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Un cambio drástico. Comentario para Matrimonios: Mateo 8, 5-11

EVANGELIO

 

Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: “Ve”, y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

ANUNCIO EN

MÁLAGA: 3 Dic Parroquia San Gabriel, a las 20:30.

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Un cambio drástico.

Estamos espiritualmente enfermos, y necesitamos una sanación. El adviento es tiempo de sanación, es un tiempo para controlar nuestros deseos desordenados y dejar cabida a la acción de Dios en nuestros corazones. Pero no vamos al adviento con pereza, o con resignación. A partir de hoy tiene que haber un cambio drástico en nuestra manera de comportarnos, una moderación drástica en nuestras comida y bebidas, pero también en nuestros apetitos de grandeza desordenada o de apetito de las cosas pasajeras.

En el comercio ha habido ya un cambio drástico para llevarnos al contrario, a un mayor consumismo. Y a nosotros, los cristianos, nos toca luchar más drásticamente contra todo esto porque nosotros nos adentramos en un tiempo de espera porque, aunque no somos dignos, tenemos mucha fe en recibir en nuestra casa lo más grande: ¡A Dios mismo! Ya habrá tiempo para celebraciones, pero ahora toca la renuncia y la privación para preparar nuestro corazón.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alfonso: Antiguamente, las cosas de Navidad empezaban a aparecer en los comercios en fechas más próximas a las fiestas, pero ahora, con eso del Black Friday, han conseguido que todo empiece a moverse un mes antes.
Todo esto embota el corazón, nos distrae de lo verdaderamente importante, pero nosotros ¿cómo vamos a vivir este adviento? No nos hemos sentado a planificarlo.
Patricia: Me parece una muy buena reflexión por tu parte. Mi propuesta: Eliminamos los caprichos, y comemos y bebemos lo estrictamente necesario. Nada de dulces, nada de frutos secos y los snacks, fuera las pizzas, fuera el pan, fuera las carnes grasas y bebemos agua siempre en las comidas. En nuestro temperamento cuidaremos especialmente la mansedumbre, la moderación en nuestras actitudes y nos centraremos especialmente en los trabajos más humildes y sencillos para hacerlos con especial cuidado.
Alfonso: Me parece fenomenal. Tenemos que tomar conciencia a diario de que estamos en un tiempo de espera preparándonos para el gran día.
Laura: Mamá, y ¿vamos a poner este año la corona de adviento?
Patricia: Por supuesto, hijo. Hoy encenderemos la vela morada, que ayer no lo hicimos, y a partir de ahora, cada domingo encenderemos una. También pondremos cada día un garbanzo representando los sacrificios que hemos ofrecido en el día por nuestra familia.
Laura: Gracias, Mamá. ¿Puedo encender yo la vela? Bueno, mejor no, que la encienda mi hermanita pequeña, así podré ofrecer mi garbanzo de hoy.

Madre,

Queremos prepararnos bien este adviento, para recibir al Niño Dios con más alegría que nunca. Alabado sea el Señor.