EVANGELIO
El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36
El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz.
El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.
Palabra del Señor.
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Tres, dos o uno.
Lo de que tenemos que ser uno, está claro. Pero muchas veces me preguntaba: ¿Por qué Dios son 3 personas (y un solo Dios), y nosotros, que somos signos del amor de Dios, somos dos? ¿Por qué somos dos y no tres? La respuesta es que, la tercera persona, el Espíritu Santo, lo comparte Dios con nosotros. De esta manera, el amor que nos une es el mismo que les une el Padre y al Hijo. Es decir, que también somos 3, mi esposo, yo y el Espíritu que es quien nos hace uno. La buena noticia es que Dios nos da el Espíritu sin medida a través de Cristo, de manera sobreabundante. Esa es la capacidad de amar que Dios me ofrece por el Sacramento del Matrimonio. Cuando empiezo a vivir ese amor en mi matrimonio, entonces certifico que Dios es veraz, por la experiencia tan maravillosa que me hace vivir.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Carlos: ¿Tú por qué sabes que Dios es real?
Ana: Pues entre otras cosas, por lo que ha hecho en nuestro matrimonio. Nos ha unido de una manera que para nosotros era imposible. Me ha enseñado a mirarte con otros ojos, y sé que a ti también. Antes me mirabas con ojos muy del mundo, me sentía juzgada por tu mirada, tanto físicamente como en mi interior. Ahora me valoras como un don de Dios. Lo noto muchísimo.
Carlos: Eso es real. Eso ha ocurrido entre nosotros, y nadie nos puede negar que el Señor ¡Está vivo!
Madre,
Me siento súper amado por Dios, noto Su amor en lo que me da, en Su presencia en el día a día y entre nosotros. Es impresionante cuánto me da, cuánto se da. ¡Alabado sea el Señor!
Puede que quizá el Espíritu Santo sea el más olvidado o el menos invocado. Fuera del Gloria y alguna que otra oración apenas se le rece e implora.
Sin embargo el Espíritu Santo, Dios mismo, está De continuo derramando su gracia y velando por nosotros. El amor de Dios esa así.
Por eso, en el matrimonio, los esposos deberán invocarlo, tenerlo presente y darle gracias.
Alabado sea y glorificado el Espíritu Santo.
Virgen María!, Madre Ntra., ayúdanos anser constantes en adorar y querer al Espíritu Santo.
Si lis dos creemos en el matrimonio y podemos ser diferentes pero hay un amor que es más fuerte que el terrenal. El se ha acercado más a la Iglesia, comulga, participa y nos cuidamos mucho pero hay una fuerza diferente que nos une y es el amor de Dios y que hermoso que seamos tres 3 con el Espíritu Santo y ello nos hace uno .