Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES haz click AQUÍ
Evangelio del día
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 24, 46-53
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Así estaba escrito que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros sois testigos de estas cosas. Mirad, y voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto. Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.
Testigos de la Resurrección
Cristo se despidió de su vida terrena bendiciéndonos, ascendiendo al Cielo y prometiéndonos la venida del ES. Esto es lo que hace que, a pesar de que Cristo se marchaba, sus discípulos, volvían con gran gozo.
Este es el gozo al que estamos llamados todos los esposos. Nuestra vida y nuestro matrimonio no puede ser un camino triste. Aunque haya dificultades, aunque haya cruz, Cristo está siempre entre nosotros y nuestro “casi nada” está en hacerLe presente, dejándonos hacer a través de la oración diaria , y El nos dará su “casi todo “, esto es, una alegría inmensa que brota del corazón de quien/quienes reconocen esa llamada a un amor eterno de comunión con El y con su esposo/a
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Luisa: ¿qué cambio más increíble hemos tenido, verdad? ¿Te acuerdas la tristeza que había siempre en nuestra casa?
Jose: cómo no me voy a acordar. Ahora, cada vez que veo un matrimonio que está en crisis me da más pena, no por lo mal que lo están pasando, sino por lo que se están perdiendo y que empezamos a vivir nosotros ahora
Luisa: bueno, bueno. Que a nosotros nos costó mucho entenderlo y empezar de verdad a construir nuestro matrimonio
Jose: si, desde luego Pero todo empezó a cambiar cuando comenzamos a hacer oración. Muy poco a poco el Señor se fue colando en nuestras vidas y en nuestro matrimonio.
Luisa: desde luego. Pero no hay que bajar la guardia ¿verdad? Hoy todavía no hemos hecho nuestra oración conyugal, así que, aprovechando que ya estamos tan elevados vamos a comenzar
Jose: desde luego, no se te escapa una. Menos mal que te tengo. Tú sí que estás elevada.
Madre,
Ayúdanos a contemplar los bienes celestiales que el Señor nos promete, y a volvernos testimonios de su presencia en nuestro Sacramento. Gracias Madre.
Gracias Señor Jesús
Gracias Señor Jesús por en los peores momentos de mi matrimonio siempre estás hayy sabes lo que te necesitamos en nuestra familia