Archivo por días: 4 junio, 2025

El precioso anhelo de la comunión. Comentario para matrimonios: Juan 17, 11b-19

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ

Evangelio de día

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 17, 11b-19

En aquel tiempo, levantando los ojos al cielo, oró Jesús diciendo:
«Padre santo, guárdalos en tu nombre, a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros.
Cuando estaba con ellos, yo guardaba en tu nombre a los que me diste, y los custodiaba, y ninguno se perdió, sino el hijo de la perdición, para que se cumpliera la Escritura. Ahora voy a ti, y digo esto en el mundo para que tengan en sí mismos mi alegría cumplida.
Yo les he dado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No ruego que los retires del mundo, sino que los guardes del maligno. No son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad: tu palabra es verdad. Como tú me enviaste al mundo, así yo los envío también al mundo. Y por ellos yo me santifico a mí mismo, para que también ellos sean santificados en la verdad».

El precioso anhelo de la comunión

Al leer este evangelio, del corazón brota una enorme acción de gracias al Señor por su inmenso amor, por cómo nos cuida y vela por nosotros para que no nos perdamos. ¡Cuanto desea guardarnos en la unidad, en Su Corazón! El Padre ha puesto en nuestro corazón de esposos un anhelo grande de comunión, de intimidad; y ese anhelo sólo se cumple si estamos unidos al Padre en Jesús.
Del mundo nos viene el deseo de dominio sobre el otro, de quedar por encima, de imponernos, de usarnos. De Dios, el deseo de ser humildes, mansos, humildes; de ser como Jesús.
Los esposos estamos llamados a custodiarnos el uno al otro, a guardarnos; como Jesús lo hace.
Gracias Señor por mostrarnos el camino, por acompañarnos y darnos la gracia a través de los sacramentos, en la Eucaristía, en nuestro sacramento del matrimonio; y en la oración. Gracias por guardarnos en la unidad.
Contigo podemos estar en el mundo y no ser del mundo. Darte gloria, que es para lo que fuimos creados. Bendito seas.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

María: Te veo muy pensativo. Venga anda dime lo que tienes en el corazón.
Tomás: Estaba pensando que cuando te veo como un don que Dios me ha dado, cuando te veo como mi Ayuda Adecuada en todo momento, experimento una gran paz y me emociona pensar lo que estamos llamados a vivir, y también lo que estamos viviendo. No se si se explicarlo bien.
María: claro que sí, lo entiendo perfectamente. A mi también me pasa. ¿Y a que seguro que cuando empiezas a mirarme no tan bien se mete la duda en tu corazón y la división empieza a rondar, y con ella los criterios del mundo se hacen con el poder?
Tomás: Pues sí, y tú ¿cómo sabes eso?
María: Pues porque a mí también me pasa. Por eso es tan importante que estemos en gracia, y que compartamos lo que nos ocurre para poder ayudarnos.
Tomás: La verdad es que desde que hemos descubierto lo potente que es estar en gracia: ir juntos a misa, confesarnos y vivir nuestro matrimonio como una entrega y acogida en pequeños detalles, nuestra vida ha dado un vuelco.
María: Sí, una locura estar en el mundo pero no ser del mundo. Cuánto nos cuida nuestra Madre.

Madre,

guárdanos en la unidad, cúbrenos con tu manto y protégenos para que estemos siempre en comunión con tu Hijo; en la unidad que anhelamos y que sólo Él nos puede dar.