Archivo por meses: enero 2024

Hasta rasgar el cielo. Comentario para Matrimonios: Marcos 1, 7-11

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EVANGELIO

Tú eres mi Hijo amado, en ti me complazco.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 1, 7-11

En aquel tiempo, proclamaba Juan:
«Detrás de mí viene el que es más fuerte que yo y no merezco agacharme para desatarle la correa de sus sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo».
Y sucedió que por aquellos días llegó Jesús desde Nazaret de Galilea y fue bautizado por Juan en el Jordán.
Apenas salió del agua, vio rasgarse los cielos y al Espíritu que bajaba hacia él como una paloma. Se oyó una voz desde los cielos:
«Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».

Palabra del Señor.

Hasta rasgar el cielo.

Contemplamos hoy esta bella imagen de la Santísima Trinidad: El Hijo es bautizado por Juan, se rasgan los cielos y aparece el Espíritu Santo y la voz del Padre que lo bendice diciéndole que “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco” en ese ejemplo de amor del Padre hacia el Hijo. Decía Benedicto XVI que “Su comunión (de Cristo) con la voluntad del Padre abre el cielo, porque es el cielo el lugar del cumplimiento de la voluntad de Dios”.
Por tanto, también nosotros podemos “abrir el cielo” si acogemos la voluntad de Dios para nuestra misión conyugal. También nosotros tenemos un predilecto, que es nuestro esposo, y también Dios, en nuestro bautismo hizo bajar el Espíritu Santo sobre nosotros. Contemplamos la escena y la llevamos a nuestra vida conyugal.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Pedro: (Rezando) Señor, hay muchas veces que no entiendo lo que pasa entre mi esposa y yo. Hay muchas veces que no comprendo qué le pasa, hay otras muchas que lleva cuentas del mal sin que se le olvide nada y no ve lo mucho que me esfuerzo y lo mucho que la quiero. Hay otras muchas veces que vuelvo a hacerle daño aunque no quiero, y otras muchas que me sorprendo a mí mismo pensando en mí otra vez en lugar de pensar en ella…Pero Señor, yo quiero hacer Tu voluntad por encima de todo, aunque no entienda nada, aunque sea tan torpemente, aunque no sea capaz con mis fuerzas. Quiero que lo sepas. Te pido con toda mi ilusión, que se haga Tu voluntad, hasta rasgar el cielo. Amén.

Madre,

A ti suspiramos, gimiendo y llorando, en este valle de lágrimas… vuelve a nosotros esos Tus ojos misericordiosos, y después de este destierro, muéstranos a Jesús… Ruega por nosotros Santa Madre de Dios para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Sólo adorarle. Comentario para Matrimonios: Mateo 2, 1-12

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EVANGELIO

Venimos a adorar al Rey
Lectura del santo evangelio según san Mateo 2, 1-12

Habiendo nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
– «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y, venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenia que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
– «En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
«Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las poblaciones de Judá, pues de ti saldrá un jefe que pastoreará a mi pueblo Israel»».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
– «ld y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.

Palabra del Señor.

Sólo adorarle.

Los Magos buscan a Jesús, y Herodes también, pero sus motivaciones son diferentes. Cuando buscamos a Jesús sinceramente, todo lo que nos rodea lo utiliza Dios para ayudarnos a encontrarlo. En cambio, cuando nuestra intención no es recta, como en el caso de Herodes, Dios no permitirá que trunquemos Su plan.
Mi esposo es uno de los medios principales que Dios me pone para que llegue a Él. Según mi intención, puede que me ayude o puede que al revés, me despiste del camino correcto. Tiendo a pensar que mi matrimonio depende del comportamiento de mi esposo, pero lo que me ayudará o no a encontrarme con el Señor es el mío. Vemos que, aunque la intención de Herodes no era buena, sin embargo, ayudó sin querer a los Magos a encontrar al Niño. Dios se vale de todo para llevarme a Él, si mi intención es buena. ¿Y cuál debe ser ante todo mi intención? Adorarle y darle gracias.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mamá: Buenos días, Pablito. ¿Ya te has levantado, tan temprano?
Pablito: Mamá, ¿Qué regalos le trajeron los Reyes a Jesús?
Mamá: Oro, incienso y mirra.
Pablito: ¡Uf! ¿Por qué no le trajeron juguetes como a nosotros?
Mamá: Son regalos que representan quién era aquel Niño. El oro representa que era Rey, el incienso que es hijo de Dios, y la mirra que iba a morir como Hombre por nosotros. Con esos regalos le adoran y le dicen: Tú eres Rey, eres Dios y eres Hombre.
Pablito: Nosotros ¿podemos adorarle también?
Mamá: Podemos y debemos. Sólo se debe adorar a Dios, y todo debemos hacerlo por Él y para Él. Cada cosa que hacemos deben ser regalos para Él en los que reconozcamos que es nuestro Rey, que es nuestro Dios y que es el modelo perfecto de Hombre al que tenemos que seguir.
Pablito: ¿Cuándo os vais a levantar para ver si han llegado los Reyes?
Papá: Nos levantaremos ya, pero antes, llama a tus hermanos y vamos a darle gracias a Jesús por este día tan bonito y esta familia que nos regala. Vamos todos al Belén a adorar al Niño como cada mañana y después iremos al árbol a ver si debajo hay regalos ¿Vale?
Pablito: Sííí. (Se va saltando) ¡Queremos ver los Reyes, queremos ver los Reyes, queremos ver los Reyes…!

Querido Padre,

Dios del cielo y de la tierra: En esta santa Navidad te queremos dar gracias por tanto amor. Gracias por nuestra familia y por nuestro hogar. Bendícenos en este día tan especial. Estamos aquí reunidos para adorar al Niño Dios y darle gracias por venir a nuestro mundo a rescatarnos. Que te glorifiquemos con nuestras vidas. Amén.

Mirado por Dios. Comentario para Matrimonios: Juan 1, 43-51

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EVANGELIO

Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 43-51

En aquel tiempo, determinó Jesús salir para Galilea; encuentra a Felipe y le dice:
«Sígueme»
Felipe era de Betsaida, ciudad de Andrés y de Pedro. Felipe encuentra a Natanael y le dice:
«Aquel de quien escribieron Moisés en la Ley y los profetas, lo hemos encontrado: Jesús, hijo de José, de Nazaret».
Natanael le replicó:
«¿De Nazaret puede salir algo bueno?»
Felipe le contestó:
«Ven y verás».
Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él:
«Ahí tenéis a un israelita de verdad, en quien no hay engaño».
Natanael le contesta:
«¿De qué me conoces?»
Jesús le responde:
«Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la higuera, te vi».
Natanael respondió:
«Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey de Israel».
Jesús le contestó:
«¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera, crees? Has de ver cosas mayores».
Y le añadió:
«En verdad, en verdad os digo: veréis el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

Mirado por Dios.

Natanael fue mirado por Dios cuando estaba bajo la higuera. Él había experimentado Su llamada en ese momento. Jesús responde como Dios a Natanael que venía con las dudas de los hombres. No se molesta en darle explicaciones sobre que en realidad era nacido en Belén, sino que hace referencia a la llamada divina de Natanael.
Ahí, en mi llamada, es donde debo tener puesta mi mirada, y no en los razonamientos humanos que pueden hacer que me pierda.
Señor, Tú eres el Hijo de Dios.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Almudena: Mira que somos guerreros. Siempre criticando lo que hace o dice la Iglesia… Como el Evangelio de hoy… Que si Jesús es de Nazaret, ya no puede venir de Él nada bueno…
Jaime: Tienes razón. Conocemos la sacralidad de nuestro matrimonio y no lo estamos viviendo en plenitud.
Almudena: Yo me pregunto: Si Jesús nos mirase ahora ¿diría que somos unos esposos coherentes con la vocación tan inmensa que hemos recibido?
Jaime: Creo que aún nos queda un ratito… Así que, tú y yo, centrémonos en ser coherentes con nuestra llamada y veremos y haremos ver cosas mayores. Así sí que daremos testimonio de la verdad.
Almudena: Amén.

Madre,

Quiero ser coherente con la grandeza de la misión de esposo que Dios me ha encomendado. Ayúdame a ir al Señor. Alabado sea por siempre.

¿Qué busco? Comentario para Matrimonios: Juan 1, 35-42

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EVANGELIO

Hemos encontrado al Mesías
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 35-42

En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«¿Qué buscáis?»
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?»
Él les dijo:
«Venid y lo veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».

Palabra del Señor.

¿Qué busco?

¿Qué buscáis? Es esa la pregunta clave. Dios ha sembrado en mí unos anhelos que me impulsan a buscar y cuando dejen de tirar de mí, me habré quedado sin vida. ¿Que busco? ¿Paz, justicia, abundancia, dignidad, bienestar, confianza, comunión? Detrás de cada uno de estos anhelos la respuesta no estará en otro lugar que en Cristo. Busca, busca sinceramente y acabarás siguiéndole a Él.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Juan: Tere, he descubierto que esta llamada que experimento dentro de mí no es mala. No tengo que acallarla, sino que tengo que aprender a orientarla adecuadamente.
Teresa: ¿Cuál es tu llamada? La mía es la comunión. Deseo vivir una relación profunda contigo y no acabo de lograrlo. Por eso me frustro.
Juan: Te frustras porque para alcanzar la comunión utilizas un camino inadecuado. ¿Cuál utilizas?
Teresa: Normalmente el de la exigencia, la acusación y el reproche.
Juan: Gracias por tu sinceridad. El camino adecuado es hacer todo lo que haces por amor, por deseo de entrega tuyo o mejor dicho, de Dios a través de ti. Haz eso y verás los resultados.
Teresa: Vale. Y cuál es tu anhelo.
Juan: El mío es el de la paz, y la busco por el camino equivocado de la pereza. A mí me toca practicar la diligencia. Pero me alegro mucho de saber que estoy bien hecho y que este deseo que tira de mí, es bueno.
Teresa: Sí, eso anima mucho. Gracias por compartirlo, Juan. Pero ¿cómo corregir el camino?
Juan: Para eso hay sólo una respuesta: Cristo.

Madre,

Todos buscamos a Cristo porque sólo en Él está la salvación. Alabado sea el Niño Dios.

Recupera la alegría. Comentario para Matrimonios: Juan 1, 29-34

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EVANGELIO

Este es el Cordero de Dios
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 29-34

Al día siguiente, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:
«Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: «Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo» Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».
Y Juan dio testimonio diciendo:
«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: «Aquél sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo.» Y yo lo he visto, y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios».

Palabra del Señor.

Recupera la alegría.

Hoy me siento a contemplar cuánto me ama Dios, que me creó un alma para albergarle a Él, que envía a Su Hijo y me envía también Su Espíritu para que sea bautizado con Él. ¡Cuánto me ama Dios! ¡Cuánto me ama Dios! ¡Cuánto me ama Dios! … (Repítelo despacio hasta que recuperes la alegría).

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Ana: Perdóname por cómo te he hablado y las cosas que te he dicho.
Manu: Te perdono. ¿Me perdonas tú a mí también?
Ana: Sí, te perdono.
(Pasado un rato no había alegría en el corazón de Manu, pero se confesó y el sacerdote le mandó como penitencia ponerse ante el Señor y sentirse amado por Él. Manu lo hizo y recuperó la alegría en su corazón).

Madre,

Nos has traído y nos traes cada Navidad la alegría a nuestros corazones. Gracias, bendita Madre.