EVANGELIO
Yo os digo: No hagáis frente al que os agravia
Lectura del santo evangelio según san Mateo 5, 38-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
-«Habéis oído que se dijo: «Ojo por ojo, diente por diente». Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también la capa; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.»
Palabra del Señor.
El mal necesita ser sanado.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
El Evangelio de hoy nos dice cosas muy concretas para nuestra relación matrimonial:
“No hagáis frente al que os agravia” o sea, al que nos hace mal. Como dice San Agustín (de sermone Domini, 1, 19): “… la paz perfecta quita toda venganza desde su principio.” Ésta es la paz que Cristo nos da después de resucitado, la paz perfecta. Si no respondemos al mal que nos pueda hacer nuestro esposo, viviremos la paz en nuestro corazón y en nuestra relación.
San Gregorio Magno, Moralia, 31, 13. “Más debemos temer por los ladrones, que sentir la pérdida de las cosas terrenas. Cuando se pierde la paz del corazón respecto del prójimo por una cosa terrena, se evidencia que amamos al prójimo menos que a las cosas.”
Más importante es nuestro esposo que el motivo del agravio o el enfado, que serán cosas terrenas, pasajeras, que no permanecen. Y por tanto tienen un valor inmensamente inferior al valor de nuestro esposo y de nuestra comunión.
Cuando recibo mal de mi esposo es porque éste tiene un mal (quizás la carencia del amor de Dios), y da lo que tiene, su limitación y debilidad humanas. Por eso necesita recibir bien. Necesita recibir amor, no lo olvides. La debilidad a veces se expresa con el grito de dolor. Si tu esposo te necesita en su debilidad, no huyas, dale tu corazón, tu escucha, tu comprensión, tu servicio. Acompáñale aunque te suponga dolor (te quiero en las penas). “La caña cascada lo la quebrará”.
Este Evangelio habla de la mansedumbre: Bienaventurados los mansos. Como dice Chércoles: ‘Porque tenemos poder caemos en la tentación de usar la agresividad para imponerme o defender mis derechos. Pero la dicha está en recuperar al otro: “mansedumbre”, poniéndome a su servicio.’
La mansedumbre es una actitud de donación, excelente oportunidad para ser sacramentos de la verdad y el amor, con la ayuda de Dios.
Tal como pide el Papa que hagamos a diario, oramos por el sínodo de la familia:
https://proyectoamorconyugal.es/oracion-a-la-santa-familia/
Gracias x darnos una vision tan esperanzadora…todo tiene un sentido si se mira con los ojos de Dios…gracias x ayudarnos a encontrar esa mirada
Gracias a ti Mª José por estar siempre ahí y por colaborar con este Proyecto de Amor.