Archivo por meses: noviembre 2021

Muy especial. Comentario para Matrimonios: Mateo 4, 18-22

EVANGELIO

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 4, 18-22

En aquel tiempo, pasando Jesús junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.
Les dijo:
«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.
Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Palabra del Señor.

 

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Muy especial.

Hoy es San Andrés Apóstol, y el Evangelio relata su llamada. En otro relato, cuenta el primer encuentro de Andrés con Jesús, y cómo el apóstol recordaba hasta la hora en que sucedió. Debió ser una experiencia muy especial para él, que le llenaría el alma de felicidad y de gozo. La llamada de Dios es así, personal, a un plan exclusivo y grandioso.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Jose, ¿cómo viviste tú la llamada de Dios a tu vocación?
José : ¿Cómo la viví? Maravillosamente. Recuerdo el día que nos conocimos, fue el día que menos me esperaba, y resultó ser muy especial. ¿Recuerdas? Estaba bailando y llegaste tú. La verdad es que nos lo estábamos pasando genial, haciendo el tonto y partidos de risa… Y te vi acercarte desde lejos. Me quedé impresionadísimo por tu belleza. Me pregunté ¿Qué hace una chica tan preciosa en este sitio? Aquel día estuvimos de broma y nos reíamos. Me encantó tu dulzura, tu mirada, tu inocencia… Pero yo había quedado con mis padres en ir a cenar, así que me tuve que marchar. Cené a traganudo y volví, tan rápido, que me pasó lo que nunca me había pasado: Me caí por las escaleras…
Marta: Yo recuerdo el día que me hablaste de boda por primera vez. Fue al poco de conocernos. Me sorprendió mucho que lo tuvieras tan claro.
José: Sí. Había algo (ahora sé que es Alguien) que me decía que ibas a ser mi esposa. También recuerdo el día de nuestra boda como algo increíble. Era mi llamada, que me llenó el alma de alegría y de gozo. Estaba pletórico.
Marta: Sí, nunca he ido a una ceremonia de boda tan bonita como la nuestra. Y además, la homilía ha significado mucho para nosotros ¿Verdad?
José Luis: Sí. Parecía que nos hablaba de muchas cosas que estamos viviendo ahora. Estábamos llamados a ello, y nosotros a por uvas…
Marta: Jajaja, sí. Pero qué importante es renovar esa llamada. Mantener la ilusión. Revivir aquellos momentos pero desde nuestra madurez. Responder a aquella llamada con un amor cada día más verdadero, más profundo, más como Dios quiere.

Madre,

Doy gracias a Dios por mi vocación. Sé que la he “maltratado” muchas veces y he renegado de ella. Lo digo con tristeza, porque sé que ha sido por la dureza de mi corazón. Pero Madre, reconozco en ella una llamada muy especial de Dios a algo de lo que no soy digno. ¡Alabado sea el Señor!

La importante espera. Comentario para Matrimonios: Mateo 8, 5-11

EVANGELIO

Vendrán muchos de oriente y occidente al reino de los cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 5-11

En aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:
«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».
Le contestó:
«Voy yo a curarlo».
Pero el centurión le replicó:
«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le digo a uno: «Ve», y va; al otro: «Ven», y viene; a mi criado: «Haz esto», y lo hace».
Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:
«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos».

Palabra del Señor.

 

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La importante espera.

El adviento es un tiempo de deseo. Hay un desequilibrio en nosotros por causa de una carencia, y deseamos recuperar la estabilidad, es decir, alcanzar la satisfacción. Los deseos son consecuencia de nuestra finitud hasta que llegue la satisfacción plena, o infinito. Siempre que tengan esta orientación, son buenos. Por eso es bueno alimentar ese deseo, no adelantar las celebraciones, y experimentar durante un tiempo la insatisfacción de estar carentes de lo más grande. El adviento nos ayuda a ordenar nuestros deseos, pues es un tiempo para controlar los terrenales y poner en el centro el deseo del Eterno.
Y ahí es donde entra en juego la fe. Cuando mi deseo del Eterno se ve casi colmado por la fe, encuentro una estabilidad y una satisfacción en mi vida, que no tiene comparación. Por eso, los cristianos, este adviento, deseamos ante todo recibir al Niño Dios.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ángel: Cariño, vivir el adviento, me ayuda a vivir de otra manera nuestra relación imperfecta. El adviento representa un tiempo en el que deseo algo más grande, Alguien que colme mi necesidad de vivir contigo el matrimonio como Dios lo pensó.
Sofía: Anda, que te estás volviendo de un místico…
Ángel: Te hablo de que el deseo que tenemos que alimentar este adviento, es que va a venir el Niño Dios para hacer posible nuestra unión como Dios la había pensado para ti y para mí. Es cierto que ahora no lo estamos viviendo del todo, pero tenemos que renunciar a cualquier otro deseo y alimentar ese, ilusionarnos y confiar en que Dios estará con nosotros en todo momento.
Sofía: Ah! Ya veo. Tú no te conformas con poco ¿Eh? Tú siempre apuntando alto…
Ángel: ¡Equilicuá!
Sofía: Me encanta. Este adviento me sumo a tu deseo.

Madre,

Que importante es la espera. Adán y Eva no quisieron esperar y perdieron el Paraíso. El amor es paciente, dice San Pablo. Que aprendamos a ser pacientes el uno con el otro hasta que Dios nos dé la gracia de liberarnos del mal. Él vendrá y nos salvará. Lo esperamos con ilusión y confianza. Amén.

Espera -> Esperanza. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 25-28. 34-36

EVANGELIO

Se acerca vuestra liberación.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 25-28. 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.
Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.
Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación.
Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

 

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Espera -> Esperanza.

Vivimos la vida a veces como una carga y nuestras dificultades en nuestro matrimonio como una mala suerte. Pero hoy el Señor nos dice que se acerca nuestra liberación. Y todo lo que vivimos son oportunidades para alcanzarla. No desaprovechemos estas ocasiones para amar y recibir a Cristo como se merece. Gracias Señor por esta oportunidad de esperarte para unirme a ti. Amén.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Matrimonio Tutor: Nosotros también buscábamos lo bueno y disfrutar a todas horas. Pero entendimos que la vida no es siempre disfrutar. Hay momentos para llorar, momentos para reír, momentos para disfrutar y momentos para sufrir, momentos para esperar y momentos para recibir… Así es la vida. Y uno tiene dos opciones: Aprovechar y dar gracias sólo por los momentos buenos y vivir condicionados a que lleguen, o aprovechar también los momentos difíciles y acabar dando gracias también por ellos porque de ellos se sacan muchos frutos y muchas satisfacciones.
Ana: Tenéis razón. Si no, se pierde uno la mitad de la vida. Quiero que me enseñéis a saborear también esos otros momentos que de primeras, no se ven tan agradables.
Matrimonio Tutor: Pues mira, ahora empieza el adviento. Es un tiempo de espera, un tiempo de carencia, de austeridad, de sacrificio. Pero vivir bien la espera se llama Esperanza, porque nos preparamos para la venida del Niño, del esperado Mesías, el Salvador. Dios quiere que lo vivamos así, para disfrutar mucho más de Su venida. Vive ahora esta misma situación con tu esposo, sabiendo que algún día, Dios os regalará una unión muy especial.

Madre,

Así deseo esperar al Señor, sin perderme lo más mínimo de lo que venga de Él. No dejes que mi alma se duerma, danos la “cafeína” espiritual para estar despiertos: Con un continuo esfuerzo por no pecar, no ofender a mi esposo y amarle, olvidándome de mí. Concédeme que le ayude a prepararse para recibir también Su abrazo Divino. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

De embota-dos a enamora-dos. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 34-36

EVANGELIO

Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 34-36

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».

Palabra del Señor.

 

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De embota-dos a enamora-dos.

Dios nos lo da todo, también el tiempo, con el propósito de que lo utilicemos para volver a Él. Pero ¡Hay tantas cosas que hacer! Llegan los agobios de la vida que nos embotan la cabeza y nos impiden centrar nuestros esfuerzos en lo importante. Esos problemas que nos tienen tan ofuscados ¿Qué importancia real tienen? Pasarán y el mundo seguirá. ¿Qué ha sido de los problemas de mi tatarabuelo? Nadie sabe nada de ellos ya, y sin embargo a él le tendrían muy preocupado. Centrémonos en lo que permanece y no en lo caduco. Nos quedamos sin tiempo para alimentar nuestro matrimonio y nuestra relación con Dios, nos quedamos sin el tiempo que Dios nos dio para ir construyendo una comunión a imagen Suya.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ana: Es que ya no me da la vida. El trabajo, la casa, los niños, mis padres… Llega la noche y estoy reventada.
Manolo: Ya, Ana, si te entiendo, si a mí me pasa igual. Pero ¿Qué tiempo nos dedicamos el uno al otro? Y ¿Qué tiempo le dedicamos a Dios? Luego nos quejamos de que no somos felices, de que discutimos, que hay malos rollos en casa, que no les estamos dando un buen ejemplo a nuestros hijos. Seamos francos ¿De qué sirve todo lo demás que hacemos si no trabajamos nuestro matrimonio? ¡Es nuestra vocación!, La llamada que Dios nos ha hecho.
Ana: Tienes razón, Manolo. Estamos como encerrados en un círculo vicioso. Esto no puede ser. No, lo digo muy en serio. No puede ser. No nos vamos a dejar llevar por la vida ni por una rutina vacía. Vamos a tomarnos en serio nuestra misión en la vida para no ser unos desgraciados y no hacer desgraciados a nuestros hijos.
Manolo: ¡Esta es mi Anita! Tenemos un proyecto ilusionante por delante. El Proyecto que diseñó Dios para ti y para mí. ¿Qué nos hará descubrir? ¿Qué experiencias quiere que vivamos? Tiene que ser impresionante.
Ana: ¿Sabes? Este nuevo reto me hace un montón de ilusión.

Madre,

El Señor nos anima a que estemos siempre despiertos y que pidamos fuerza. Hoy, como todos los días, hacemos un hueco en nuestros quehaceres, para pedirte que intercedas por nuestros matrimonios, para que el Señor nos envíe fuerzas y apartemos todo esto que embota nuestra mente y como esposos, nos mantengamos en pie ante el Esposo (Con mayúsculas). Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

El verano del amor. Comentario para Matrimonios: Lucas 21, 29-33

EVANGELIO

Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 29-33

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:
«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.
Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.
En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».

Palabra del Señor.

 

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El verano del amor.

El amor no es deslumbrante ni coarta la libertad del amado con grandes aspavientos. Dios es amor y vino al mundo, y la señal era “un niño envuelto en pañales recostado en un pesebre”. Sólo se puede amar desde la humildad, desde la humillación de uno mismo. Lo malo de las grandes estrellas es que todo lo que les rodea queda en sombra, porque brillan tanto… Dios no es así. A veces se ve en la tele a parejas que hacen algo muy llamativo delante de todos, declarando su amor a su cónyuge. Se demuestra más el amor con un nuevo acto al día por un bien común mayor, sin que nadie se entere.
En mi camino de fe, tampoco debo esperar cosas muy llamativas. Cristo lo compara con los árboles diciendo: “cuando echan brotes, os basta verlos para saber que el verano está cerca”. Pues eso. Cuando camino según el Evangelio y veo que empieza a cambiar mi vida, es que Dios está cerca. No lo veo, pero experimento los brotes.
También nosotros, que colaboramos con muchos matrimonios en su camino hacia la caridad conyugal, vemos en muchos esos brotes. En cuanto se toman en serio su relación, empieza a haber frutos. Los principios son difíciles, son como un parto, pero la Palabra no pasará y el Señor nos promete una vida plena. Pensemos en la alegría que nos promete el Señor, como la parturienta que va a dar a luz. Cuando vemos esos brotes, no hay mayor alegría, el verano del amor está al llegar.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: ¿Qué os han dicho?
Marta: Que para que nuestro matrimonio se sane y crezca necesitamos 3 cosas:
1- Hacer presente a Dios, rezando juntos y acudiendo a los sacramentos con frecuencia (Confesión y Eucaristía)
2- Al menos una vez al mes dedicamos un par de horas a trabajar en grupo temas del magisterio de la Iglesia sobre el matrimonio.
3- y acudir a nuestro Sacramento del Matrimonio ¿Cómo? Haciendo esfuerzos por aplicar lo que aprendemos con un compromiso diario de acogida al esposo y entrega por él/ella.
Paco: Y ¿Lo vais a hacer?
Marta: Dicen que no falla. Habrá que intentarlo.
(1 mes más tarde)
Paco: Qué, ¿Cómo va la cosa?
Marta: Hay brotes verdes, Paco. Una pasada. Esto apunta a algo bueno, muy bueno.

Madre,

Mediadora de todas las gracias, muéstranos la belleza del plan de Dios, para que teniendo la sagrada familia como modelo, nos esforcemos por entregar realmente nuestras vidas por esta hermosa misión. Haz que seamos una familia unida para toda la eternidad. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.