Nosotros, ahora, no podemos permanecer impasibles ante el Señor que carga con todas nuestras debilidades. Porque la cruz, que era signo de oprobio, va a ser instrumento de nuestra salvación. Y al contemplar a Jesús sentimos en nuestro interior, una vez más, su invitación constante: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz de cada día y sígame».
Jesús la carga sin un gesto de desagrado, más lleno de amor que de dolor. Es el medio designado por Dios para redimir al mundo. Mira dentro de sí a Dios y le dice: Padre en obediencia a ti y por tu amor, la abrazo. Le miraba presente dentro de sí mismo y la divina presencia le mantenía sereno y constante en el amor.
Y ¿yo cómo acojo la cruz de cada día, las pequeñas pruebas o grandes de nuestro matrimonio, miro dentro de mi esposo/a y veo a Dios en su corazón y lo abrazo? ¿o cargo con resignación lleno de gestos de desagrado y descontento, pensando en lo a gusto que me quedaría si pudiese quitármelo de encima?
¿Cómo actúo ante el peso de los pecados del esposo?:
– No acepto su debilidad. No estoy dispuesto a aguantar sus ofensas, ni sus carencias y pecados. Me centro en mi autocompasión, y escucho a Satanás el acusador: “Cuánto dolor te ha causado. Merece un castigo. Tiene que corregir y tiene que cambiar de una vez… antes de perdonarle.”
– O por el contrario, ¿Me echo sobre mis espaldas su pecado por amor, uniéndolo al Sacrificio de Cristo para su redención?, ¿Miro al Padre aceptando de buen grado y por obediencia esa situación como voluntad suya?
Jesús es camino, verdad y vida. Si no sigo su camino de cruz, no veré la verdad y no alcanzaré la vida.

Oración

Señor ayúdame a tomar mi cruz, la de cada día, la que tanto me cuesta y tanto me santifica. Que no le tenga miedo a la cruz, a esa cruz del dolor, de la enfermedad, de las incomprensiones… Que sepa ver en ella Tu voluntad; porque la cruz, llevada con amor es santificante, es redentora. Enséñame, Señor, a amar la cruz, a abrazarme a ella. Que nunca deje de mirarte y acepte las actitudes y debilidades de mi esposo, por adversas y dolorosas que sean, como voluntad Tuya para nuestra santificación y la de nuestros hijos.

V/ Señor, pequé.
R/ Señor, ten piedad de mí y de mi familia.

Unido a ti en mí. Comentario para Matrimonios: Mateo 6, 7-15

EVANGELIO

Vosotros orad así.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 6, 7-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros rezad así:
«Padre nuestro del cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos han ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal».
Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

Unido a ti en mí.

Jesús nos revela que Dios es un Padre bueno que nos ama y quiere nuestro bien. Es tan consolador… Basta con entrar en contemplación y tener una conversación amorosa con Él. Un Padre que me sustenta cada día, que me consuela, que me perdona, que me eleva… Miro en lo más profundo de mí, silencio lo exterior del mundo y despierta mi alma en el encuentro con Él. Ahí está Él, dentro de mí, ahí está Su reino. Su casa en mí. Está muy vivo y convive conmigo, y puedo mantenerme unido durante el día a pesar del bullicio.
Convencido de su presencia en mí, comienza el camino de la unión con Él a través de mi esposo, mi hermano.

Aterrizado a la vida matrimonial:

María: Rezando el Padrenuestro a tu lado, me siento pequeña. Nos veo como dos niños cogidos de la mano, mirando hacia arriba al Padre que los cuida y protege.
Pedro: Yo me siento más unido a ti por Él. Es ese sentimiento de ser familia de Dios tú y yo. Me parece una pasada. Es precioso. Los dos provenimos de Él, nos parecemos a Él, compartimos el Amor de un Padre que nos quiere.
María: A mí me encanta que los dos persigamos amarle, llenarnos de Él, que triunfe Su Corazón. Me encanta que los dos vayamos en Su nombre, que defendamos Su nombre, que le adoremos juntos… Me une tanto a ti…
Pedro: Y a mí, que seas Su hija. Es una maravilla, Él me entrega Su tesoro de hija. Me encanta.
María: Desde hoy rezaré el Padrenuestro contigo, de otra manera.

Madre,

El mismo Padre y la misa Madre. No nos podemos quejar de tanta generosidad como tiene Dios con nosotros. Alabado sea nuestro Padre por siempre. Gloria a Él.