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EVANGELIO
El publicano bajó a su casa justificado, y el fariseo no.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 18, 9-14
En aquel tiempo, dijo Jesús esta parábola a algunos que confiaban en sí mismos por considerarse justos y despreciaban a los demás:
«Dos hombres subieron al templo a orar. Uno era fariseo; el otro, un publicano. El fariseo, erguido, oraba así en su interior: «¡Oh Dios!, te doy gracias, porque no soy como los demás hombres: ladrones, injustos, adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago el diezmo de todo lo que tengo».
El publicano, en cambio, quedándose atrás, no se atrevía ni a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «¡Oh Dios!, ten compasión de este pecador».
Os digo que este bajó a su casa justificado, y aquél no. Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».
Palabra del Señor.
¡Chof!
Humildad y caridad, son virtudes hermanas que van siempre de la mano. Ya hemos aprendido lo que es la Caridad: Es la virtud de ser mediación de Dios para que Él ame a los demás a través de nosotros. La caridad requiere por tanto dejarse llevar por el Espíritu Santo.
Si no hay humildad en nosotros, no puede haber caridad: Primero porque no nos dejaremos llevar sino que dominaremos la situación, y segundo porque el Señor actúa siempre con humildad (como vemos en Cristo), y el hecho de que no la haya es un indicativo de que el Señor no está participando en ese acto.
Por eso, la caridad exige previamente humildad y la humildad lleva necesariamente a la caridad. Agárrate a la mano de estas hermanitas tan dispuestas que te llevarán a la la comunión y a la santidad.
Aterrizado a la vida Matrimonial:
Luis: Esta mañana, me has planteado una agenda inesperada y he actuado con mansedumbre adaptándome a tu propuesta y sin quejarme, a pesar de que no me agradan los imprevistos.
Mercedes: ¡Ay! Perdona. No me he dado cuenta de que te estaba incomodando.
Luis: Lo sé. El caso es que todo orgulloso por haber actuado mansamente, luego me he desesperado porque tardabas más de la cuenta en la primera parte de la mañana y se nos hacía un poco tarde. Así que: (Silva: fiiiiiiiieeeeoooooouuuuu) ¡Chof! Mi gozo en un pozo. ¡Batacazo que te crió! Mansedumbre al hoyo y orgullo cotizando a maximos históricos. Menos mal que el Señor me muestra mi amor cutre para que me afilie al Suyo eterno.
Mercedes: Ánimo, Luis. Es muy bueno que Dios te ilumine y puedas ver estas cosas. No me fiaría de tu amor si no fuera porque estás con Él.
Madre,
Qué rápido nos apoderamos de las cosas de Dios y se nos impone la humildad a base de jarros de agua fría. Alabado sea el Señor.