
Todas las normas (puntualidad, orden, limpieza…) deben estar sometidas al amor a mi esposo/a.
¡Si no tengo amor, nada soy!

Todas las normas (puntualidad, orden, limpieza…) deben estar sometidas al amor a mi esposo/a.
¡Si no tengo amor, nada soy!

Qué importante es que restituya la confianza con mi esposo/a después de un perdón sincero, para recuperar la relación.

María, Madre de los esposos, Tú empujas a Cristo a purificar nuestro matrimonio, convirtiendo nuestra agua en el mejor vino. Un vino agradable a Dios.

Jesús me dice: ¿Tu esposo/a es pecador/a? Pues «arremángate» que necesita ser sanado/a, yo quiero sanarlo/a y tú eres el medio que necesito.

Cada vez que acojo a mi esposo o renuncio a algo y me entrego, Cristo se hace presente, porque en nuestro amor de esposos, está Él.