Archivo por días: 27 junio, 2025

Busquemos al perdido. Comentario para Matrimonios: Lucas 15, 3-7

Abierta la inscripción de la peregrinación a Fátima: haz click AQUÍ

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio del día

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 15, 3-7

En aquel tiempo Jesús dijo esta parábola a los escribas y fariseos. ¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas, si pierde una de ellas, no deja las 99 en el desierto, y va a buscar la que se perdió hasta que la encuentra? Y cuando la encuentra, la pone contento sobre sus hombros; y llegando a casa, convoca a los amigos y vecinos, y les dice: «Alegraos conmigo, porque he hallado la oveja que se me había perdido.» Os digo que, de igual modo, habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no tengan necesidad de conversión.

Busquemos al perdido.

En la vida matrimonial, también hay “ovejas perdidas”. A veces no se trata de grandes faltas, sino de momentos en que uno de los esposos está “desconectado” de su esposo/a porque se ha sentido herido o incomprendido por el otro y se ha refugiado en su yo, sintiéndose víctima del otro.
Esta parábola del Buen Pastor nos invita a los esposos, a salir siempre de nuestro orgullo y egoísmo e ir al encuentro del que está “desconectado” y no sabe o no ve como volver…
El Señor nos pide que siempre tendamos puentes, que siempre busquemos la comunión, que no nos cansemos de perdonar sin condiciones y de pedir perdón
Y cuando actuamos así cuando se restablece el lazo, cuando se reconcilian las heridas y se reencuentran las miradas… también hay fiesta en el cielo. Porque no hay alegría más grande que el amor que vuelve a casa después de haberse extraviado.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Paloma: (Entrando en casa muy nerviosa después de un duro día de trabajo) Alfonso ¿has hecho lo que te pedí?
Alfonso: lo siento cariño, no he tenido ni un segundo hoy.
Paloma: Siempre lo mismo; nunca tienes tiempo para lo que te pido yo; seguro que sí que has tenido tiempo para ir a ver a tu madre y hacer tus cosas. Estoy muy harta. Eres un pedazo de egoísta. (Paloma pega un portazo y se encierra en el cuarto).
Alfonso: (Viendo que su esposa está nerviosa reza por dentro) Señor, ayúdame a ver a Paloma con tus ojos. Ayúdame a comprenderla y, sin juzgarla, saber que, cuando menos se lo merece, como ahora mismo, es cuando más me necesita; dame fuerzas para ir a su rescate.
Alfonso: (Deja un tiempo prudencial y va a la puerta de su cuarto) Cariño, perdóname, ya sabes que soy un poco desastre y me organizo muy mal y por eso no me ha dado tiempo a hacer lo que me pediste, pero te aseguro que mañana lo hago sin falta.
Paloma: (Saliendo ya del cuarto) Bueno, perdóname tú. He venido muy nerviosa y lo he pagado contigo. No sabes lo que me ayuda que, cuando estoy que no me aguanto ni yo, en vez de meter cizaña, seas comprensivo y vengas en mi rescate.
Alfonso: esa es mi Palomita.
Paloma: Llevábamos varios días sin hacer oración conyugal y esto se nota enseguida. Esta noche, sin falta, reanudamos nuestra oración. ¿Te parece?
Alfonso: por supuesto que me parece. Muchas gracias por recordármelo.

Madre,

Ayúdame a aprender a amar nos pide tu Hijo, saliendo al encuentro de mi esposo/a una y otra vez, aun cuando menos se lo merece. De Tu mano el amor siempre puede ser reencontrado. Alabado sea Dios que es Amor.