Archivo por días: 15 diciembre, 2023

Esposos que bailen. Comentario para Matrimonios: Mateo 11, 16-19

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EVANGELIO

No escuchan ni a Juan ni al Hijo del hombre.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 16-19

 

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente:

«¿A quién se parece esta generación?

Se asemeja a unos niños sentados en la plaza, que gritan diciendo:

“Hemos tocado la flauta, y no habéis bailado; hemos entonado lamentaciones, y no habéis llorado”.

Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: “Tiene un demonio”. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: “Ahí tenéis a un comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores”.

Pero la sabiduría se ha acreditado por sus obras».

Palabra del Señor.

 

Esposos que bailen.

Si no vivo según lo que pienso, acabo pensando según como vivo. En el matrimonio, cuando no respondo a la llamada a la santidad que Dios me hace, me sumerjo en una queja constante, porque no experimento una vida que me satisfaga. Así que, echo la culpa de mi insatisfacción a mi esposo. No puedo conformarme con una fe de estantería ni con un matrimonio de “vivir bajo el mismo techo y compartir unos hijos”. Mi fe es para vivirla en mi matrimonio y en mi familia. Mi fe tiene que dinamizar ese matrimonio que no baila, y llenarlo de esperanza y caridad.

San Juan Pablo II nos pone metas altas, habla por ejemplo de “la plenitud de la intimidad de las personas”. ¿Trabajamos para conocernos a la luz del Espíritu Santo, en la verdad de lo que somos para alcanzar la plenitud de esa intimidad? Ahí encontraremos la paz, la estabilidad. ¡Queremos de eso!, hemos sido creados para eso. ¡Esposos! San Juan Pablo toca y no bailamos.

 

Aterrizado a la vida matrimonial:

Paco: ¡Uy! De santidad en el matrimonio no me hables, que yo no tengo madera de santo. Eso no es para mí. Yo poco a poco, a mi ritmo.

Marta: Paco, todos estamos llamados a la santidad. Tú y yo también. No rebajemos el listón, no rebajemos nuestra vocación a una mera convivencia cargada de tareas cotidianas. Dios nos llama a algo grande, creativo, ilusionante. Exigente, sí, pero porque tiene un valor inmenso.

Paco: Me lo estás vendiendo muy bien, pero luego, a ver quién es el guapo que lo vive…

Marta: Si te cierras, seguro que no lo vivimos. ¡Abrámonos al poder del Espíritu! ¡Creamos que para Él es posible!, dejémonos hacer.

Paco: Nos ayudamos ¿Vale?

Marta: Trato hecho. A tope los dos confiando en la Gracia.

(Paco y Marta llegaron a vivir lo que nunca hubieran imaginado que fuera posible vivir. Era el hermoso plan de Dios para ellos.)

 

Oración:

Señor, envíanos tu Espíritu. Que Tu carne nos dé la fuerza y Tu sangre nos purifique. ¡Prende fuego en nuestros corazones! No queremos vivir un sucedáneo de matrimonio. Queremos ser “discípulos de la sabiduría”. San Juan Pablo II, ruega por nosotros

Spouses who dance. Reflection for marriages. Matthew 11:16-19

Gospel

From the Gospel according to Matthew
Mt 11:16-19

Jesus said to the crowds:
«To what shall I compare this generation?
It is like children who sit in marketplaces and call to one another,
‘We played the flute for you, but you did not dance,
we sang a dirge but you did not mourn.’
For John came neither eating nor drinking, and they said,
‘He is possessed by a demon.’
The Son of Man came eating and drinking and they said,
‘Look, he is a glutton and a drunkard,
a friend of tax collectors and sinners.’
But wisdom is vindicated by her works.»

The Gospel of the Lord

 

Spouses who dance.

If I don’t live according to what I believe, I end up thinking according to how I live. In marriage, when I don’t respond to the call to holiness that God makes to me, I immerse myself in constant complaint because I don’t experience a satisfying life. So, I blame my dissatisfaction on my spouse. I cannot settle for a superficial faith or a marriage of «living under the same roof and sharing children.» My faith is meant to be lived in my marriage and in my family. My faith must energize that marriage that isn’t dancing and fill it with hope and charity.

Saint John Paul II sets high goals for us; he speaks, for example, of «the fullness of the intimacy of persons.» Are we working to know each other in the light of the Holy Spirit, in the truth of what we are, to reach the fullness of that intimacy? There, we will find peace, stability. We want that! We have been created for that. Spouses! Saint John Paul touches, and yet we do not dance.

 

Applied to married life:

Peter: Oh! Don’t talk to me about holiness in marriage; I’m not cut out to be a saint. That’s not for me. I’ll take it slowly, at my own pace.

Martha: Paco, we are all called to holiness. You and I too. Let’s not lower the bar, let’s not reduce our vocation to mere coexistence loaded with daily tasks. God calls us to something great, creative, exciting. Demanding, yes, but because it has immense value.

Peter: You’re selling it to me very well, but then, let’s see who has the courage to live it…

Martha: If you close yourself off, we certainly won’t live it. Let’s open ourselves to the power of the Spirit! Let’s believe that it’s possible for Him! Let’s allow ourselves to be transformed.

Peter: We help each other, okay?

Martha: Deal. Full throttle, both of us trusting in Grace.

(Peter and Martha ended up living what they had never imagined was possible. It was God’s beautiful plan for them.)

Prayer:

Lord, send us your Spirit. May Your flesh give us strength, and Your blood purify us. Light our hearts! We don’t want to live a substitute for marriage. We want to be «disciples of wisdom.» Saint John Paul II, pray for us.