Archivo por meses: noviembre 2022

Mi tesoro. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 15, 1-10

EVANGELIO

Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 15, 1-10

En aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo. Y los fariseos y los escribas murmuraban diciendo:
«Ese acoge a los pecadores y come con ellos».
Jesús les dijo esta parábola:
«Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una, ¿no deja las noventa y nueve en el campo y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.
Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.
O ¿que mujer tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:
“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.
Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».

Palabra del Señor.

 

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Mi tesoro.

Jesús compara el rescate de los pecadores con la recuperación de algo de una persona para la que el objeto perdido supone un valor.
Eso me hace profundizar en que yo soy valioso para el Señor, y además, me considera Suyo. De ahí ese afán por rescatarme.
Los esposos a veces no nos consideramos parte de una sola cosa, la parte más valiosa, de manera que si uno se pierde me alegraré si lo recupero conmigo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juan: María José, eres un tesoro que Dios me ha entregado. El más valioso de los de la tierra.
María José: gracias Juan, pero ¿por qué me dices eso de repente?
Juan: Porque me he dado cuenta de que a veces, cuando haces o dices algo que no me agrada, tiendo a apartarme de ti. Hay momentos en los que no te considero parte de mí, mi mayor tesoro. Quiero tomar conciencia de esto para que cuando te pierdas, te busque como aquél que acaba de perder su mejor tesoro.
María José: Qué bonito, Juan. Bueno, espero no perderme mucho para que no tengas que hacer ese esfuerzo por mí, pero si lo haces te lo agradeceré siempre, porque sin ti no puedo nada.

Madre,

Que nunca nos despreciemos. Que siempre reconozcamos el valor que Dios nos ha querido dar y nos tratemos según esa dignidad.

La corona. Comentario para Matrimonios: Juan 14, 1-6

EVANGELIO

 

En la casa de mi Padre hay muchas moradas.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«No se turbe vuestro corazón, creed en Dios y creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas moradas; si no; os lo habría dicho, porque me voy a prepararos un lugar. Cuando vaya y os prepare un lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que donde estoy yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy, ya sabéis el camino».
Tomás le dice:
«Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?».
Jesús le responde:
«Yo soy el camino y la verdad y la vida. Nadie va al Padre sino por mí».

Palabra del Señor.

 

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La corona.

Sí, la vida no es fácil. Hay muchas dificultades que se sobrevienen sobre nuestro matrimonio por todos los flancos: Problemas con los hijos, el trabajo, la familia política, la carga de tareas… amarnos con nuestros pecados respectivos… La vida de los esposos es heroica muchas veces. Dice la antífona de hoy: Bienaventurado el hombre que aguanta la prueba, porque, si sale airoso, recibirá la corona de la vida. ¡La corona de la vida! ¡Qué grande!
Sí, esta vida es una prueba en la que tengo que demostrar que amo a Dios, que soy fiel. El Señor me mira a los ojos y me dice: No se turbe tu corazón, cree en mí. Tengo todo eso en cuenta y te he reservado un sitio a mi lado.
Estoy deseando conocer la morada que has preparado para mí, Señor. Seguro que me vas a sorprender infinitamente.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: (En oración con su esposa) Tenía unas expectativas equivocadas. Esperaba recibir todo en esta vida y no esperaba nada de la otra, y resulta, que es al revés. Ahora sí creo en ti, Señor, me fío de ti y estoy gastando mi vida por ti y por mi esposa. Ahora experimento un gozo en mi interior que no tenía antes. Una esperanza que no tenía antes. Una paz que era desconocida para mí. Ahora siento que mi vida merece la pena.
Maite: Te doy gracias Señor, por Andrés. Desde que le has robado el corazón, es otro. Es admirable. Antes iba de prepotente, de duro por la vida, y era insoportable. Me encanta su nueva alegría, su docilidad, su pequeñez. No es perfecto, está en camino, pero es pequeño, se sabe necesitado, pide perdón… Me enternece… Me encanta su nueva masculinidad, porque eso sí que es ser un hombre de admirar.
Andrés: Gracias Señor por Maite. Ella me llevó a este camino hacia ti. ¡Cuánto he aprendido de ella!
El Señor: Andrés y Maite, os prometo que veréis el cielo abierto y los ángeles de Dios subir y bajar… Veréis cosas mayores. Cosas que no os podéis imaginar. Entonces, Andrés, Maite, terminaréis de entender lo mucho que os amo.

Madre,

Dios no defrauda nunca. Responderá a la dureza de la vida con mucha generosidad, lo sabemos, y nos sobrecoge ser tan importantes para Él. Su sobreabundancia. Alabado sea el Señor por siempre.

Conectad con Él. Comentario para Matrimonios: Mateo 5, 1-12a

EVANGELIO

 

Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 1-12a

En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:
«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».

Palabra del Señor.

 

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Conectad con Él.

Celebramos hoy la festividad de todos los Santos. Dios quiera que a través de nuestro matrimonio, algún día nos unamos a ellos para toda la eternidad. ¿Quién no quiere un matrimonio feliz? Pero ¿quién sabe construir un matrimonio feliz?
Jesús está ávido de enseñarnos el camino de la felicidad. Jesús, la Palabra de Dios hecha carne, abre la boca para hablarnos y comunicarnos lo que hay en Su Sagrado Corazón. Y nosotros quedamos boquiabiertos… ante el gran misterio del amor de Dios. Esa unidad tan grande de la Santísima Trinidad que quiso compartir con nosotros por puro amor. Qué belleza hay en Su interior, qué armonía, qué paz. Esposos, conectad vuestro matrimonio con Su Sagrado Corazón. Lo vemos también en la Eucaristía, quien contempla la Eucaristía descubre todas estas actitudes en el corazón del Señor “contempladme y quedaréis radiantes”. Como el pan Eucarístico, somos signos pobres, pero Dios nos ha dado el poder de transmitir Su amor a través del nuestro.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Contemplar la Eucaristía me lleva a identificarme con las actitudes de Cristo.
Si soy un esposo que se sabe pequeño y que necesita mucha ayuda de todos, en especial de Dios.
Si no me defiendo, porque me importa más ayudar a mi esposo cuando me agrede porque está preso del mal.
Si soy capaz de sufrir por amor a mi esposo.
Si busco darle a mi esposo lo que se merece según la voluntad de Dios misericordioso.
Si me compadezco cuando mi esposo cae en la tentación y le ayudo a salir de ella.
Si miro a mi esposo como Dios le miraría y siento por él/ella lo que Dios siente.
Si soy un esposo que trabajo por la construcción del reino del amor de Dios en mi matrimonio y mi familia.
Si me critican o se burlan por amar a Dios y buscar su voluntad en mi matrimonio y mi familia por encima de todo.
Entonces Dios me convertirá en un esposo santo, y eso me hará feliz.

Padre,

Te doy gracias por tu obra, por mostrarnos la verdad, lo que realmente importa en la vida.