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Evangelio del día
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
«A Isabel se le cumplió el tiempo del parto y dio a luz un hijo. Se enteraron sus vecinos y parientes de que el Señor le había hecho una gran misericordia, y se alegraban con ella. A los ocho días vinieron a circuncidar al niño, y querían llamarlo Zacarías, como su padre; pero la madre intervino diciendo: «¡No! Se va a llamar Juan». Y le dijeron: «Ninguno de tus parientes se llama así». Entonces preguntaban por señas al padre cómo quería que se llamase. Él pidió una tablilla y escribió: «Juan es su nombre». Y todos se quedaron maravillados. Inmediatamente se le soltó la boca y la lengua, y empezó a hablar bendiciendo a Dios. Los vecinos quedaron sobrecogidos, y se comentaban todos estos hechos por toda la montaña de Judea. Y todos los que los oían reflexionaban diciendo: «Pues ¿qué será este niño?». Porque la mano del Señor estaba con él. El niño crecía y se fortalecía en el espíritu, y vivía en lugares desiertos hasta los días de su manifestación a Israel».
Estaba con él.
Hoy celebramos el día de San Juan Bautista, que saltó en el vientre de su madre Santa Isabel cuando el saludo de María llegó hasta él. Señor, haz que sepamos reconocerte así en cada momento de nuestra vida. Que estemos siempre dispuestos a dar nuestro «Sí» hasta las últimas consecuencias, hasta ser capaces de dar nuestra vida por defender tu plan de Amor para el matrimonio. Pero solos no podemos, no apartes Tu Mano de nosotros.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Paco: Clara, que fuerte que san Juan Bautista diera su vida por defender el matrimonio, no tuvo «respetos humanos» ni «pelos en la lengua», sino que defendió la enorme dignidad que tiene nuestro sacramento, la importancia de la unidad y la fidelidad a nuestro vínculo.
Clara: Es el primer mártir por defender el matrimonio. Imagina los frutos que ha dado cada gota de su sangre derramada. Y nosotros ¿vamos a quedarnos sentados viendo como tantos matrimonios tiran la toalla y se divorcian?
Paco: Creo que tenemos claro el camino a seguir, ¡hay tanto por hacer! Vamos a entregarnos a fondo en la misión de la Virgen. Si te parece bien, podemos llamar a nuestros pastorcitos de grupo y decirles que cuenten con nosotros para lo que necesiten.
Clara: ¡Ay Paco, que emoción! Me parece una idea preciosa. Demos muchas gracias a Dios por los frutos que la oración conyugal y los sacramentos están dando en nuestro matrimonio, es la hora de compartir este regalo que la Virgen está dando a nuestra familia ¡Vamos allá, a la misión!
Madre,
Que nuestra alma también proclame la grandeza del Señor, que nuestro espíritu se alegre en Dios nuestro Salvador, y Él se complazca mirando nuestra humildad. ¡Gloria a Dios!