Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ
EVANGELIO
Cayó en tierra buena y dio fruto.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 1, 1-9
Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.
Les habló muchas cosas en parábolas:
«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.
Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.
Otra cayó en tierra buena y dio fruto, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.
El que tenga oídos, que oiga».
Palabra del Señor.
Asesor matrimonial.
Hoy en la oración, el Espíritu no nos ha llevado por el típico discernimiento sobre cómo estamos acogiendo la Palabra. Hoy el Espíritu nos ha sentado en la orilla, entre la multitud, mirando a Jesús. Sí, es Él. El que nos ama hasta dar la vida, al que amamos con locura. Y está ahí, frente a nosotros, hablándonos. Cada vez que nos mira sabemos que no hay crítica en su mirada y que sólo hay Amor en Su Corazón.
Sólo tenemos que escuchar y aprender porque Él es la verdad. No hace falta tampoco una escucha crítica por nuestra parte. Él es Dios, no tiene que hacer referencias a otros autores, nada de lo que diga es discutible. Nos relajamos y sólo le escuchamos con el corazón encogido por estar viéndolo y escuchándole.
¡Es Él! Es el amado.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Marisa: Es Él, lo experimento entre nosotros. Experimento Su presencia. ¡Qué fuerte!
David: Y pensar que otros buscan su asesor matrimonial en los libros. Es porque no han descubierto que el verdadero asesor matrimonial es Cristo.
Marisa: Nadie como Él para enseñarnos a ser esposos como Él es Esposo. Por el camino de la humildad, de la mansedumbre, de la misericordia, del sacerdocio común…
David: Cada vez que escuchamos Su Palabra y actuamos como Él, nuestro matrimonio crece porque Su Amor crece en nosotros, y cada vez que no le escuchamos nos la pegamos.
Marisa: Gloria al Señor que está en nosotros.
David: Gloria a Él.
Madre,
Cuánto amamos a Tu Hijo. Hoy nos derretíamos contemplándole enseñando desde la barca. ¡Qué preciosidad de Hijo tienes!