Consecuencias del Resucitado

Las consecuencias del Resucitado. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 24, 35-48

EVANGELIO

Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu. Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?»
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
«Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí».
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y les dijo:
«Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra del Señor.

Nota: Próximas misiones

  • Anuncios en Mallorca:
    • 20 de abril a las 19h: Parroquia Santa Martarita (Inicio calle San Miguel) y
    • 21 de abril a las 20h Parroquia Sant Marçal (Sa Cabaneta)
  • Retiro en Sevilla: 4 de mayo (a las 18:30) al 6 de mayo (a las 17:30). infórmate en el siguiente enlace: https://wp.me/p6AdRz-XT.
  • Retiro en Madrid: 8, 9 y 10 de junio.
  • Retiro en Córdoba: 29 y 30 de junio y 1 de julio.

Las consecuencias del Resucitado.

Ver a Cristo resucitado parece increíble, porque todos lo vieron morir destrozado. Ver las consecuencias que nos trae el Resucitado en nuestro matrimonio, también parece increíble, sobre todo cuando se trata de un matrimonio que previamente lo hemos llegado a ver destrozado. Sí, nuestro camino es el de Jesús pero desde nuestra vocación de esposos. El Mesías tenía que padecer mucho, y nosotros también. La única diferencia es que Él cargó con nuestros pecados (los de todos) y a nosotros nos toca cargar con los míos y los de mi esposo (principalmente).

Pero la historia no acaba ahí. Resulta que el Señor resucita y nos permite seguirle también en ese camino de la resurrección. Ah! Milagro! Y los que hemos vivido esto, somos testigos. Por eso, proclamamos la conversión en Su nombre. Es necesario que muera a los reclamos de mi yo, para que nazca un nosotros. Esposos, vivid vuestra cruz, veréis y creeréis.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Javier: Estaba muy hundido, porque no veía la solución. Se me habían acabado las fuerzas, la paciencia, no quedaba ni un ápice de esperanza. Cuando ya había dado mi matrimonio por perdido, me encontré con el Señor. La Santísima Virgen me llevó hasta Él.
Alicia (Esposa de Javier): Yo también estaba deprimida. Había perdido la alegría. Estaba nerviosa, y tenía unos picos emocionales brutales. Pero me encontré con Cristo y ocurrió el milagro.
Ana y Carlos: Eso quisiéramos para nosotros. Un milagro. Pero eso es imposible.
Javier: No, de verdad. No es imposible. Tienes que buscar un camino para ir cambiando vuestra lógica del amor por la de Dios, y alimentaros de Su amor. Vuestro corazón lo irá limpiando hasta que lleguéis a ver la belleza del otro y la belleza y la grandeza de vuestra relación. ¿Queréis empezar este camino?
Ana y Carlos: Sííí.
(Un año más tarde Ana y Carlos daban este mismo testimonio a otro matrimonio, y éstos a su vez a otro. Se había desatado la conversión para el perdón de los pecados de los esposos.)

Madre,

Ayúdame a que busque la voluntad de Dios en todo, especialmente en momentos de dificultad, en la batalla interior… en los que únicamente he de rezar, confiar y esperar. El resto lo hará milagrosamente el Señor. Amén.

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