Archivo por días: 27 octubre, 2022

Unirnos en la lucha. Comentario para Matrimonios: Lucas 13, 31-35

EVANGELIO

 

No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 13, 31-35

En aquel día, se acercaron unos fariseos a decir a Jesús: «Márchate de aquí, porque Herodes quiere matarte». Jesús les dijo:
«Id y decid a ese zorro: “Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día quedará consumada.
Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén”.
¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!
Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.
Mirad, vuestra casa va a ser abandonada.
Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: “¡Bendito el que viene en nombre del Señor!”».

Palabra del Señor.

 

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Unirnos en la lucha.

Por el Sacramento del Matrimonio, El Señor quiere reunirnos a los matrimonios bajo Su custodia, pero si no lo alimentamos con la gracia y nuestra entrega, nuestra casa se quedará vacía. Cuántas casas se vacían porque los esposos no quieren responder al amor de Dios.
Y es que, la batalla no es entre los esposos, como podría parecernos. La batalla es contra principados, potestades y dominaciones de las tinieblas.
Esposos, vuestros enemigos están fuera. ¡Luchad juntos contra ellos!

Aterrizado a la vida matrimonial:

Luis: Tere, me he dado cuenta de que debemos unirnos para la lucha.
Teresa: ¿A qué lucha te refieres Luis?
Luis: Cuando vienen las tentaciones, nos enfrentan a uno “contra” el otro. Por ejemplo, esta mañana, cuando te has ido a misa y no me has esperado, me ha venido el siguiente pensamiento: “Ella nunca te espera ¿por qué tienes que esperarla tú? La próxima vez, haz tú lo mismo”. Era una tentación que me venía al pensamiento y me disponía en oposición a ti.
Teresa: Vaya, perdona, debería haberte esperado. Es que, me gusta ir tranquila y…
Luis: A eso me refiero, yo te hacía a ti culpable y ahora tú te sientes culpable. Pero el enemigo no somos tú o yo, el enemigo son las potestades y dominaciones del mal.
Teresa: Tienes razón. Nuestros enemigos son demonios y quieren destruir nuestro amor. Ni tú ni yo queremos nada que afecte negativamente a nuestro matrimonio. Podemos acusarnos y defendernos el uno del otro, o podemos luchar juntos contra el maligno. ¡Tenemos el poder de Dios y con Él vencerá el amor!

Madre,

El Señor es el primer interesado en que nuestro matrimonio vaya bien, y Él pone a nuestra disposición todos los medios necesarios para ganar la batalla, ¿Cómo no vamos a ganar? Alabado sea Dios que nos quiere unidos junto a Él.