Archivo por días: 23 agosto, 2022

Como un calcetín. Comentario para Matrimonios: Mateo 23, 23-26

EVANGELIO

 

Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 23, 23-26

En aquel tiempo, habló Jesús diciendo:
«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad!
Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.
¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!
¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro, y así quedará limpia también por fuera».

Palabra del Señor.

 

Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí:  http://wp.me/P6AdRz-D1

Como un calcetín.

La belleza interior es la importante. Imagina que damos la vuelta como un calcetín a todas las personas, de manera que lo externo queda dentro y lo interno queda expuesto. ¿Qué veríamos? Dicen que un alma en pecado mortal es una visión tan horrible que resulta insoportable. Imaginamos la fealdad más horripilante que jamás hayamos contemplado, unida al olor más repugnante… Pues peor sería un alma en pecado.
Al final, lo que ocurre con mi alma, me ocurre a mí y me afecta a todo. Así que, a partir de ahora, centro todos mis esfuerzos y toda mi atención en limpiar mi copa por dentro, porque esa es la parte de mí que ve Dios. Esa es la que da la belleza real. La copa que se llena de justicia y de misericordia, esa es la que da la felicidad.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Luis: Cariño, vamos que llegamos tarde a comer a casa de mis padres. ¿Todavía estás sin vestir?
Laura: Perdona Luis. Sabes que llevo muy mal lo de ir a casa de tu familia. Siento una presión en el pecho, y parece que me ahogo.
Luis: Pero vamos a ver. No entiendo que te pongas así. ¡Que no muerden!
Laura: Luis, por favor, ¡cállate! No me comprendes y me pones peor.
(Entonces Luis recuerda que sus tutores le comentaron que no se puede aplicar la justicia y olvidarse de la misericordia. Luis intenta reconducir la situación)
Luis: Perdona, Laura. Lo siento, de verdad. Tienes toda la razón. Tranquilízate, ¿vale? Si quieres, les llamo y les digo que no vamos, pero lo primero, lo más importante es que tú te encuentres bien. He sido creado para ti. Anda, ven que te dé un abrazo.
Laura: Gracias, Luis. De verdad, gracias por comprenderme.

Madre,

Danos un corazón grande para amar en todas las situaciones. Jesús, dame la fortaleza de no pedirte que me quites aquellas cosas que me hacen sufrir, sino aceptarlas para darte consuelo en tu agonía. Alabado seas por siempre. Amén.