EVANGELIO
Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 21, 34-36
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.
Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Palabra del Señor.
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De embota-dos a enamora-dos.
Dios nos lo da todo, también el tiempo, con el propósito de que lo utilicemos para volver a Él. Pero ¡Hay tantas cosas que hacer! Llegan los agobios de la vida que nos embotan la cabeza y nos impiden centrar nuestros esfuerzos en lo importante. Esos problemas que nos tienen tan ofuscados ¿Qué importancia real tienen? Pasarán y el mundo seguirá. ¿Qué ha sido de los problemas de mi tatarabuelo? Nadie sabe nada de ellos ya, y sin embargo a él le tendrían muy preocupado. Centrémonos en lo que permanece y no en lo caduco. Nos quedamos sin tiempo para alimentar nuestro matrimonio y nuestra relación con Dios, nos quedamos sin el tiempo que Dios nos dio para ir construyendo una comunión a imagen Suya.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Ana: Es que ya no me da la vida. El trabajo, la casa, los niños, mis padres… Llega la noche y estoy reventada.
Manolo: Ya, Ana, si te entiendo, si a mí me pasa igual. Pero ¿Qué tiempo nos dedicamos el uno al otro? Y ¿Qué tiempo le dedicamos a Dios? Luego nos quejamos de que no somos felices, de que discutimos, que hay malos rollos en casa, que no les estamos dando un buen ejemplo a nuestros hijos. Seamos francos ¿De qué sirve todo lo demás que hacemos si no trabajamos nuestro matrimonio? ¡Es nuestra vocación!, La llamada que Dios nos ha hecho.
Ana: Tienes razón, Manolo. Estamos como encerrados en un círculo vicioso. Esto no puede ser. No, lo digo muy en serio. No puede ser. No nos vamos a dejar llevar por la vida ni por una rutina vacía. Vamos a tomarnos en serio nuestra misión en la vida para no ser unos desgraciados y no hacer desgraciados a nuestros hijos.
Manolo: ¡Esta es mi Anita! Tenemos un proyecto ilusionante por delante. El Proyecto que diseñó Dios para ti y para mí. ¿Qué nos hará descubrir? ¿Qué experiencias quiere que vivamos? Tiene que ser impresionante.
Ana: ¿Sabes? Este nuevo reto me hace un montón de ilusión.
Madre,
El Señor nos anima a que estemos siempre despiertos y que pidamos fuerza. Hoy, como todos los días, hacemos un hueco en nuestros quehaceres, para pedirte que intercedas por nuestros matrimonios, para que el Señor nos envíe fuerzas y apartemos todo esto que embota nuestra mente y como esposos, nos mantengamos en pie ante el Esposo (Con mayúsculas). Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.