Archivo por días: 24 mayo, 2022

¿Quién eres? Comentario para Matrimonios: Juan 16, 5-11

EVANGELIO

Si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 5-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Ahora me voy al que me envió, y ninguno de vosotros me pregunta: “¿Adónde vas?” Sino que, por haberos dicho esto, la tristeza os ha llenado el corazón. Sin embargo, os digo la verdad: os conviene que yo me vaya; porque si no me voy, no vendrá a vosotros el Paráclito. En cambio, si me voy, os lo enviaré.
Y cuando venga, dejará convicto al mundo acerca de un pecado, de una justicia y de una condena. De un pecado, porque no creen en mí; de una justicia, porque me voy al Padre, y no me veréis; de una condena, porque el príncipe de este mundo está condenado».

Palabra del Señor.


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¿Quién eres?

¿Quién eres, Espíritu Santo que merece la pena que el Señor no esté aquí con nosotros en carne y hueso? No te puedo imaginar, porque no tienes cuerpo. Tampoco te puedo abrazar, ni abarcar. Conozco muy poco de ti. Sé algo de Tu poder, porque Tú eres el Amor entre el Padre y el Hijo, eres el que hizo uno al Hijo con la humanidad en la Encarnación. Eres el que guio al Señor, el que lo Resucitó, el que nos muestra quién es Dios, el que nos guía… ¿Quién eres? ¿Qué poder hay en ti? ¿Hasta dónde me quieres llevar? ¿A dónde quieres llevar mi matrimonio? ¿Y este Proyecto?
Conozco poco de Ti, pero quiero conocerte más. Quiero descubrir lo que quieres hacer de mí. Sólo quiero dejarte hacer en mí, en mi esposo, en mi familia, en el Proyecto. Hazlo tú, Espíritu Santo. Haz tu obra de Santidad en nosotros.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Se encontraban ya en la etapa de la vejez, pero él estaba más unido a ella que nunca, la veía más hermosa que nunca, era parte de él y él de ella. Habían recorrido una vida juntos, compartido sinsabores y alegrías, habían dado vida, porque sobre todo, habían compartido el Amor de Dios. Habían recibido en su Sacramento el Espíritu Santo que estuvo presente entre ellos cada vez que se entregaron y se acogieron mutuamente. Él les permitió participar del mismo amor de Cristo. ¡Sí, del mismo! Y habían experimentado grandes milagros entre ellos. Además del don de la vida, que ya es un milagro, llegaron a estar el uno en el otro, a conocer sus almas, se ayudaban en los proyectos de Dios para ellos, competían por quererse más. Vivían la alegría de la unión, la paz que da la entrega mutua, la paciencia de esperarse en las limitaciones, la bondad de desear el bien para el otro constantemente… Dominaban sus impulsos e iban reordenando sus deseos según los deseos de Dios para ellos… Ya no eran dos jovencitos, pero el Espíritu Santo los había hecho, más que nunca, UNO.

Madre,

Esto te pedimos, que no pongamos trabas al Espíritu Santo, que nos transforme y haga posible nuestro Proyecto de Amor. Esto te pedimos, Madre, que el Espíritu Santo nos haga UNO. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.