EVANGELIO
Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 10, 38-42
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Pero el Señor le contestó:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Palabra del Señor.
Para ver los próximos RETIROS Y MISIONES pincha aquí: http://wp.me/P6AdRz-D1
Sólo una cosa.
¡Ay Dios mío! Que a lo mejor yo también ando inquieto y nervioso con tantas cosas, que me olvido de que sólo una es necesaria. Y si no estoy conforme con mi vida, y si siento angustia, y si me falta paz en mi interior ¿no será porque me estoy perdiendo justo lo único necesario?
Sentado a los pies del Señor, junto a mi esposo, recibo la ternura de Dios, recibo el consuelo, descansamos juntos en Él, por fin. ¿No es esto el cielo? No sé si algún día has sentido la presencia del Espíritu Santo en vosotros, un amor que te embarga…
Aterrizado a la vida matrimonial:
Julia: Hay mucha angustia en cada día, desasosiego, prisas, turbaciones… Pero cada día, recibo como una bocanada de aire, Antonio. Ese momento en que nos paramos, al final del día, sólo para estar juntos, sólo para estar con Dios, para respirar Su fragancia juntos, para alimentarnos del que es la Vida juntos. Ese rato me reconforta. Bendito sea Dios. Y me enseña a conocerte y amarte.
Antonio: Yo llego al final del día con muchas preocupaciones, pero en ese rato contigo y con el Señor, aprendo a ver mis cosas desde otra perspectiva, me resitúa las prioridades, me da la paz que antes no tenía. Me siento uno contigo, el Espíritu Santo se apodera de mi corazón y me hace amarte como es imposible amar con las fuerzas humanas. Hace que cada día me gustes más y dé más gracias a Dios por ti. Me encantas, Julia. Doy gracias a Dios por ese momento tan necesario en mi día. Me quedaré sin comer, sin dormir, pero no puedo quedarme sin ese momento en el que estamos presentes los Tres, en comunión.
Julia: Te escucho y no me lo creo. Me encantas mucho más desde que te has convertido, y estoy loca por ti, Antonio.
Madre,
Cuánto nos quiere dar el Señor si nos ponemos a sus pies, a escucharle, a estar juntos en Él. Que nunca nos falte Su presencia y Su amor en nosotros. Alabado sea por siempre, porque cada día nos da lo único necesario para hacernos uno: Él.