Archivo por días: 21 noviembre, 2021

Totalmente inmerecido. Comentario para Matrimonios: Juan 18, 33b-37

EVANGELIO

Tú lo dices: soy rey.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 18, 33b-37

En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús:
«¿Eres tú el rey de los judíos?».
Jesús le contestó:
«¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí?».
Pilato replicó:
«¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?».
Jesús le contestó:
«Mi reino no es de este mundo. Si mi reino fuera de este mundo, mi guardia habría luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi reino no es de aquí».
Pilato le dijo:
«Entonces, ¿tú eres rey?».
Jesús le contestó:
«Tú lo dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».

Palabra del Señor.

 

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Algo inmerecido.

Hoy es un día grande. La solemnidad de Jesucristo Rey del Universo. ¿Qué hemos hecho para merecer tal Rey? Ante tal Majestad, toda rodilla se doble en el cielo y en la tierra. ¡Qué Grande eres, Señor! Sólo tengo palabras de alabanza. Tú te entregaste para traernos un regalo maravilloso, el Perdón de Dios. Un regalo inmerecido, que consiste en que Tu amor a nosotros es tan grande que supera todos nuestros pecados. Los envuelve y los hace desaparecer. ¿Cómo te podré pagar, Señor? Tu Reino es el Reino del Perdón inmerecido, el Perdón triunfante, el que lo hace todo nuevo.
He participado de este Perdón, Tuyo, Señor, y he visto a muchos matrimonios participar de él, y sólo puedo gritar a los cuatro vientos: Gloria a ti por siempre, Señor. Alabado seas por siempre.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Luis: Perdóname cariño. Había perdido la esperanza en nuestro matrimonio sólo porque somos débiles y pecadores. ¡Qué vanidoso he sido! Pero he descubierto, Miriam, a Jesucristo Rey de Universo. Ante Él no puede haber desesperanza, porque el Amor de Su Sagrado Corazón, no conoce límites. Absorbe todas nuestras miserias, por las que sangra, pero Su sangre nos purifica y nos redime.
Miriam: A mí me sobrecoge. Me sitúo ante el Sagrado Corazón y me dejo mirar por ese Jesús, con los brazos abiertos, dispuesto a acogerme con todas mis miserias y me siento tan amada… Es milagroso. Después tengo esa experiencia de pedirnos perdón y perdonarnos el uno al otro, y entonces lo comprendo. Nos perdonamos con la fuerza de Su Perdón, y nos amamos con la fuerza de Su Amor. Él está en nosotros para compartirlo todo con nosotros.
Juntos: Nos postramos ante el Rey del Universo para dedicarle todo tipo de alabanzas desde nuestra vida de esposos, y nunca serán suficientes para pagarle lo que Él nos ha dado y ha hecho por nosotros. Tú nos compraste con Tu Sangre, Señor. A ti te pertenecemos.

Madre,

Nos unimos contigo y con todo el cielo y la tierra a esta oración: ¡Viva Cristo Rey! A Él la gloria y la alabanza por los siglos.