EVANGELIO
Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29
Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?».
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado».
Palabra del Señor.
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Jornada “loveal”.
Los griegos y los romanos daban más importancia al ocio que al neg-ocio (o negación del ocio). Si considero el trabajo como un tiempo dedicado a ganar el alimento que perece y el ocio como descanso en el que recupero fuerzas para volver al trabajo, ¿cuándo me ocupo de ganar aquello que perdura para la vida eterna? Tengo que entender que a casa no vuelvo a descansar, sino a la “negación del ocio” más fructífera del día. Vuelvo de la jornada “labor-al” (relativa a la labor) y entro en la jornada “love-al” (relativa al amor). Amor al esposo, a la familia y amor a Dios. ¿Busco a Jesús? ¿Cómo? Y ¿Por qué? Ese rato con Dios para estar con Él, no sólo para pedirle ni para recibir consolaciones. Y con el esposo igual ¿Le busco? ¿Cómo? ¿Por qué? A partir de ahora tomaré más conciencia del valor de mi jornada “love-al”.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Juanjo: Bueno, llegando a casa. Eso significa que empieza la parte más importante de mi día. (Llama a Alicia, su esposa, desde el coche) ¡Hola cariño! ¿Dónde estás?
Alicia: Sigo en el trabajo, y me queda un rato para salir. Estoy agotada.
Juanjo: Muy bien, cariño. No te preocupes que yo ya voy de camino a casa. (Cuelga y se queda pensando: Estoy esforzándome en el trabajo para ver si consigo un ascenso. En mi casa tengo la oportunidad de trabajar simplemente por amor a mi esposa y a mis hijos. Voy al trabajo para ganar dinero, pero lo que gano trabajando en casa es ver a mi esposa más contenta, más relajada, más feliz. Es ver crecer a mis hijos y ayudarles con mi esfuerzo. Eso no tiene precio. Luego tenemos nuestro ratito con el Señor. Muchas veces, no siento nada pero ¿qué más quiero que tener la oportunidad de estar con Él? Te doy gracias Señor por esta oportunidad de hacer algo “no retribuido”. De poder entregarme por alguien, por amor a alguien. Eso me reconforta.)
Madre,
Creo en Jesús, creo en la conversión de mi corazón para que desee entregarse. Señor, dame la gracia. Amén.