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Dos medidas. Comentario para Matrimonios: Marcos 4, 21-25

EVANGELIO

 

La lámpara se trae para ponerla en el candelero. La medida que uséis la usarán con vosotros.
Lectura del santo evangelio según san Marcos 4, 21-25

En aquel tiempo, Jesús dijo al gentío:
– «¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero?
No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».
Les dijo también:
– «Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».

Palabra del Señor.

Dos medidas.

Puedo utilizar dos tipos de medida: La de la acusación o la de la misericordia. La que use será utilizada contra mí ¡y con creces!
Estos versículos del Evangelio están entre la parábola del sembrador y la de que el Reino de Dios es como una semilla de mostaza. Esa semilla está sembrada en el corazón de mi esposo. Está en camino, sí, como todos, pero si yo le desprecio porque es pecador…, a mí se me quitará hasta lo bueno que tengo. En cambio, lo bueno de mi esposo, los frutos que está dando hasta ahora, esos son los que tengo que poner en el candelero para que alumbren toda mi casa.

Aterrizado a la vida matrimonial:

El Señor: Hola Teresa. Bienvenida a las puertas del reino de los Cielos. ¿Qué frutos me traes de la vida que te entregué?
Teresa: Es que, el esposo que me diste era muy difícil. No había quien aguantase su mal carácter. Era duro con los niños y muy exigente.
El Señor: Ya, Teresa, eso ya lo sabía yo cuando te entregué un esposo pecador. Pero Yo había sembrado en él una semilla para que germinase y diese mucho fruto. ¿Cómo has colaborado para que creciese y saliese de su pecado?
Teresa: Se lo recriminaba una y otra vez, pero no quería hacerme caso.
El Señor: Teresa, yo te di la vida para que amases a tu esposo. El juicio me corresponde a mí, y no a ti. ¿Cuánto amor has sembrado en su corazón para que fructifique mi semilla?
Teresa: ¡Ah! Pues en eso no he colaborado contigo, Señor.
El Señor: Anda, pues vuelve con él, porque lo amo mucho y quiero que le ayudes. Nos volveremos a ver dentro de unos cuantos años. ¿Vale?
Teresa: (Se despierta del sueño y piensa) ¡Ay! Qué pesadilla he tenido. Y una pesadilla aún mayor le estoy haciendo vivir a mi esposo. Es cierto que es pecador, pero Dios me ha creado para que lo ame y le ayude a salvarse. ¡Menos mal que todo esto era un sueño! Creía que estaba en el juicio final. ¡Gracias Señor por el aviso! (Despierta a su esposo y le dice) Cariño, esposo mío, perdona, que no he parado de juzgarte en estos años. A partir de ahora te voy a amar de verdad. Hace mucho que no te digo lo maravilloso que eres y lo mucho que vales para mí. ¿Puedo decírtelo ahora?

Madre,

Que usemos siempre la medida de la misericordia. Es la medida del Señor, la otra ya sabemos de quién es… Alabado sea nuestro Señor misericordioso.