Archivo por meses: diciembre 2017

Gafas sin filtros. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 17, 10-13

EVANGELIO
Elías ya ha venido y no lo reconocieron
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 17, 10-13

Cuando bajaban del monte, los discípulos preguntaron a Jesús:

«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».

Él les contestó:

«Elías vendrá y lo renovará todo. Pero os digo que Elías ya ha venido, y no lo reconocieron, sino que han hecho con él lo que han querido. Así también el Hijo del hombre va a padecer a manos de ellos».

Entonces entendieron los discípulos que se refería a Juan el Bautista.

Palabra del Señor.

Gafas sin filtros.

Vemos los signos de Dios y sin embargo, no los reconocemos, hasta el punto que acabamos matando al mensajero de Dios y a Dios mismo. ¿Se puede ser más cegato?
Dios nos pone signos claros que muestran su plan. Por ejemplo, si nos hace hombre y mujer, es para que nos hagamos uno precisamente gracias a que somos distintos. Pero ello implica salir de mí para entrar en ti. Salir de mis ritmos para entrar en los tuyos, salir de mis gustos para entrar en los tuyos, salir de mis criterios, mis prioridades, mis normas, mis costumbres… de todo lo que empieza por “mi(s)” para entrar en todo lo que empieza por “tu(s)”. Entonces vendrá a nuestra vida Aquel que lo renovará todo. Convertirá nuestro matrimonio en algo nuevo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: Pero ¿Por qué tengo que ir a ese retiro de matrimonios?
Marta: Porque tenemos que reconocer que no sabemos hacerlo mejor, porque nos van a ayudar, porque vamos a vivir una experiencia de Dios, y… ¿Tú tienes un plan mejor?
Andrés: Podemos irnos al campo, y estar a gusto tú y yo con los niños, y comer en un buen sitio.
Marta: Y ¿Eso nos ayudará a estar mejor? Te recuerdo que la última vez que fuimos al campo, te cabreaste porque nos olvidamos de meter las cervezas en la nevera y estaban calientes. La anterior, te cabreaste porque martita no quería venir, la anterior porque nos equivocamos de camino y dimos una vuelta que no veas y después, te desesperaste por el tráfico de vuelta. Mira, Andrés, eso ya lo hemos probado y no ha funcionado. Permíteme que te sugiera algo nuevo y déjate llevar, como me he dejado llevar yo por ti, que odio el campo con todas sus incomodidades, las moscas, las avispas, las arañas y demás…
Andrés: Bueno, probaremos algo nuevo, pero que sepas que no confío nada en ese plan.
(El último día del retiro)
Andrés: Tengo que dar públicamente las gracias a mi mujer por haber tirado de mí para que viniese a este retiro. Tengo que decir que he descubierto algo nuevo en ella y en nosotros que me ha cautivado. Estoy deseando llegar a casa y que empecemos a luchar por construir lo que hemos aprendido aquí.

Madre,

La vida está llena de signos del plan de Dios. No será por falta de pistas. Lo que pasa es que nuestra dureza de corazón no nos permite verlos. Pedimos esas “gafas” sin los filtros (pecados) que nos impiden la plenitud de la visión. Dios está muy presente en mi esposo y en nuestro matrimonio, mucho. Alabado sea el Señor que se ha hecho tan cercano a nosotros hasta el punto de vivir una vida humana. Esperamos impacientes Su venida para adorarle. Amén.

Un matrimonio que baile. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 11, 16-19

EVANGELIO

No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 16-19

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:
«¿A quién se parece esta generación?
Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:
«Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado».
Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: «Tiene un demonio». Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: «Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores».
Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

Palabra del Señor.

Un matrimonio que baile.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Reconozco que me he refugiado en una actitud crítica, cuando he querido justificar la tibieza de mi fe y la dureza de mi corazón en mi matrimonio.

Cuando hay en mí una falta de coherencia es un signo de que no estoy viviendo en la verdad. Y si no hago lo que pienso, acabo pensando según como vivo. En el matrimonio, cuando no respondo a la llamada a la santidad que Dios me hace, me sumerjo en una queja constante, porque no alcanzo un estado de vida que me satisfaga. Así que, echo la culpa de mi insatisfacción al esposo.

No puedo conformarme con una fe de estantería ni con un matrimonio de “vivir bajo el mismo techo y compartir unos hijos”. Mi fe es para vivirla en mi matrimonio y en mi familia. Mi fe tiene que dinamizar ese matrimonio que no baila.

San Juan Pablo II nos pone metas altas, habla por ejemplo de “la plenitud de la intimidad de las personas”. ¿Buscamos conocernos en la verdad de lo que somos y alcanzar la plenitud de esa intimidad?. Ahí encontraremos la paz, la estabilidad. ¡Queremos de eso!, hemos sido creados para eso. ¡Esposos! San Juan Pablo II toca y no bailamos.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: ¡Uy! De santidad en el matrimonio no me hables, que yo no tengo madera de santo. Eso no es para mí. Yo poco a poco, a mi ritmo.
Marta: Paco, todos estamos llamados a la santidad. Tú y yo también. No rebajes el listón, no reduzcas lo que estamos llamados a construir juntos a una mera convivencia humana. Dios nos llama a algo grande, creativo, ilusionante. Exigente, sí, pero porque tiene un valor inmenso.
Paco: Me lo estás vendiendo muy bien, pero luego, a ver quién es el guapo que lo vive…
Marta: Si te cierras, seguro que no lo vivimos. ¡Ábrete a la fuerza del Espíritu! ¡Créete que para Él es posible!, esfuérzate a tope, y déjate hacer.
Paco: Y tú igual ¿Vale?
Marta: Trato hecho. A tope los dos confiando en la Gracia.
(Paco y Marta llegaron a vivir lo que nunca hubieran imaginado que fuera posible vivir. Era el hermoso plan de Dios para ellos.)

Oración:
Señor, envíanos tu Espíritu. Que Tu carne nos dé la fuerza y Tu sangre nos purifique. ¡Prende fuego en nuestros corazones! No queremos vivir un sucedáneo de matrimonio. Queremos ser “discípulos de la sabiduría” y darle la razón. San Juan Pablo II, ruega por nosotros.

¿Inferiores? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 11, 11-15

EVANGELIO

No ha nacido uno más grande que Juan el Bautista
Lectura del santo evangelio según san Mateo 11, 11-15

En aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:
«En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él.
Desde los días de Juan el Bautista, hasta ahora el reino de los cielos sufre violencia y los violentos lo arrebatan. Los profetas y la Ley han profetizado hasta que vino Juan; él es Elías, el que tenía que venir, con tal que queráis admitirlo.
El que tenga oídos que oiga».

Palabra del Señor.

Notas: 

  1. Anuncio en Barcelona: Jueves 14 de diciembre a las 20h en la parroquia de Santa María Reina. Avda. Esplugues 103, Pedralbes. (Entrada por c/Miret i Sans 36)
  2. Retiro para matrimonios en Barcelona 15 a 17 de diciembre. Accede a toda la información aquí: https://wp.me/p6AdRz-PN

¿Inferiores?

Cualquiera que viera a Juan el Bautista, vestido con pieles de camello y cuerdas, y alimentándose de saltamontes, no pensaría que era el hombre más grande nacido de mujer. Quizás pensaría que es un loco o un mendigo y le miraría con desprecio. Sin embargo, era el precursor del Mesías, ni más ni menos.

No debo juzgar a las personas por lo que ven mis ojos, puede que Dios les haya asignado una misión grande y, aun viendo signos que les hagan parecer inferiores, estén en realidad muy por encima de mí. Juzgar a alguien como inferior, es hacer violencia contra el cielo. Esto me lo debo aplicar especialmente con mi esposo, que ha sido creado para una misión grande, para ser digno de ser esposo a imagen del Esposo, digno de un amor de comunión a imagen de la Santísima Trinidad, digno de ser redimido por Cristo, digno de ser hijo de Dios, heredero de toda su grandeza, su bondad y su poder, y digno de ser templo del Espíritu Santo. Este es el designio de Dios para él/ella. ¡Ante quién estoy!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marga: Muchas veces te he mirado con desprecio. Te veía inferior, porque eres menos ágil de mente, no eres muy profundo… Pero el Señor, en la oración, me ha hecho ver lo importante que eres para que Su plan se haga realidad en nuestras vidas. Tengo que aprender mucho de ti, de tu paciencia, de tu mansedumbre, de tu docilidad para obedecer. De cara al mundo puede parecer que yo valgo más, pero Dios me ha mostrado que para Él tú vales mucho. Por ello, te pido perdón, Rafa. Espero tratarte en el futuro de acuerdo a la dignidad que Dios te ha otorgado.
Rafa: Te perdono, Marga, y me admiro de tu humildad. Pocas personas serían capaces de decirle esas palabras a sus esposos respectivos. A mí el Señor me hizo ver que sólo contigo podré llegar hasta Él. Eres lo más importante para mí. Te amo.
Marga: Te amo.

Madre,

Quiero dar gracias al Señor, por darme a alguien tan grande para compartir mi vida con él/ella. Te pido que, a partir de ahora, no le valore por lo que veo sino por el plan que tiene Dios para él/ella no solo ahora, sino también cuando llegue al cielo, donde será más grande que el más grande de la tierra. Ese es el destino que tienes pensado para mi esposo. Alabado seas, mi Señor.

Las nuevas propiedades de mi yo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 11, 28-30

EVANGELIO

Venid a mí todos los que estáis cansados
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 28-30

En aquel tiempo, Jesús tomó la palabra y dijo:
«Venid a mi todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré.
Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor.

Notas: 

  1. Anuncio en Barcelona: Jueves 14 de diciembre a las 20h en la parroquia de Santa María Reina. Avda. Esplugues 103, Pedralbes. (Entrada por c/Miret i Sans 36)
  2. Retiro para matrimonios en Barcelona 15 a 17 de diciembre. Accede a toda la información aquí: https://wp.me/p6AdRz-PN

Las nuevas propiedades de mi yo.

Antes me sentía cansado de luchar en mi matrimonio. Mi yugo era demasiado pesado para cargar con él. Antes estaba agobiado por la vida, las prisas, las autoexigencias… Demasiadas cargas. Pero me encontré con Cristo. No sabría decir qué ha pasado exactamente, no es explicable por ningún fenómeno tangible o medible, pero ahora mi yugo es llevadero e incluso deseable y hermoso, y mi carga es ligera.

El yugo que llevaba estaba sobrecargado por el orgullo, que me impedía ver la belleza y la grandeza del matrimonio. Si me resisto a las leyes que Dios puso en mi matrimonio, vivo un agobio constante. Si Cristo me va haciendo manso y humilde de corazón, descubro que mi yo se hace Permeable, buen Conductor, Transparente, Duro, Elástico, y Tenaz (no frágil).

  • Permeable: Crédulo. Se deja empapar del amor infinito de Dios;
  • buen Conductor: Evangelizador. Capaz de transmitir el calor del amor de Dios;
  • Transparente: Humilde. No va de protagonista y deja ver la obra de Dios;
  • Duro: Misericordioso. Disculpa las agresiones de los demás que no le rayan ni le dejan huella perdonando con facilidad;
  • Elástico: Obediente. Se adapta a la presión y acepta las dificultades de cada momento con alegría;
  • y Tenaz: Perseverante. Resistente a los golpes, y dispuesto a levantarse con humildad aunque caiga una y otra vez.

Entonces mi alma, encuentra descanso.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Diario de Pedro: Me he puesto ante el Santísimo y he dejado que me llene de su Paz. He vuelto a casa y me he sentado a escuchar a mi esposa deseando transmitirle algo de la paz que había recibido. Ella estaba un poco alucinada con mi actitud de escucha y el interés que mostraba con ella, hasta que le he explicado que venía de estar ante el Santísimo, y entonces lo ha comprendido. Era Dios el que me había infundido esa paz. Lo que más le llamaba la atención es que me estaba transmitiendo quejas sobre mí, y en lugar de responderle con agresividad, estaba totalmente centrado en comprenderla. Yo también estaba sorprendido, porque sus palabras hirientes no me hacían daño, parecía como si rebotaran en una capa que impedía que penetraran en mi corazón.
Mientras hablábamos, nos entretuvimos y se quemó la cena, así que a mitad de la conversación tuve que bajar a comprar unas hamburguesas. Me sentó fatal, porque estaba muy cansado y además estaba lloviendo a todo llover, me estaba empapando, pero en ese momento, me planteé que si Dios lo había querido, yo también. Así que lo llevé con muchísima paz por saber que era Su voluntad. No me iba a quejar encima de lo que había recibido aquella tarde.
Cuando llegué a casa y creía que aquel día estaba siendo superado, ella retomó la conversación conmigo, y me puse nervioso porque se estaba haciendo demasiado tarde para los niños. Así que dejé de escuchar y no paraba de mirar el reloj. Me preguntaba: Esta mujer ¿No se da cuenta de la hora que es? Además se estaban enfriando las hamburguesas… así que perdí toda la paz que había recibido. Ella se enfadó porque había dejado de prestarle atención. Entonces le pedí perdón, y recuperé la paz. Después de cenar, hemos seguido hablando y ella ha recibido de mí la Paz que Dios le quería transmitir.

Aquella noche, Pedro y su esposa se quedaron dormidos abrazados.

Madre,

La mansedumbre y la humildad, qué dos grandes pilares para el matrimonio. Esa apertura a todo lo que viene, con alegría, ese deseo de aprender del otro, reconocer que estoy en construcción, saberme pequeño, necesitado… En este adviento, contemplamos a Dios hecho Niño, y aspiramos a eso, a hacernos niños con Él. Hoy contemplamos la cuna vacía del Belén, deseando verla ocupada por el Salvador envuelto en pañales. Amén.

Aunque le haya herido muchas veces. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 18, 12-14

EVANGELIO

Dios no quiere que se pierda ni uno de estos pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 12-14

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado.
Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».

Palabra del Señor.

Notas: 

  1. Anuncio en Barcelona: Jueves 14 de diciembre a las 20h en la parroquia de Santa María Reina. Avda. Esplugues 103, Pedralbes. (Entrada por c/Miret i Sans 36)
  2. Retiro para matrimonios en Barcelona 15 a 17 de diciembre. Accede a toda la información aquí: https://wp.me/p6AdRz-PN

Aunque le haya herido muchas veces.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

A veces, cuando recuerdo lo perdido que llegué a estar, siento vergüenza. Y si en algún momento, quizás en una discusión, mi esposo me saca los trapos sucios del pasado, seguramente me sentiré traicionado. Siempre que se me reprocha algún momento en que me he desviado del camino, me sienta mal, y puede incluso que esto me haga caer en responder con la misma moneda.

Mi pasado oscuro me avergüenza, pero hoy me siento bien recordando las veces en que me he alejado de Dios, porque en todas esas ocasiones, Él ha venido y me ha rescatado, y se ha alegrado por cada arrepentimiento más que si nunca le hubiese fallado.

Así me quiere mi Señor, así me valora mi Señor. Para Él soy importante haga lo que haga. Para Él es una alegría que esté a Su lado aunque le haya herido muchas veces. Así me ama mi Padre. Así tengo que amar yo a mi esposo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ana: Tú nunca has estado conmigo cuando te he necesitado. Todavía recuerdo aquella vez que estaba con la depresión y me regañaste porque estaba todo el día llorando. ¿Se puede ser más cruel?
Rafa: Ana, ya te pedí perdón por aquello. Reconozco que fue algo terrible, y me hace daño que me lo sigas recordando. (Pensando: Yo también le podría recordar aquella vez que me dijo… ¡No!, ese no es el camino) Mira Ana, yo te pedí perdón, entiendo que sufrieras mucho con aquello, pero por favor, no me lo sigas teniendo en cuenta. Dios ya me ha perdonado y me ha acogido de nuevo en sus brazos. Si en algún momento no te he sabido querer, ahora sí que te quiero, independientemente de lo que hagas o digas. Te amo mucho, Ana, y eres lo más importante del mundo para mí. Quiero estar en todos tus momentos difíciles. No quiero que te vuelvas a sentir sola ¿Vale?

Madre,

El Señor nos muestra Su misericordia, y es necesario que yo ame a mi esposo con Su amor misericordioso, o de lo contrario, no soy de Cristo. A mí me consuela que Dios me quiera aunque sea imperfecto, y quiero que mi esposo sienta también ese consuelo en mi manera de amarle. Te lo pido por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.