Archivo por meses: febrero 2021

Dignos del Amor. Comentario para Matrimonios: Mateo 5, 20-26

EVANGELIO

Vete primero a reconciliarte con tu hermano.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 20-26

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.
Habéis oído que se dijo a los antiguos: «No matarás», y el que mate será reo de juicio. Pero yo os digo: Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano «imbécil», tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama «necio», merece la condena de la “gehena” del fuego.
Por tanto, si cuando vas a poner tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.
Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».

Palabra del Señor.

 

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Dignos del Amor.

Hemos sido creados con una dignidad enorme, por haber sido creados a imagen y semejanza de Dios. Por eso es tan grave que nos despreciemos el uno al otro. Esta dignidad se nos ha sido dada para que amemos como Él. Sí, hemos sido creados a imagen del Amor absoluto, con la capacidad y la responsabilidad de amarnos como Él.
La indisolubilidad del matrimonio tiene una belleza enorme, y es porque nuestro amor es imagen del Amor de Dios, y por tanto, es un amor que no acaba, o no sería amor. Cuando no nos tratamos según esta dignidad que Dios nos ha conferido, según esta grandeza que Dios ha puesto en nuestra existencia, estamos despreciando el don de Dios.
Esposos, dejémonos de chorradas y apuntemos alto, aspiremos a lo que Dios ha pensado para nosotros. El amor de comunión.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Jaime: Vivía una vida sin sentido. De vez en cuando me revelaba contra ello y provocaba una crisis conyugal. Mi mujer me decía que tenía un carácter cíclico, pero la verdad es que no me conformaba con que viviésemos dos vidas paralelas bajo el mismo techo. Yo esperaba algo más de la vida, pero no sabía qué ni cómo lograrlo, hasta que descubrí el amor verdadero.
Lucía: Mi esposo y yo habíamos sido creados para algo mucho más grande que ser esclavos de la rutina del día a día. Habíamos sido creados para entregarnos el uno al otro, como Dios se entrega. Desde que descubrimos esto, la prioridad en nuestra vida es nuestro amor y ahora sí que me llena mi vida, todo cobra sentido y vivo una vida por la que merece la pena vivir.

Madre,

Danos un corazón Grande para amar, danos un corazón grande para luchar… hombres nuevos amando sin fronteras… Madre de los esposos, ruega por nosotros.

Vía Crucis del Matrimonio 9 Estación

9ª Estación Jesús encuentra a las mujeres de Jerusalén

V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Padrenuestro y un Avemaría.

Jesús carga con la cruz y crece en torno a Él la expectación y la curiosidad: hay gente de todo tipo y condición, entre ellos algunas mujeres, que se lamentan al ver la injusticia que se está cometiendo contra aquel inocente.

Del Evangelio según san Lucas 23, 27-31:

Le seguía una gran multitud del pueblo y de mujeres, que lloraban y se lamentaban por él. Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, llorad más bien por vosotras y por vuestros hijos, porque he aquí que vienen días en que se dirá: dichosas las estériles y los vientres que no engendraron y los pechos que no amamantaron. Entonces comenzarán a decir a los montes: caed sobre nosotras; y a los collados: sepultadnos; porque si en el leño verde hacen esto, ¿qué se hará en el seco?

Comentario

Ante el dolor, no valen los lamentos estériles, ni siquiera la «resignación cristiana», sino volver la mirada hacia Jesús, que me amó, cargando con el peso de todos mis pecados.
Es el momento de salir de la autocompasión, de esperar que me consuelen, de renunciar a ser al orgullo de pretender ser el centro a causa de mi sufrimiento. Es el momento de unirme a Cristo y, caer como el grano de trigo, para dar fruto abundante con alegría.
Somos también administradores de la gracia de Dios para nuestros hijos, ayúdanos Señor a caer en tierra por ellos. Ha llegado ese momento que profetizaste, en el que la madres abortan, donde se ve más dicha en no tener hijos que en tenerlos, ha llegado la cultura de la muerte, pero Señor, unidos a ti en oración y en el sacrificio, confiamos en que Tú lo harás todo nuevo para ellos.

Oración

Señor, enséñanos a acoger el dolor como un don que nos acerque a Ti para engendrar vida. Porque Tú lo has asumido y le has dado un valor redentor. Que no nos rebelemos cuando las cosas no salen según nuestros deseos. Que te encontremos en las dificultades y en los dolores, propios y ajenos. Enséñanos, Señor, a tener un corazón a la medida del Tuyo.

V/ Señor, pequé.
R/ Señor, ten piedad de mí y de mi familia.

La gallina de los huevos de oro. Comentario para Matrimonios: Mateo 7, 7-12

EVANGELIO

Todo el que pide recibe.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 7, 7-12

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre.
Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le dará una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará cosas buenas a los que le piden!
Así, pues, todo lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo vosotros con ellos; pues esta es la Ley y los Profetas».

Palabra del Señor.

 

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La gallina de los huevos de oro.

Mira por donde, este Evangelio también me lo voy a creer. Las cosas buenas que le pida a mi Padre, Él me las dará. Pero he descubierto una cosa, cuanto más alto me sitúo, menos gracias recibo. Es evidente que el Señor no considera conveniente facilitarme dones cuando me hallo subido al taburete de mi soberbia.
Así que, hoy le voy a pedir al Señor, no el huevo de oro, sino la gallina que los pone: que me permita ocupar el último lugar en todo, y que me dé la gracia para desearlo. Creo que esto es bueno y creo que mi Padre me lo concederá.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carlos (en la oración conyugal): Hoy Señor, me he sentido despreciado por mi esposa en dos momentos. Uno, cuando ha criticado mi manera de educar, y otro cuando me ha contradicho delante de los niños. Te doy gracias, Señor, por permitir estas situaciones para ir ensanchando mi corazón, abriéndolo un poco más para que pueda entrar Tu gracia.
Marta: Qué cosas más raras pides en tus oraciones, Carlos. Me cuesta entenderlo.
Carlos: Marta, te pierdes lo más grande, que es ser inundado de las gracias de Dios. Comprendo que las humillaciones no resulten agradables, pero la oportunidad de llenarte de Dios, esa no te la puedes perder. Y sólo hay una puerta, que es la de la humillación. Hacerte pequeña para que Él se pueda hacer grande en ti.
Marta: Visto así, tiene todo el sentido. Lo probaré.

Madre,

El Señor miró Tu humillación y por eso pudo hacer obras grandes por ti. Nos abrimos también nosotros a este canal de la gracia, para recibir al Señor en nuestro regazo. Alabado sea por siempre.

Viacrucis del Matrimonio 8 Estación

8ª Estación El Cireneo ayuda a Jesús a llevar la cruz

V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Padrenuestro y un Avemaría.

A Jesús le fallan las fuerzas. Pero los soldados quieren que llegue hasta el lugar de la ejecución. Y obligan a un hombre, Simón de Cirene, que viene de su trabajo, a llevar durante un trecho la cruz del Señor.

Del Evangelio según San Lucas 23, 26:

Cuando le llevaban echaron mano de un tal Simón de Cirene, que venía del campo y le cargaron la cruz para que la llevara detrás de Jesús.
(cf. Mt 27, 32-33; Mc 15, 21).

Comentario

Nos encontramos con la cruz sin buscarla. Simón de Cirene tampoco contaba con ella. Había realizado, como todos los días, su trabajo en el campo, y volvía a casa para el merecido descanso. Sin embargo, los planes de Dios, son distintos y se le exige un esfuerzo añadido.
Jesús sale a buscarnos cuando menos lo esperamos, y nos pide que le ayudemos a llevar tantas cargas… La redención no es una empresa que hizo el Hijo de Dios, y como tal ya está olvidada. El Señor nos pide que seamos corredentores, que seamos sus hombros en nuestro camino como esposo/a. Dichosa el alma que acompaña a Jesús acompañando a su esposo/a, porque terminará llena del amor de Dios. Al Cirineo le obligaron, lo aceptó y terminó creyendo él y sus hijos. Jesús miró con tal amor al Cirineo, que le convirtió a él y a su familia. El alma unida a Jesús gana muchas almas ¿Cómo no va a ganar la de su esposo/a llamados a ser uno?
¿Estoy dispuesto/a a ser cirineo de mi esposo/a y ayudarle a cargar con su cruz?

Oración

Señor, estás fatigado y nos pides ayuda: Has querido necesitar de nuestro apoyo. Enséñanos a tener la humildad de pedir ayuda cuando lo necesitemos. Ayúdame a ser cirineo de mi esposo/a e hijos, sin humillarlos. Haz Señor, que sepamos descubrir Tu rostro en el sufrimiento, en el enfado y en la pobreza de mi esposo/a, para que sea su apoyo y su consuelo.

V/ Señor, pequé.
R/ Señor, ten piedad de mí y de mi familia.

La “celda espiritual” Comentario para Matrimonios: Lucas 11, 29-32

EVANGELIO

A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 11, 29-32

En aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:
«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.
La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.
Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».

Palabra del Señor.

 

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La “celda espiritual”

¿Puede haber algo de perverso en mi corazón? Lo cierto es que puede que esté proyectando mi mal sobre mi esposo, contribuyendo así a la corrupción de su corazón. Cuando le juzgo, cuando estoy pendiente de la obra del diablo en él/ella y no de la de Dios, y le recrimino proyectando ese mal sobre él/ella, ¿no estaré teniendo un corazón perverso? Como Jonás, cuando mi esposo me ofende, no pido misericordia para él/ella, sino que pido un castigo ¡Para que aprenda! ¡Para que descubra el daño que me hace y se arrepienta de una vez! A Dios en cambio, le basta cualquier gesto de arrepentimiento para volcar sobre él/ella, toda Su misericordia.
La Virgen de Fátima decía: “Huid de lo malo, porque esa es la obra de satanás. Mirad todo lo bello y lo bueno, porque esa es la obra de Dios.” Muchas veces nos hemos planteado que nos gustaría vivir una especie de “clausura espiritual” en la que, aunque anduviésemos por el mundo, estuviésemos contemplando a Dios en todo momento. Las Hermanas de Belén, del Monasterio de la Cartuja de Jerez, en su hábito, tienen una capucha. Dicen que es para llevar la celda consigo. La celda es ese lugar donde están con el Señor, y llevando la capucha, permanecen con Él aunque estén fuera de su celda.
Pues bien, hoy llego a la conclusión de que de las muchas ventanas que tiene mi “celda espiritual”, debo abrir al mundo sólo una, y es la ventana por la que mira Dios, desde dentro de mí, a todo y a todos. Así, mirando el mundo y a mi esposo desde Su mirada, permaneceré unido a Él en todo momento y brotará de mí esa misericordia que me falta con mi esposo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Carmen: Perdona esposo por no ver todo lo bueno y bello que hay en ti, por matar mi fe en el Dios que hay en ti. Veo mal en ti y dejo de creer en ti y en las gracias que Dios me quiere dar a través de ti. Mi corazón es malvado porque se fija y guarda lo malo que veo en ti. Tus ofensas las guardo en mis recuerdos y las rememoro sintiéndote indigno de mí y de mi amor. Me instalo en mi tristeza para hacerme protagonista de nuestra historia apartando a Dios y Su misericordia. Y así, proyecto mi mal sobre ti hundiéndote y desanimándote. Señor dame un corazón humilde como el tuyo, que cuando ves una pizca de bien en un corazón, lo engrandeces para darle vida, porque Tú, ante todo, olvidas el pecado y salvas al pecador. Ayúdame a ver todo lo bello y bueno que hay en mi esposo. Sólo eso.

Madre,

Concédeme vivir contigo en mi celda espiritual, para que esté siempre contigo y con Dios, allá donde esté. Abrázame fuerte y no dejes que me aparte de tu lado. Amén.