EVANGELIO
El que pierda su vida por mi causa la salvará.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».
Palabra del Señor.
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Dite “no”.
Negarse a sí mismo, es la condición que pone el Señor para poder seguirle. Aunque parezca una tontería es el camino más fácil, porque siempre es más difícil si alguien me niega algo que si me lo niego yo mismo. El Señor me ofrece un camino de purificación que me libera de mí mismo para poder ir a Él. El premio es mucho mayor, porque es ¡estar con Él! ¿Prefiero decirme “sí”” y estar sin Él o decirme “no” y estar con Él?
Qué bien que entramos en cuaresma y tengo muchas oportunidades para decirme no.
La propuesta para estos días es: Empiezo desde ya a decirme “no” diariamente, a tres cosas. Una relacionada con algo que me apetece (postres, vino, carne, refrescos). Otra relacionada con disfrutar con las cosas del mundo (tiempo de internet, televisión, hobbies). Y la tercera, decirme no a algo relacionado con lo que aparentemente me hace grande o más importante, sin Dios (llevar razón, corregir a mi esposo, pensar algo negativo de él o ella…). Así, no me arruinaré a mí mismo.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ana: (piensa) Me ofrecen algo dulce. Me apetece muchísimo, porque tiene una pintaza ese de chocolate, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposo.
Álvaro: (piensa) Me encanta tomar un vasito de vino en las comidas, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposa.
Ana: (piensa) Tengo un poco de frío. Me pondría el braserito, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposo.
Álvaro: (piensa) Me gusta ver el fútbol, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposa.
Ana: (piensa) Me ha hecho daño la reacción que ha tenido mi esposo. Pero me digo “no”, le quito importancia y lo ofrezco por él.
Álvaro: (piensa) Me acaba de llevar la contraria una vez más. Cada vez que me pronuncio dice lo contrario. Esta vez, quiero decirme que “no”. Me callo, no le doy importancia y lo ofrezco por mi esposa.
Madre,
Si no nos negamos a nosotros mismos, no podremos seguirle. Tenemos mucho que avanzar en esto. Ayúdanos a hacerlo más veces esta cuaresma. Gracias Bendita Madre.