Archivo por meses: diciembre 2017

No ha sido un espejismo. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 1, 39-45

EVANGELIO

¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor?
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-45

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino deprisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que, en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá».

Palabra del Señor.

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No ha sido un espejismo.

El ángel le anuncia a María su vocación de Madre de Dios, y ella se pone en camino “deprisa” hacia las montañas. Qué importante es estar en camino y no quedarse parado después de que el Señor nos llama. María podía haberse quedado parada, después del susto, centrarse en sí misma para digerir aquello. Pero opta por ese camino hacia el servicio a los demás.

Y llega a casa de su pariente Isabel con mucha alegría, y esa alegría que infunde el Espíritu Santo, llega a Santa Isabel, y la contagia, y la inunda a ella y a su bebé. El alma enamorada sabe ver estos signos de Dios, y vivirlos en lo más profundo.

(Nota: La Virgen acababa de concebir cuando fue a realizar aquella visita, y ya vemos que Jesús estaba plenamente vivo en Ella y actuaba ya en los de alrededor. Dios nos muestra en esta escena que el ser humano es plenamente humano desde su concepción).

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: Hemos salido del retiro de matrimonios muy contentos, pero ¿cuánto nos durará?
Marta: Andrés, hemos recibido la alegría del Espíritu, no podemos quedarnos parados. Hay que ponerse en camino. Es verdad lo que nos decían: Lo que hemos vivido no ha sido un espejismo, sino que ha sido un aperitivo de lo que podemos vivir realmente si nos tomamos en serio nuestra vocación.
Andrés: Cuánta alegría y cuánta esperanza me da oírte hablar así. Tienes razón, tenemos que ser dichosos porque hemos creído en lo que Dios nos promete.
Marta: Alabado sea el Señor.
Andrés: Alabado sea.

Madre,

Tú viniste a nosotros, y nos trajiste al Señor, y nuestra alma saltó de gozo. Y desde entonces estamos en camino, con alegría. Confiamos, Madre, en que la promesa que nos ha dado el Señor de que llegaremos a vivir una comunión, se cumplirá. Alabado sea el Señor.

¡Rumbo fijado! Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 1, 26-38

EVANGELIO

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38

En el mes sexto, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo:
«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo».
Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo:
«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel:
«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, “porque para Dios nada hay imposible”».
María contestó:
«He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra».
Y el ángel se retiró.

Palabra del Señor.

Nota: Retiro para matrimonios en Madrid 2 a 4 de febrero. Se abrirá la inscripción mañana día 21 a las 10h. En el comentario del Evangelio de mañana pondremos el enlace para realizar la inscripción. Se respetará el orden de inscripción de aquellos que paguen el importe total del retiro. Los niños se aceptarán sólo en los casos en que no tienen más opción que llevarlos para poder asistir. Hay muy pocas plazas para niños porque tenemos que intentar dar servicio al máximo número de matrimonios posible.

¡Rumbo fijado!

Es el “Sí” lo que marca la diferencia. Luego ya, se encarga Dios de todo. Hoy hablábamos con un esposo que dice “no”. No a su vocación de entregarse a su esposa, porque está muy dolido con ella. Le ha dicho cosas muy duras con mucho desprecio y está cansado de luchar, dice, aunque en realidad está cansado de tirar hacia su lado mientras su esposa tira hacia el suyo, en lugar de luchar por su matrimonio. En cambio, hemos visto a otros matrimonios decir “Sí”, turbados quizás, pero dicen un “sí” definitivo. Como decía Santa Teresa, con “una determinada determinación”. Lo importante es “fijar el rumbo” y ese rumbo es el “sí” a Dios, a su llamada. Luego pasaremos tormentas, calma chicha o lo que haya que pasar. Pero más deprisa o más despacio, avanzaremos en la dirección de Su voluntad. Allí nos espera el gran abrazo del Padre.

Y ¿cómo se fija el rumbo? Antiguamente los timoneles ataban el timón para que no se moviese. Puede que antiguamente en la Iglesia, también se estableciesen normas muy estrictas que impedían que uno se moviese de la foto. Ahora, se establecen unas coordenadas GPS fijas para que no se desvíe la nave o recalcule la ruta si se desvía porque una tormenta la ha sacado del rumbo fijado. El Evangelio de hoy me lleva a pensar dónde tengo yo puestas mis coordenadas. El GPS conyugal, tiene una peculiaridad sobre cualquier otro GPS del mercado, y es que, estés donde estés, el destino viene prefijado. Y se llama COMUNIÓN conyugal.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Matrimonio custodio: Dinos Paco ¿Cómo vais?
Paco: Pues tengo muchas dudas. Mi esposa tiene problemas con mi familia de origen, y yo no lo entiendo. El trabajo me absorbe mucho tiempo, y mi mujer no lo entiende. Mi mujer está muy pesada con eso de que recemos juntos, y yo no lo entiendo. Tenemos problemas con nuestro hijo mayor, que está muy rebelde, y yo estoy siendo más exigente con él, y mi esposa no lo entiende… y así todo.
Matrimonio custodio: Y ¿Cuál es vuestro objetivo? El mío es que mi mujer esté a gusto con mi familia, que comprenda que el trabajo es duro y que no me queda más remedio que echar horas, que en la oración hay que ir poco a poco y no presionar tanto ni agobiar, y que a nuestro hijo no se le puede mimar porque se sube a las barbas.
Matrimonio custodio: Te habíamos preguntado por vuestro objetivo, no por el tuyo. Porque lo primero es tener un objetivo común ¿No te parece? Imagínate la escena de dos bueyes tirando cada uno para un lado ¿Qué pasa con el arado?
Paco: Que no va a ningún lado.
Matrimonio custodio: Exacto, y encima, acaban los dos bueyes exhaustos de tanto esfuerzo.
Paco: Entonces ¿Cuál debe ser nuestro objetivo común?
Matrimonio custodio: La comunión. Que os entreguéis y os acojáis mutuamente, buscando el bien común. Así, por ejemplo, en la cuestión de la familia de origen, tú no estás buscando vuestro bien, sino el de tu familia. Eso es un error. En el trabajo estás buscando el bien de tu empresa, no el de tu matrimonio, segundo error. En la cuestión de la oración, te estás buscando tú y tus criterios, tercer error. Y en la cuestión de vuestro hijo, no podéis imponeros la manera de educar, tenéis que pensar los dos qué quiere darle Dios en estas circunstancias, ya que en realidad es Su hijo. ¿Entiendes? Fijad el rumbo hacia vuestra comunión.
Paco: Entiendo. ¡Rumbo fijado!, mi capitán.

Madre,

Como somos muy marianos, sentimos debilidad por este Evangelio. Me he emocionado muchas veces imaginarte, recibiendo la visita del ángel, con esa dulzura, con esa ternura, con esa fe… El Padre tenía que estar recreándose en la escena, viéndote a Su elegida, turbada pero enamorada, dándole un Sí incondicional. Enséñame Madre a dar ese “Sí” a la llamada de Dios, contigo. Amén.

Cuando parecía imposible. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 1, 5-25

EVANGELIO

Gabriel anuncia el nacimiento de Juan Bautista
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 5-25
En los días de Herodes, rey de Judea, había un sacerdote de nombre Zacarías, del turno de Abías, casado con una descendiente de Aarón, cuyo nombre era Isabel.
Los dos eran justos ante Dios, y caminaban sin falta según los mandamientos y leyes del Señor. No tenían hijos, porque Isabel era estéril, y los dos eran de edad avanzada.
Una vez que Zacarías oficiaba delante de Dios con el grupo de su turno, según la costumbre de los sacerdotes, le tocó en suerte a él entrar en el santuario del Señor a ofrecer el incienso; la muchedumbre del pueblo estaba fuera rezando durante la ofrenda del incienso.
Y se le apareció el ángel del Señor, de pie a la derecha del altar del incienso. Al verlo, Zacarías se sobresaltó y quedó sobrecogido de temor.
Pero el ángel le dijo:
«No temas, Zacarías, porque tu ruego ha sido escuchado: tu mujer Isabel te dará un hijo, y le pondrás por nombre Juan. Te llenarás de alegría y gozo, y muchos se alegrarán de su nacimiento. Pues será grande a los ojos del Señor: no beberá vino ni licor; estará lleno del Espíritu Santo ya en el vientre materno, y convertirá muchos hijos de Israel al Señor, su Dios. Irá delante del Señor, con el espíritu y poder de Elías, “para convertir los corazones de los padres hacía los hijos”, y a los desobedientes, a la sensatez de los justos, para preparar al Señor un pueblo bien dispuesto».
Zacarías replicó al ángel:
«¿Cómo estaré seguro de eso? Porque yo soy viejo, y mi mujer es de edad avanzada».
Respondiendo el ángel le dijo:
«Yo soy Gabriel, que sirvo en presencia de Dios; he sido enviado para hablarte y comunicarte esta buena noticia. Pero te quedarás mudo, sin poder hablar, hasta el día en que esto suceda, porque no has dado fe a mis palabras, que se cumplirán en su momento oportuno».
El pueblo, que estaba aguardando a Zacarías, se sorprendía de que tardase tanto en el santuario. Al salir no podía hablarles, y ellos comprendieron que había tenido una visión en el santuario. Él les hablaba por señas, porque seguía mudo.
Al cumplirse los días de su servicio en el templo volvió a casa. Días después concibió Isabel, su mujer, y estuvo sin salir cinco meses, diciendo:
«Esto es lo que ha hecho por mí el Señor cuando se ha fijado en mi para quitar mi oprobio ante la gente».

Palabra del Señor

Cuando parecía imposible.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Quizás Dios quiere darme la gran sorpresa de mi vida, como hizo con Zacarías, a quien dio el tan esperado hijo cuando ya creían que era imposible ¡Y qué hijo! El mayor hombre nacido de mujer, ni más ni menos. Pero quizás esa maravillosa historia que Dios tiene pensada para mí, se ve enturbiada por mi falta de confianza en Él. A lo mejor está esperando a que me parezca un caso imposible, para que tenga la seguridad de que ha sido Él quien lo ha hecho y no yo quien lo ha conseguido.

Esa es mi experiencia. Cuando creía que nuestro amor era imposible, cuando yo por mí mismo era incapaz de solucionarlo y le pedí auxilio, Él, a través de María, me llama a hacerlo nuevo desde Él, con Él y por Él. Y lo hizo, a Su manera. Despacio, con ritmos diferentes entre mi esposo y yo, entre muchas torpezas y meteduras de pata, poco a poco dejamos de estar ciegos y empezamos a ver y vivir nuestro matrimonio como Dios lo pensó. Ya no tengo dudas. Tal como hizo conmigo, sé que lo hará con vosotros. Por eso, tengo fe plena en que Él hará que vivas el amor como Él quiere que lo vivas, si eres dócil, no te resistes a aceptar las cosas como Él decida, y te esfuerzas mucho. ¿Apuestas algo?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: María, hay ahí un matrimonio con muchos problemas y muchas heridas. Están sufriendo mucho.
María: Hablo con ellos, no te preocupes.
(Unos días más tarde)
Marta: María, ¿hablaste con aquel matrimonio?
María: Sí, pero no hay solución.
Marta: ¿No dijiste que el Señor lo hace todo nuevo?
María: Sí, pero tienen que estar dispuestos a doblegar su orgullo. Lo único que impide que Dios entre es un corazón duro, que ya no cree en nada y que se cree en la razón, un corazón que piensa que la solución está fuera de él. Es necesario un corazón blandito, un corazón contrito y humillado Dios no lo desprecia.
Marta: Son mis amigos. Déjame hablar con ellos.
(Unos meses más tarde)
Marta: María, están listos. Les he invitado al retiro de matrimonios, lo han hecho, y ahora sí que están abiertos a construir los dos.
María: ¡Aleluya! ¡Están salvados! Vamos a por ello. Les llamo hoy mismo. El Señor hará grandes cosas por ellos. Ya lo verás.

Madre,

Nos creemos los protagonistas de nuestra historia, y el verdadero protagonista es el Señor. Qué importante ha sido entender esto en nuestra vida de esposos. El día que dejo de mirar a mi esposo como un inconveniente y sigo Tus instrucciones: “Haced lo que Él os diga”, ese día se empieza a producir el milagro, y nace en nosotros un amor que es el precursor del Amor con mayúsculas que vendrá detrás. Alabado sea el Señor, que ha sido grande y generoso con nosotros. Amén.

Amarse sin entender nada. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 1, 18-24

EVANGELIO

Jesús nacerá de María, desposada con José, hijo de David
Lectura del santo evangelio según San Mateo 1, 18-24

La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados».
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta.
«Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrán por nombre Enmanuel, que significa «Dios-con-nosotros»».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.

Palabra del Señor.

Amarse sin entender nada.

(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

En el vientre de María se engendraba el que es la Vida y mientras ella estaba llena de gozo, a su alrededor todo era incomprensible, pero ella guardaba todas las cosas en su corazón. El hecho de no entender, no suponía un obstáculo para su fe llena de confianza en el plan de Dios.

José tampoco entiende qué pasa ni sabe qué hacer y Dios Padre, que podía hacer algo por aclarárselo, incomprensiblemente, no interviene. En este tiempo José realiza un ejercicio de fe, esperanza y caridad. “El impulso de la esperanza preserva del egoísmo y conduce a la dicha de la caridad” (CIC 1818).

Los dos, José y María, oran atentos a Dios.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juan: Yo no entiendo que no olvides las faltas de atención que tuve contigo hace 15 años.
Marta: No entiendo por qué no me comprendes.
Juan: Tampoco entiendo por qué sigue habiendo tanto orgullo entre ambos.
Marta: Ni yo por qué te resistes tanto a los nuevos retos que nos pone la vida.

Juan: Pero confío en Dios, espero en Él.
Marta: Yo también, confío ciegamente en Él.
Juan: Y amo tu presente y tu futuro.
Marta: Yo también te amo, tal como eres, y tengo esperanza en lo que serás, con la gracia de Dios.
Juan: Sé que Dios está constantemente presente en nuestra vida, y por eso sé que nos hará santos.

Madre,

Dile al Señor que aquí estamos, para lo que quiera, cuando quiera y como quiera. Gracias por el retiro de Barcelona. Ha sido impresionante. ¡Cuántos milagros! ¡Cuánta gracia derramada!. Qué privilegio participar de Tu obra co-redentora en tantísimos matrimonios, Madre. Alabado sea nuestro Dios, por los dones que te ha concedido.

Cómo eliminar la tristeza. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 1, 6-8. 19-28

EVANGELIO

En medio de vosotros hay uno que no conocéis
Lectura del santo Evangelio según san Juan 1, 6-8. 19-28

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran:
«¿Tú quién eres?»
Él confesó y no negó; confesó:
«Yo no soy el Mesías».
Le preguntaron:
«¿Entonces, qué? ¿Eres tú Elías?».
Él dijo:
«No lo soy».
«¿Eres tú el Profeta?».
Respondió: «No».
Y le dijeron:
«¿Quién eres? Para que podamos dar una respuesta a los que nos han enviado, ¿Qué dices de ti mismo?»
Él contestó:
«Yo soy la voz que grita en el desierto: «Allanad el camino del Señor», como dijo el profeta Isaías».
Entre los enviados había fariseos y le preguntaron:
«Entonces, ¿por qué bautizas, si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?».
Juan les respondió:
«Yo bautizo con agua; en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sandalia».
Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde estaba Juan bautizando.

Palabra del Señor.

Cómo eliminar la tristeza.

Dijo el Papa Francisco, que la tristeza es tan resistente en nosotros porque en la tristeza uno es el protagonista, mientras que el dejarse conciliar implica desplazarnos a un lado y dejar entrar al Espíritu. Esto es lo que hace Juan: Se aparta a un lado para dejar pasar al Mesías.

Efectivamente, nos gusta regodearnos en las quejas y en la autocompasión porque ahí somos protagonistas. Ambas son signos de vanidad. Sin embargo, la alegría viene cuando me aparto para dejar que el protagonista de mi vida sea el Espíritu, o dicho de otra forma, apartarme para que el protagonista de mi vida sea el Espíritu en mi esposo, porque en él/ella reside el Espíritu.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Elena: (Piensa) Hay que ver, con el daño que me hizo ayer y ahí está, silbando. ¿Es que no ve mi tristeza? ¿No ve mi dolor?
(Elena se cubre parte de la cara en señal de dolor, cuando entra su esposo en la habitación. Pero su esposo no parece hacerle mucho caso, y Elena se echa a llorar. Se siente peor todavía, su dolor se ha acrecentado y su resquemor a su marido también.)
Elena: (En oración) Señor, ayúdame, por favor, no soporto más, tengo una tristeza hasta morir, como dijiste Tú.
(Y el Señor le hizo ver lo mucho que la amaba, para toda la eternidad. ¿Para qué tenía que buscar nada más? ¿Tenía derecho a estar triste cuando Dios la ama infinitamente? Y terminó leyendo el Magníficat y reflexionando sobre esas frase de María: “Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador” y “porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí”. ¡Claro! Es Él quien lo hace. Y se repetía una y otra vez: “Se alegra mi espíritu en Dios mi salvador”… y se le pasó todo.
Elena: (Vio pasar a su esposo y le dijo) Manolo, te amo.
Manolo: ¡Mujer! Qué alegría volver a tenerte junto a mí. Te he echado mucho de menos. No me atrevía a acercarme por si te hacía más daño. ¿Me perdonas por el dolor que te he causado?
(Y Elena, abrazada a su esposo, daba gracias a Dios).

Madre,

Que en este adviento seamos capaces de hacernos a un lado, de apartar todo lo que ponemos de nosotros mismos, apartar la tristeza que queremos ver en nuestra relación, para acoger la alegría que Dios pone en nuestros esposos y en nuestro matrimonio.