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Ese «del todo». Comentario para Matrimonios: Juan 3, 5a. 7b-15

EVANGELIO

 

Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lectura del santo Evangelio según san Juan 3, 5a. 7b-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo:
«Tenéis que nacer de nuevo; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Nicodemo le preguntó:
«¿Cómo puede suceder eso?».
Le contestó Jesús:
«¿Tú eres maestro en Israel, y no lo entiendes? En verdad, en verdad te digo: hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero no recibís nuestro testimonio. Si os hablo de las cosas terrenas y no me creéis, ¿cómo creeréis si os hablo de las cosas celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el que bajó del cielo, el Hijo del hombre.
Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna».

Palabra del Señor.

 

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Ese «del todo».

Nacer de nuevo, eso significa dejar de resistirse y dejarse llevar del todo por el Espíritu. ¡Tela marinera!
San Agustín lo sufría porque no alcanzaba ese «del todo». Cada pasito en esto de la entrega duele que no veas.
Al final esta vida es un parto, en el que la Madre Iglesia nos va dando a luz hasta que llegamos a la Luz, que es la vida eterna. Ahí andamos, en el vientre Materno sufriendo esas contracciones que intentan prepararnos para el parto, pero que hasta que nuestro corazón no dilate lo suficiente, no alcanzaremos la Luz.
Qué misterio. ¿Por qué tanta resistencia a ese dejarse llevar «del todo»?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alberto: Una de las señales de que no estoy dejando que el Espíritu haga las obras en mí libremente, es que pierdo la alegría cada dos por tres. Puede haber agentes externos o no haberlos, y aunque tiendo a echar la culpa fuera, si pierdo la alegría es porque le estoy poniendo impedimentos al Espíritu para que me lleve a amar.
Marisa: Me encanta ese indicador, Alberto. Tienes razón en que, cuando se pierde la alegría, también se pierde la paz, la paciencia… Uno tiende a pensar que es porque se la han robado, pero en realidad, la causa está dentro del corazón. Voy a procurar estar atenta yo también para descubrir dónde me resisto al Amor.
Alberto: Después nos tocará currárnoslo. Pero detectar esos frenos del Espíritu y desear apartarlos, ya es un avance importante.
Marisa: Sin duda.

Madre,

Ese Fiat, ese ansiado Fiat Tuyo… Introdúcenos en Tu Corazón y llévanos hacia él. Reina del cielo, Alégrate; aleluya. Porque el que mereciste llevar en Tu seno; aleluya. Resucitó según dijo; aleluya…