EVANGELIO
El día del juicio le será más llevadero a Tiro, a Sidón y a Sodoma que a vosotras.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 20-24
En aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:
«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.
Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.
Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.
Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.
Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».
Palabra del Señor.
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Misión: Tú.
Al leer esta frase, he sentido un escalofrío que me recorría el cuerpo de arriba abajo: “¿Piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo”. Es cierto que he dejado muchas cosas por el Señor, pero Él me ha dado ¡Tanto…! Y me queda tanto por darle… Ese orgullo, esa falta de misericordia y esa dureza de corazón que sigo teniendo, bloquea la escucha de Dios sobre la misión de esposo que me ha encomendado, y me dificulta para que el Espíritu pueda llevarla adelante. Hoy el Señor me dice “No te confíes, y sigue luchando abrirme las puertas de tu corazón de par en par”.
Y es que, mi esfuerzo tiene que ir especialmente orientado a mi “primer metro cuadrado”. Mi esposo. ¿Qué me ha dado el Señor? Un esposo que es Su hijo, que es amado por Dios, por sí mismo, que es mi Ayuda Adecuada, que es templo de Espíritu Santo, un esposo sagrado ante quien debo descalzarme. El Señor me ha dado medios para conocer mi vocación, la sacralidad del Matrimonio, el Sacramento de la Eucaristía para alimentarme de Él… ¿Estoy respondiendo a tal entrega como para escalar el cielo?
Tus palabras no son amenazas, Señor. Lo sé. Son palabras para empujarme a ser mejor esposo. No sé cuánta vida habrás decidido que me quede por delante, pero pienso esforzarme más, y más. ¡Para mayor Gloria Tuya!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Laura: Cada vez que observo lo que impide que fluya el Espíritu entre nosotros, me topo con esa manía de querer llevar razón, o juzgarte y despreciarte, o exigirte la perfección… Hay mucha soberbia en mí.
Javier (Esposo de Laura): Igual que en mí. Y cada vez que no renuncio a todas esas cosas, se rompe nuestra comunión. Pero la reconciliación es preciosa y Dios lo hace todo nuevo. Me parece tan hermoso el amor que nos une, que me impulsa a renunciar a todo lo demás.
Laura: Sé cuánto me quieres, Javier. Me encanta y doy muchas gracias a Dios por ti. Merece la pena luchar por la misión tan hermosa que Dios me ha encomendado: Tú.
Madre,
Dios me ha creado por amor, para amar. No hay nada más importante que nuestro camino hacia Dios, y el mío es el de la Caridad Conyugal. Ayúdanos Madre a ser fieles a nuestra vocación, a responder a tanto amor recibido. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.
Llevo gran parte de mi vida caminando al cielo de la mano de María viviendo la santidad para llegar a dónde Dios quiera. Pero hacerlo ahora de la mano de mi esposo también es el milagro más precioso que el Señor y nuestra Madre han hecho en mi vida por mí. Siempre caeré en todos mis pecados, pero esa no soy yo. Yo soy la hija de Dios, a su imagen y semejanza estoy hecha! Siendo consciente de eso sé que con su gracia y si el vive plenamente puedo ser esa esposa que el un día creó, con mis limitaciones del pecado, pero siempre con la mirada puesta en el cielo. No dejaré de pedirle, suplicarle y seré incansable hasta el fin de mis días para que ser como Él quiere y amar siempre su voluntad en mi vida. Cuando se ama tanto a Dios solo desea uno agradarle y la mejor manera de hacerlo es con nuestro espos@, lo ha creado para nosotros exclusivamente, para que con él podamos llegar al cielo, no es la obra más hermosa que jamás se haya podido contemplar. Es verdad que Dios es tan tan bueno que si nosotros queremos podemos empezar a vivir el cielo en la tierra, simplemente amando como Él lo hace y haciendo su divina voluntad. Estoy lejos muy lejos de llegar al cielo, pero también sé que me entregaré hasta el extremo por conseguirlo dando toda mi vida por ello y sin soltarme de la mano de María y de mi esposo!
No dejaré de pedir, pedir, pedir y pedir todo aquello a lo que yo no pueda llegar, y sé que Él pondrá el resto.
Gracias a Proyecto por hacer posible este milagro!