Archivo por días: 11 enero, 2024

De nuevo. Comentario para Matrimonios: Marcos 1, 40-45

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EVANGELIO

 

La lepra se le quitó, y quedó limpio
Lectura del santo Evangelio según San Marcos 1,40-45

En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:
– «Si quieres, puedes limpiarme».
Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:
– «Quiero: queda limpio».
La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio.
Él lo despidió, encargándole severamente:
– «No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu, purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a el de todas partes.

Palabra del Señor.

De nuevo.

Una de las maravillas más brutales de nuestra fe católica es que podemos ser limpiados y empezar de nuevo. Es el milagro espectacular de la Confesión. Parece mentira que haya gente que no se confiese con frecuencia para disfrutar de ese milagro. Se recupera la gracia santificante y se recibe una gracia extra que fortalece las potencias del alma. Obviamente luego hay que luchar en un camino de purificación recurriendo también a la gracia, o si no, volveré siempre a lo mismo.
Otra de las maravillas brutales es que estamos llamados a perdonarnos mutuamente los esposos. Esto es imprescindible para que pueda subsistir un matrimonio. Devuélvele la dignidad a tu esposo para que pueda empezar de nuevo y alabar a Dios.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Clara: Ya me había confesado, el Señor me había perdonado y era un alivio tremendo, pero hasta que no me has perdonado tú y te has reconciliado conmigo, no he vuelto a estar en paz. Necesito estar reconciliada contigo para estar bien.
Javier: Yo también te necesito muchísimo. Cuando estás distante no estoy bien. Necesito sentirme uno contigo, y cuando hay resentimiento en tu corazón, me falta la vida.
Clara: Ya, es que para perdonar de verdad hay que amar de verdad. Y yo, te amo de verdad.

Madre,

El Señor no se puede resistir cuando le necesitamos y acudimos a Él con fe. Danos más fe, Madre.