Archivo por meses: abril 2023

¿Me ayudas? Comentario para Matrimonios: Juan 3, 16-21

EVANGELIO

 

Dios envió a su Hijo para que el mundo se salve por él.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21

Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna.
Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él.
El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios.
Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras.
En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios.

Palabra del Señor.

Aviso:
Retiro en Badajoz: 28-30 de abril. Quedan plazas libres.
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¿Me ayudas?

Una de las características típicas del mal es que tiende a esconderse y sólo se confabula con el mal.
Cuando hay algo que no queremos compartir con nuestro esposo ¿Por qué es? Es verdad que, por caridad, algunos temas, si son muy serios, tenemos que esperar a que nuestro esposo esté preparado para contárselos, pero el primer paso para salir del mal es sacarlo a la luz.
También el mal de uno se esconde a los propios ojos, y viene bien preguntarle al esposo qué ve en mí, para que me ayude a desenmascararlo. Yo no soy mi pecado. Yo quiero librarme de mi pecado. ¿Me ayudas?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Teresa: Alfonso, veo que te quejas a menudo de mi falta de humildad a la hora de corregirte. Me gustaría que lo rezases y me dijeses qué ves en mí que no viene de Dios.
(Unos días más tarde)
Alfonso: Teresa, ya lo he rezado. Lo que él Señor me muestra es que, no basta con decir una verdad para que ésta venga de Dios. Es importante también la manera como se dice, porque si lo decimos desde una posición de superioridad, entonces ya no puede venir de Dios.
Teresa: Ya. Lo entiendo. Es verdad que no se puede corregir desde la exigencia y desde arriba, sino que hay que abajarse como hizo Cristo para enseñarnos a nosotros. Y más yo que soy tan pecadora o más que tú.
Alfonso: No, yo más.
Teresa: Que no, que yo más.
Alfonso: Y yo el más de los mases.
Teresa: Jajaja qué tontorrón eres. Bueno, gracias por la ayuda, esposo.
Alfonso: Gracias a ti por tu testimonio de humildad, esposa.

Madre,

Tú acogiste a Pedro después de su triple negación. Tus brazos le levantaron y Jesús le sanó con Su mirada. Que nos acerquemos siempre a Él en la confesión para que siempre estemos en gracia. Amén.

Ese «del todo». Comentario para Matrimonios: Juan 3, 5a. 7b-15

EVANGELIO

 

Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 5a. 7b-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Nicodemo le preguntó:
«¿Cómo puede suceder eso?».
Le contestó Jesús:
«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».

Palabra del Señor.

 

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Ese «del todo».

Nacer de nuevo, eso significa dejar de resistirse y dejarse llevar del todo por el Espíritu. ¡Tela marinera!
San Agustín lo sufría porque no alcanzaba ese «del todo». Cada pasito en esto de la entrega duele que no veas.
Al final esta vida es un parto, en el que la Madre Iglesia nos va dando a luz hasta que llegamos a la Luz, que es la vida eterna. Ahí andamos, en el vientre Materno sufriendo esas contracciones que intentan prepararnos para el parto, pero que hasta que nuestro corazón no dilate lo suficiente, no alcanzaremos la Luz.
Qué misterio. ¿Por qué tanta resistencia a ese dejarse llevar «del todo»?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alberto: Una de las señales de que no estoy dejando que el Espíritu haga las obras en mí libremente, es que pierdo la alegría cada dos por tres. Puede haber agentes externos o no haberlos, y aunque tiendo a echar la culpa fuera, si pierdo la alegría es porque le estoy poniendo impedimentos al Espíritu para que me lleve a amar.
Marisa: Me encanta ese indicador, Alberto. Tienes razón en que, cuando se pierde la alegría, también se pierde la paz, la paciencia… Uno tiende a pensar que es porque se la han robado, pero en realidad, la causa está dentro del corazón. Voy a procurar estar atenta yo también para descubrir dónde me resisto al Amor.
Alberto: Después nos tocará currárnoslo. Pero detectar esos frenos del Espíritu y desear apartarlos, ya es un avance importante.
Marisa: Sin duda.

Madre,

Ese Fiat, ese ansiado Fiat Tuyo… Introdúcenos en Tu Corazón y llévanos hacia él. Reina del cielo, Alégrate; aleluya. Porque el que mereciste llevar en Tu seno; aleluya. Resucitó según dijo; aleluya…

¿Gobierna el Espíritu? Comentado del Evangelio para Matrimonios: Juan 3, 1-8

EVANGELIO

 

El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 1-8

Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo:
«Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios».
Nicodemo le pregunta:
«¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer? ».
Jesús le contestó:
«En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: «Tenéis que nacer de nuevo»; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».

Palabra del Señor.

 

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¿Gobierna el Espíritu?

Jesús me dice hoy qué tengo que nacer de nuevo, nacer del Espíritu. Arrepentirme no es suficiente. Si no nazco del Espíritu y vivo según las pasiones de la carne, no sirve. Entiendo perfectamente aquellas actitudes de san Francisco, san Ignacio, Santa Teresa… Ellos hicieron un cambio drástico en sus vidas, un cambio en el que dejaban ya de gobernar sus propias almas para dejar que fuese el Espíritu quien las llevase hacia Dios por Su propio camino. Yo ni siquiera sé llevarme a mí mismo hacia Dios y todas mis estrategias y propósitos no funcionan. Tengo que nacer de nuevo, tengo que renunciar a toda la “nada” para recibir al “Todo”, como San Juan de la Cruz. Basta ya de defenderme, basta ya de dar mis razones. Humildad y obediencia… Señor, hazlo Tú, que yo no puedo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Él lleva varios días agobiado porque, por las circunstancias urgentes del día a día, no consigue avanzar en un trabajo importante que tiene pendiente. Hoy ya había tomado la determinación de centrarse y avanzar. Pero su esposa le interrumpe con otras cosas y, en un momento dado, hace incluso un comentario sobre lo que lleva ya trabajado, que tira por tierra las ilusiones que él había conseguido reunir para ponerse a ello. Además, quiere que él haga el trabajo de otra manera diferente a como lo está haciendo… Él pierde la paciencia y responde diciéndole a ella algunas cosas que tampoco hace correctamente en sus trabajos… Sin gritar, pero ¿con qué intención? Se crea entre ambos un clima de oposición. Por al noche, cuando él le pide perdón a ella, su esposa en lugar de perdonarle y ya, comienza a darle un discurso aleccionador… y él vuelve a responder presentándole a ella sus desatinos. Vanidad de vanidades… ¿Acaso está dejando él que gobierne el Espíritu su corazón? Puede que tenga razones para aducir en su defensa, pero esto no es ser un esposo cristiano, porque no es el Espíritu de Dios quien gobierna este proyecto de amor.

Madre,

Ayúdame a renunciar, naciendo de la voluntad de mi esposo, para que el Espíritu pueda apartar de mí todo lo que me separa del amor de Dios. Te doy gracias porque a través de mi esposo, puedo nacer del Espíritu, puesto que el Espíritu está en nuestra unidad conyugal. “La piedra que desecharon los arquitectos, es ahora la piedra angular”. Cristo ha resucitado en mi matrimonio. ¡Aleluya!

Fe y eficacia. Comentario para Matrimonios: Juan 20, 19-31

EVANGELIO

 

A los ocho días, llegó Jesús.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31

Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo a los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo:
«Paz a vosotros».
Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió:
«Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».
Y, dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:
«Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».
Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían:
«Hemos visto al Señor».
Pero él les contestó:
«Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».
A los ocho días, estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo:
«Paz a vosotros».
Luego dijo a Tomás:
«Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente».
Contestó Tomás:
«¡Señor mío y Dios mío!».
Jesús le dijo:
«¿Porque me has visto has creído? Bienaventurados los que crean sin haber visto».
Muchos otros signos, que no están escritos en este libro, hizo Jesús a la vista de los discípulos. Estos han sido escritos para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre.

Palabra del Señor.

 

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Fe y eficacia.

Señor, como respuesta a los inmensos dones que me has dado al crearme, al redimirme y al santificarme, me pides que tenga fe y me envías a proclamarla al mundo entero. Mi respuesta de fe es importante para mí y es por eso que te importa. Tu gracia, la que nos has dejado sobre todo a través de los sacramentos, será eficaz en mí si mi disposición para recibirla es la adecuada. Sólo con Tu gracia llegaré a la vida eterna y es por eso que mi fe te importa.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: Yo pensé que la que se unía a ti era yo y claro, confiaba en mis fuerzas.
Antonio: Y es así ¿no? ¿A qué te refieres?
Marta: Pues que he acabado perdiendo la esperanza, porque era incapaz de amarte en todas las circunstancias.
Antonio: Lógico. ¿Y quién sí?
Marta: Cristo. Ese es mi secreto. Cuando comprendí que Él era realmente quien me unía a mi esposo, entendí la dinámica del amor. Dios me da la Gracia y yo la acojo con mi fe y mi esfuerzo. Pero ni mi fe ni mi esfuerzo no me hacen crecer en el amor, sino Su Gracia. Vamos, el Espíritu Santo. Sin embargo, si me atribuía los méritos como si fuesen consecuencia de mi esfuerzo, me envanecía te veía peor que yo. En consecuencia, perdía la Gracia y el Espíritu no podía seguir actuando ¿entiendes?
Antonio: Sí. Ahora sí. Debo tener la disposición necesaria para que el Espíritu actúe por la gracia que he recibido en el sacramento. Sin embargo, el amor crece por acción del Espíritu y no como resultado de mis esfuerzos.
Marta: Correcto, pero recuerda la importancia de tu fe, tienes que tener la seguridad de que tu sacramento es eficaz. Cuando empecé a vivirlo de esta manera, empezó a crecer el amor de Dios en nuestro matrimonio, y es algo mucho más grande que nosotros mismos.

Madre,

Cuánta grandeza nos perdemos por la dureza de nuestro corazón. Dios nos ama tanto… Tú supiste absorber toda Su Gracia. Envíanos Su Espíritu, Madre, para que nos quite el corazón de piedra y nos dé un corazón de carne. Amén.

Una única cuestión. Comentario para Matrimonios: Marcos 16, 9-15

EVANGELIO

 

Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15

Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando.
Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron.
Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando al campo.
También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron.
Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado.
Y les dijo:
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación».

Palabra del Señor.

 

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Una única cuestión.

Al Señor le duele la incredulidad. Cristianos hay muchos pero ¿quién cree realmente en Él? ¿Quién vive siendo consecuente con Su muerte y Resurrección por nosotros? ¿Qué matrimonios creen que Cristo está realmente entre ellos y actúa entre ellos? ¿Quién cree que Cristo está entre dos esposos que se divorcian por lo civil y que ese matrimonio se puede reconstruir haya pasado lo que haya pasado? Creer de verdad, tiene muchas consecuencias para nuestra vida. Podemos estar como los discípulos, encerrados en nuestros criterios e incredulidades o dar el salto definitivo de la fe. ¡Cristo está vivo, y está en mi matrimonio! ¡Da el salto! Entiende, asume y vive según esta verdad, y cambiará tu vida, y la de tus hijos, y la de tus nietos, y la de tus amigos…

Aterrizado a la vida matrimonial:

Lucas: Cariño, me he dado cuenta de que toda nuestra vida depende de una sola cuestión: ¿Creo o no creo en Él? Si no creo en Él, todo está perdido. Nada sirve, nada funciona, nada consigo. Si creo en Él, será cuestión de más o menos tiempo, de más o menos dificultades, pero Él me irá transformando, guiando y acabaré viviendo en Él.
María: Él. Él es el alfa y el omega, por Él se creó todo y todo se salva por Él. Nosotros, nuestro matrimonio, nuestros hijos, ¡Todo! En Él nos unimos tú y yo, en Él nos hacemos uno, en Él permanece todo…
Lucas: Yo en ti, tú en mí, los dos en Él, Él en nosotros… ¡Sí, Señor! ¡Creo!
María: ¡Sí, Señor! ¡Creo!

Madre,

Tú eres la garante de nuestra fe. Llévanos en tu Corazón para que alimente nuestra fe. Por Jesucristo, Tu Hijo, Nuestro Señor. Amén.