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RETIRO MATRIMONIOS MADRID 26-28 ABRIL 2024

RETIRO MATRIMONIOS MADRID 26-28 ABRIL 2024

RETIRO MATRIMONIOS ALICANTE 24-26 MAYO 2024

RETIRO MATRIMONIOS ALICANTE 24-26 MAYO 2024

Prometo serte fiel. Comentario para Matrimonios: Juan 13, 21-33. 36-38

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EVANGELIO

Uno de vosotros me va a entregar… No cantará el gallo antes que me hayas negado tres veces.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 13, 21-33. 36-38

En aquel tiempo, estando Jesús a la mesa con sus discípulos, se turbó en su espíritu y dio testimonio diciendo:
– «En verdad, en verdad os digo: uno de vosotros me va a entregar».
Los discípulos se miraron unos a otros perplejos, por no saber de quién lo decía.
Uno de ellos, el que Jesús amaba, estaba reclinado a la mesa en el seno de Jesús. Simón Pedro le hizo señas para que averiguase por quién lo decía.
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó:
– «Señor, ¿quién es?».
Le contestó Jesús:
– «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan untado».
Y, untando el pan, se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote.
Detrás del pan, entró en él Satanás. Entonces Jesús le dijo:
– «Lo que vas hacer, hazlo pronto».
Ninguno de los comensales entendió a qué se refería. Como Judas guardaba la bolsa, algunos suponían que Jesús le encargaba comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres.
Judas, después de tomar el pan, salió inmediatamente. Era de noche.
Cuando salió, dijo Jesús:
– «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en sí mismo: pronto lo glorificará. Hijitos, me queda poco de estar con vosotros. Me buscaréis, pero lo que dije a los judíos os lo digo ahora a vosotros:
«Donde yo voy, vosotros no podéis ir»».
Simón Pedro le dijo:
– «Señor, ¿a dónde vas?».
Jesús le respondió:
– «Adonde yo voy no me puedes seguir ahora, me seguirás más tarde».
Pedro replicó:
– «Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Daré mi vida por ti».
Jesús le contestó:
– «¿Con que darás tu vida por mí? En verdad, en verdad te digo: no cantará el gallo antes de que me hayas negado tres veces».

Palabra del Señor.

Prometo serte fiel.

Cuántas promesas incumplidas. Cuántos compromisos pulverizados… Para empezar el de nuestro matrimonio: «prometo acogerte tal como eres y entregarme a ti ¡Todos los días de mi vida!» Y cuántos días no he cumplido mi promesa… Sabiendo que la hice ante el Señor, ante el altar que representa Su entrega todos los días de nuestra vida. Él, sí que sí.
Y ahora ¿Con qué cara voy a exigirle yo nada a mi esposo? Y mucho menos a Dios, claro.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Alfredo: Creo que hay más días en que no me he entregado a ti completamente que días en los que sí lo he hecho.
Lucía: A mí también me pasa. En cuanto me descuido estoy más atenta a lo que tú me das que a lo que a lo que yo te entrego.
Alfredo: Pues eso es un indicativo de que no dejamos actuar al Espíritu Santo entre nosotros y por eso no somos fieles al Sacramento. Tenemos que rezar más y ser más humildes. ¿Nos ayudamos?
Lucía: Vale. Te lo agradeceré «eternamente».

Madre,

Ayúdanos a ser fieles a nuestra promesa matrimonial. Se la hicimos a Dios. No podemos fallarle. Él no nos falla nunca. Alabado sea por siempre.

Aroma de amor. Comentario para Matrimonios: Juan 12, 1-11

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EVANGELIO

Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 12, 1-11

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa.
María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:
«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».
Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.
Jesús dijo:
– «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».
Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.
Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra del Señor.

Aroma de amor.

El Sagrado Corazón de Jesús nos entrega Su Amor y espera que lo acojamos.
Hoy tenemos la oportunidad de ponernos como esposos a sus pies para entregarle el mejor aroma, que es el aroma del Amor entre nosotros, es el que más le agrada.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Lucas: ¿Sabes que hay santos cuyos sepulcros olían un aroma dulce y delicioso. Es el olor de la santidad.
Miriam: Sí, hay muchos casos. Hoy rezando el Evangelio me situaba junto a ti a los pies de Jesús ofreciéndole un hogar donde poder descansar. Nuestras almas llenas de amor el uno por el otro.
Lucas: Seguro que no hay nada que pueda agradarle más. A mí me gusta besarte los pies con la conciencia de que estoy besando los pies del mismísimo Cristo.
Miriam: Como en Betania, Él necesita almas donde no tenga que estar entregándose en sacrificio sino que sean consuelo porque hayan acogido Su Amor. Eso lo haremos posible en la medida en que nos amemos entre nosotros como Él nos ama. Yo quiero ser ese consuelo para Él. ¿Y tú?
Lucas: Yo también.

Madre,

Ante lo que se le venía encima Jesús busca consuelo en casa de Sus amigos. Que seamos nosotros esos amigos de Jesús. Alabado y bendito sea por siempre.

¿Cómo pudiste? Comentario para Matrimonios: Marcos 15, 1-39

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EVANGELIO

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 15, 1-39

¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?
C. Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes, con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, se reunieron. Y atando a Jesús, lo llevaron y lo entregaron a Pilato.
Pilato le preguntó:
S. – «¿Eres tú el rey de los judíos?».
C. Él respondió:
+ – «Tú lo dices».
C. Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas.
Pilato le preguntó de nuevo:
S. – «¿No contestas nada? Mira cuántos cargos presentan contra ti».
C. Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los revoltosos que habían cometido un homicidio en la revuelta. La gente subió y empezó a pedir el indulto de costumbre.
Pilato les contestó:
S. – «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?».
C. Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia.
Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás.
Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó:
S. – «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?».
C. Ellos gritaron de nuevo:
S. – «¡Crucifícalo!».
C. Pilato les dijo:
S. – «Pues ¿qué mal ha hecho?».
C. Ellos gritaron más fuerte:
S. – «¡Crucifícalo!».
C. Y Pilato, queriendo dar gusto a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.

Le ponen una corona de espinas, que habían trenzado
C. Los soldados se lo llevaron al interior del palacio -al pretorio- y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo:
S. – «¡Salve, rey de los judíos!».
C. Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él.
Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y lo sacaron para crucificarlo.

Conducen a Jesús al Gólgota
C. Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y lo obligan a llevar la cruz.
Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de «la Calavera»).

Fue contado entre los enemigos
C. y le ofrecieron vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucificaron y se repartieron sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
Era media mañana cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.

A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar
C. Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo:
S. – «¡Anda!, tú que destruías el templo y lo reconstruías en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz».
C. Los sumos sacerdotes con los escribas se burlaban también de él, diciendo:
S. – «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos».
C. También los que estaban crucificados con él lo insultaban.

Jesús, dando un fuerte grito, expiró
C. Al llegar el mediodía, toda la región quedó en tinieblas hasta la media tarde. Y, a la media tarde, Jesús clamó con voz potente:
+ – «Eloí, Eloí, lemá sabaqtaní».
C. Que significa:
+ – «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?».
C. Algunos de los presentes, al oírlo, decían:
S. – «Mira, está llamando a Elías».
C. Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo:
S. – «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo».
C. Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró.

Todos se arrodillan, y se hace una pausa.
C. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo:
S. – «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».

Palabra del Señor.

¿Cómo pudiste?

Contemplo a Jesús cargando sobre sí con todos mis pecados en Getsemaní. He hecho un examen de conciencia general, recordándolos y me imaginaba tener que cargar con todos a la vez. Me parecía una carga insoportable. Ahora me imagino que a esa carga se suman todos los que cometa en el futuro, y ahora le sumo todos los de mis familiares, amigos, conocidos, compatriotas, todos mis coetáneos del mundo y le sumo todos los antepasados y los que vendrán…
Después me pregunto ¿Señor, cómo pudiste con semejante barbaridad? Entiendo que el Padre te enviase un ángel para sostenerte.
Gracias, gracias Señor. Bendito seas por siempre.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Miguel: Rocío, no quiero que Jesús cargue con mis pecados futuros. Se acabó. Voy a luchar con uñas y dientes para evitárselos.
Rocío: ¡Ay! Miguel. Quién te ha visto y quien te ve. Se te nota cuánto amas al Señor. Y a mí me da muchísima alegría. Estoy segura de que a Él también le alivias muchísimo con tu cariño.

Madre,

Queremos a Jesús. Queremos seguir acompañándole estos días. Que Él siga siendo nuestro centro de atención. Le queremos, Madre. Le contemplamos con tremenda admiración y entre alabanzas.