Archivo por días: 23 febrero, 2023

Dite “no”. Comentario para Matrimonios: Lucas 9, 22-25

EVANGELIO

 

El que pierda su vida por mi causa la salvará.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 9, 22-25

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».
Entonces decía a todos:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz cada día y me siga. Pues el que quiera salvar su vida la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa la salvará. ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero si se pierde o se arruina a sí mismo?».

Palabra del Señor.

 

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Dite “no”.

Negarse a sí mismo, es la condición que pone el Señor para poder seguirle. Aunque parezca una tontería es el camino más fácil, porque siempre es más difícil si alguien me niega algo que si me lo niego yo mismo. El Señor me ofrece un camino de purificación que me libera de mí mismo para poder ir a Él. El premio es mucho mayor, porque es ¡estar con Él! ¿Prefiero decirme “sí”” y estar sin Él o decirme “no” y estar con Él?
Qué bien que entramos en cuaresma y tengo muchas oportunidades para decirme no.
La propuesta para estos días es: Empiezo desde ya a decirme “no” diariamente, a tres cosas. Una relacionada con algo que me apetece (postres, vino, carne, refrescos). Otra relacionada con disfrutar con las cosas del mundo (tiempo de internet, televisión, hobbies). Y la tercera, decirme no a algo relacionado con lo que aparentemente me hace grande o más importante, sin Dios (llevar razón, corregir a mi esposo, pensar algo negativo de él o ella…). Así, no me arruinaré a mí mismo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ana: (piensa) Me ofrecen algo dulce. Me apetece muchísimo, porque tiene una pintaza ese de chocolate, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposo.
Álvaro: (piensa) Me encanta tomar un vasito de vino en las comidas, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposa.
Ana: (piensa) Tengo un poco de frío. Me pondría el braserito, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposo.
Álvaro: (piensa) Me gusta ver el fútbol, pero me digo “no” y lo ofrezco por mi esposa.
Ana: (piensa) Me ha hecho daño la reacción que ha tenido mi esposo. Pero me digo “no”, le quito importancia y lo ofrezco por él.
Álvaro: (piensa) Me acaba de llevar la contraria una vez más. Cada vez que me pronuncio dice lo contrario. Esta vez, quiero decirme que “no”. Me callo, no le doy importancia y lo ofrezco por mi esposa.

Madre,

Si no nos negamos a nosotros mismos, no podremos seguirle. Tenemos mucho que avanzar en esto. Ayúdanos a hacerlo más veces esta cuaresma. Gracias Bendita Madre.

Vía Crucis del Matrimonio Estación 2ª

2ª Estación
Jesús traicionado por Judas y arrestado

 

V/ Te adoramos, Cristo, y te bendecimos.
R/ Porque con tu Santa Cruz redimiste al mundo.

Padrenuestro y un Avemaría.

Los cuatro evangelistas nos relatan este acontecimiento que tan vivamente debió quedar grabado en sus mentes: Le entrega uno de los Doce, uno de sus amigos íntimos, que ahora va a la cabeza de los enemigos del Señor.

Del Evangelio según San Lucas 22,47-48.52-54a:

Todavía estaba hablando, cuando llegó un tropel de gente, y el llamado Judas, uno de los doce, los precedía y se acercó a Jesús para besarle. Jesús le dijo: Judas, ¿con un beso entregas al hijo del Hombre? (…) Dijo después Jesús a los que habían venido contra él, sumos sacerdotes, oficiales del Templo y ancianos: ¿Como contra un ladrón habéis salido con espadas y garrotes? Mientras estaba con vosotros todos los días en el Templo, no alzasteis las manos contra mí. Pero ésta es vuestra hora y el poder de las tinieblas.
Entonces le prendieron, se lo llevaron, y lo metieron en casa del Sumo Sacerdote.
(cf. Mt 26, 47-56; Mc 14, 43-50; Jn 18, 3-12).

Comentario

Judas había sido elegido personalmente por Jesús. Era de los Doce, del grupo inicial que más cerca estuvo de Él: vio sus milagros, escuchó sus palabras de vida. El Señor había tenido con él gestos de confianza y predilección.
¿Cuál es la respuesta? La traición. Judas vende a Jesús por dinero; cambia su amistad por unas monedas. Y la traición, como ocurre en tantas ocasiones, trata de ocultarse con el disfraz, se viste de apariencia: con un beso, gesto de amor y amistad, Judas entrega a su Maestro, a su amigo. Y sabe cubrirse las espaldas: junto a él vienen soldados armados. Al Príncipe de la paz vienen a arrestarlo con armas.
Ambos nos elegimos. Ambos nos entregamos el uno al otro. Pero cuántas veces es traicionada nuestra entrega, nuestra promesa de ser fieles:
Cuántas veces pienso que no está pendiente de mí. No me quiere. No le importo o le importan más los demás (su trabajo, los hijos, su madre, sus amigos, su hobby…). Y encima, probablemente venga a darme un beso, como si quisiera con un beso callarme. ¿No es esta una oportunidad de vivir pequeñas traiciones a imagen de Jesús?
¿Y cuántas veces soy yo quien traiciona? ¿Cuántas veces antepongo otras cosas a los gustos y necesidades de mi esposo? ¿Cuántas veces no hago lo que le agrada, como Cristo hacía con el Padre?
Traicionamos como Judas y nos sentimos traicionados, como Cristo, pero Cristo, se entrega sin oponer resistencia.

Oración

Señor, cuánto han debido dolerte nuestras traiciones al compromiso de nuestro matrimonio, un compromiso en el que te hicimos partícipe de nuestra comunión. Perdónanos, Señor, por tantos besos de traición. Perdónanos cuando no somos fieles a nuestra alianza matrimonial, y si tenemos la desgracia de alejarnos el uno del otro y dejar de ser uno entre nosotros y contigo, danos la serenidad para reconocer nuestro error y volver a tu lado.

V/ Señor, pequé.
R/ Señor, ten piedad de mí y de mi familia.