Archivo por meses: febrero 2022

Límites para amar. Comentario para Matrimonios: Marcos 9, 41-50

EVANGELIO

Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 41-50

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa. El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar. Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga.
Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna”.
Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.
Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».

Palabra del Señor.

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Límites para amar.

Me fijo hoy en la palabra “inducir”, que repite el Señor en varias ocasiones. Inducir es influir para que una persona haga o piense, principalmente algo malo. Mis tendencias concupiscentes me inducen al mal y tengo que luchar cada día contra esa seducción y reconquistar mi alma a base de autodominio.
Pero también yo puedo inducir al mal, y a eso, Jesús lo llama “escandalizar”, y en ese caso, me hace merecedor de que me aten una piedra al cuello y me tiren al mar. Tenemos mucho poder de influir en nuestros seres queridos, especialmente en mi esposo y en mis hijos. ¿Cuántas veces escandalizo con mis comportamientos como padre/madre y esposo? Jesús es muy claro con la gravedad que conlleva.
Y por último, habla de que seré “salado a fuego”. Es la purificación de mi corazón la que me promete. ¡Dichosos los limpios de corazón! Y cuántas ganas tengo de que llegue ese momento, aunque duele, escuece, cada vez… pero… aquí estoy, Señor, para que purifiques mi corazón, salado a fuego.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juan: Noto un dolor interior cuando me corriges, cuando me llevas la contraria, cuando no haces las cosas como yo digo, cuando me coartas un plan deseado… Y sé que ese dolor, me lo provocan mis vicios, y no tus actitudes. Es mi espíritu de dominio, mi egoísmo, mi orgullo… Y cada dolor que recibo, es un fuego purificador que tengo que aceptar con alegría. Dios hace su obra en mí a través de ti.
Alicia (esposa de Juan): Vaya, lo siento, cariño. No quiero hacerte daño.
Juan: No, no eres tú, es la purificación que Dios ha preparado para mi corazón. Ya lo decía sta. Teresa de Calcuta: “Ama hasta que duela”. Y es, porque en ese dolor está el límite de lo que no fui capaz de amar la última vez, el límite donde tengo la oportunidad de crecer en el amor. ¡Ahí estamos! Gracias, preciosa.

Madre,

Esta vida es una lucha contra mis resistencias y pecados, pero a medida que el Señor me libera, soy más feliz. Gracias Señor por todo lo que me das, por mi esposa, mis hijos, mi familia y amigos, mi trabajo, mis circunstancias y dificultades de hoy, mi cruz de cada día, gracias por la prueba… Gracias, gracias, gracias. Alabado seas.

Nos gustan todos. Comentario para Matrimonios: Marcos 9, 38-40

EVANGELIO

El que no está contra nosotros está a favor nuestro.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 38-40

En aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:
«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».
Jesús respondió:
«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».

Palabra del Señor.

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Nos gustan todos.

A veces hay cierta rivalidad entre los diferentes carismas de la Iglesia, como si hubiese competencia entre aquellos que intentan llevar a las personas a Dios cada uno por su camino. Es el diablo quien divide, Dios siempre une, y por tanto, esos sentimientos nos vienen de Dios. En Proyecto Amor Conyugal queremos convivir con todos, ayudar a todos, porque nos gustan todos. En el matrimonio enseñamos a acoger las diferencias como una riqueza y en nuestro apostolado igual. Cada uno que ofrezca el carisma recibido y los demás aprendamos de todos, que todos tienen algo que enseñarnos. La Iglesia es universal y nos encanta que lo sea. Una, Santa, Católica y Apostólica.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Sacerdote: ¿Sabes que Proyecto Amor Conyugal está ayudando a afianzar la pertenencia del matrimonio que tuteláis a nuestro movimiento?
Matrimonio Tutor: No sabes qué alegría nos das. Bendito sea el Señor. No podías habernos dado una noticia mejor. Eso pretendemos, que la fe arraigue en su corazón y se convierta en el centro de su vida. La respuesta a todo es Cristo y el camino, será el que Él le marque a cada uno, no nosotros. Pero que su matrimonio sea un camino para profundizar en su fe, es una buenísima noticia, porque fe y vocación deben ir siempre de la mano.
Sacerdote: Me alegra mucho que penséis así. Eso demuestra vuestra madurez espiritual. Me quedo muy tranquilo con vuestro tutelaje a este matrimonio. Apuntáis al Señor y no a vosotros y eso es porque vuestra sabiduría viene de lo alto.

Madre,

Tuyos somos y Tú eres Madre de todos, luego somos de todos. Alabado sea el Señor por Su Iglesia Universal.

Conocer/le/me/te. Comentario para Matrimonios: Mateo 16, 13-19

EVANGELIO

Tú eres Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 16, 13-19

En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:
«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».
Ellos contestaron:
«Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».
Él les preguntó:
«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».
Simón Pedro tomó la palabra y dijo:
«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo»
Jesús le respondió:
«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos.
Ahora yo te digo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará.
Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Palabra del Señor.

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Conocer/le/me/te.

Un infierno en el que se ame a Dios, sería una contradicción, dejaría de ser infierno. Y por lo mismo, una Tierra en la que no se ama a Dios, se convierte en un infierno. Amemos cada día más a Dios para que esto empiece a parecerse cada vez más al cielo.
Para amar hay que conocer. El acto de conocer, es un don exclusivo de las personas, que nos distingue de los animales. En la biblia, conocer no es un acto del intelecto, conocer a Dios es vivir una experiencia de Él, y la experiencia de Él la puedo tener a través de Jesucristo, que ha venido a revelarme quién es. Por eso el Señor nos anima a seguirle, para vivir esa experiencia con Él. Lo primero es experimentar Su presencia, para después poder encontrarme con Él y construir ese amor de comunión que me desvelará Su corazón. En esa experiencia, me conozco también a mí mismo, porque yo soy en cuanto a Él. Él me da la identidad, Él me sostiene y soy para Él.
Es el Espíritu, quien revela a Pedro la identidad de Cristo. Es Él quien me lleva a Cristo y es Cristo quien me lleva al Padre.
Esposos, este es el premio de la oración: Vivir en la presencia de Dios, para experimentar el encuentro con Él y alcanzar la comunión con Él, donde encontramos juntos nuestro descanso y la vida eterna.

Aterrizado a la vida Matrimonial:

Jaime: He descubierto la importancia de conocer. Conocer a Dios, y conocerte a ti. Es una experiencia de intimidad a intimidad. Al adentrarme en tu intimidad, parte de ti se viene conmigo y parte de mí se queda en tu interior. Y viceversa.
María: Es una maravilla experimentar la intimidad de Dios. Hay gente que dice que no reza porque están cansados, y eso es porque no conocen lo que es descansar en el Corazón de Jesús. Ese que estando llagado, ama a través de sus heridas. Un amor que reconforta, llena… Y Él me ha enseñado a conocerme a mí misma, y a conocerte a ti, esposo, tu masculinidad… Hay una mirada nueva en mí, capaz de adentrarse en ti. Estoy presente en ti y te siendo presente en mí. Te conozco, y he conocido tu intimidad, y tu intimidad ha entrado en mí. Y nos hemos hecho una sola carne.
Jaime: ¡Qué experiencia! Y un solo corazón, y una sola alma. Tenerte presente en mi corazón, encontrarme contigo en lo más profundo, y sentirte en mí. Es increíble lo que se puede llegar a experimentar en el matrimonio, en la presencia de Dios.

Madre,

Tú llevaste a Dios en tu seno, enséñame a llevarlo en mi interior. Tú acogiste al Espíritu Santo cuando te cubrió con Su sombra, enséñame a acoger también así a mi esposo/a, para dar frutos de amor. Sólo así podremos transmitir al mundo quién es Dios, conociéndole, impregnándonos de Él. Alabado sea por siempre.

Males enquistados. Comentario para Matrimonios: Marcos 9, 14-29

EVANGELIO

Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 9, 14-29

En aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor, y a unos escribas discutiendo con ellos.
Al ver a Jesús, la gente se sorprendió, y corrió a saludarlo. Él les preguntó:
«¿De qué discutís?».
Uno le contestó:
«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar y, cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen, y no han sido capaces».
Él, tomando la palabra, les dice:
«¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».
Se lo llevaron.
El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; este cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.
Jesús preguntó al padre:
«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».
Contestó él:
«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten lástima de nosotros y ayúdanos».
Jesús replicó:
«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».
Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:
«Creo, pero ayuda mi falta de fe».
Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:
«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».
Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.
El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.
Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.
Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:
«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?».
Él les respondió:
«Esta especie sólo puede salir con oración».

Palabra del Señor.

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Males enquistados.

¿Hay males entre mi esposo y yo, que no acaban de salir, que nos hacen daño y nos destruyen? ¿Quizás resentimientos, heridas, miedos… que están ahí y parece que no hay manera de deshacerse de ellos? De vez en cuando se manifiestan, salen a la luz, agitando a la persona que los sufre y probablemente, haciendo daño a los seres queridos del entorno.
Si es mi esposo quien los sufre, le intento ayudar aconsejándole, diciéndole lo que debería hacer y lo que no. Pero el mal no sale de las profundidades en las que se encuentra. Está demasiado arraigado. ¿Qué hacer? Ofrecer oraciones. Pedir la ayuda de Dios con fe y con esperanza. ¿Y si sigue sin funcionar porque nos falta fe? Hacer presente a Cristo, en nuestro caso como esposos, ofreciendo sacrificios de acogida y entrega mutua. Él sabrá qué hacer.
La pregunta ahora es ¿Por qué intenciones nos estamos uniendo como esposos en oración y sacrificios de entrega mutua? Probadlo, sin desfallecer y dejarlo en manos de Dios. Nosotros hemos visto muchos milagros.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ana: Tenemos un hijo que está perdidísimo, y nos hace sufrir muchísimo, porque le queremos. No paramos de decirle que se aleje de las malas compañías, que administre su tiempo en redes sociales y deje de ver tantos vídeos chorras que lo banalizan todo y que no le ayudan a crecer.
Matrimonio Tutor: Ana, debes corregir a tu hijo, pero no puedes controlar sus actos, y no vas a conseguir nada por martillearle con lo que tú crees que debería hacer. Tu hijo ha pasado la etapa de la inocencia y tiene que aprender un nuevo camino hacia la santidad, que es el de la gracia, el de la ascética, el de la purificación. Pero tiene que aprender él, con su experiencia, tenéis que dejarlo en manos de Dios. Y para ello, nada mejor que hacerlo presente. Uníos a rezar por él y ofreced sacrificios de acogida y entrega mutua para hacer presente a Cristo. Pedírselo a Él, que no le deje solo. Que le acompañe…
Jaime (Esposo de Ana): ¿Y no decirle nada?
Matrimonio Tutor: Ya se lo habéis dicho ¿no? Así que, no vais a ganar nada por insistir una y otra vez, más que ser pesados y provocarle un rechazo. Pero, ¿en quién tenéis más confianza? ¿en vosotros o en el Señor?
Jaime: En el Señor.
Matrimonio Tutor: ¿Seguro? Entonces dejarlo en Sus manos. Obviamente dependerá también de la libertad de vuestro hijo, pero el Señor hará lo que pueda. Os lo aseguramos. Nosotros hemos visto muchos milagros Suyos.

Madre,

El mal es muy escandaloso, y nos dejamos arredrar por él muchas veces, pero tenemos fe en que Tú, con la gracia de Dios, tienes más fuerza. Madre, protege nuestros matrimonios y a nuestros hijos con Tu manto, por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

La prueba de fuego. Comentario para Matrimonios: Lucas 6, 27-38

EVANGELIO

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 6, 27-38

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«A vosotros los que me escucháis os digo: amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian.
Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo.
Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.
Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.
Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida que midiereis se os medirá a vosotros».

Palabra del Señor.

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La prueba de fuego.

Los pecadores tendemos a amar a los nuestros y prestar a los que sabemos que nos lo van a devolver. Lo de dejar que te quiten la túnica al que te ha quitado la capa, eso no es “natural”, eso requiere de una fuerza “sobrenatural”. El Señor nos pide esto porque sabe que está y estará con nosotros. Esta es la prueba de fuego de que uno se ha desasido de sí mismo, cuando te amo a pesar de que haya surgido un muro de enemistad entre nosotros. Será entonces cuando mi deseo de amar supere a mi orgullo y, es que, el Amor (con mayúsculas) es el único capaz de superar mi orgullo.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Juan: Me di cuenta de que en las situaciones en que sentía que eras injusta conmigo y me sentía ofendido, inmediatamente centraba mi atención en mí. Pero claro, según mi elección, me voy configurando. Voy construyendo quién soy. Y yo quiero ser cristiano. Así que, me decidí a cambiar el chip, se llama conversión. Es tan simple y a la vez tan complicado como no mirarme a mí mismo y decidir amarte. Con la Gracia de Dios, se consigue. Te lo digo yo.
Mª José: La verdad es que nos jugamos mucho. Nos jugamos nuestra vida, y probablemente la de nuestros hijos. Enséñame, Juan. Yo también quiero intentarlo. Sé que tendré que superar mi orgullo, pero quiero ir a por todas como tú.
Juan: Cuenta conmigo, esposa. Yo también cuento con que tú me ayudarás cuando yo decaiga.

Madre,

Danos un corazón de esposos, tan grande como para que quepa el Amor de Dios. Ya sé que pedimos mucho, pero es Su voluntad ¿no? Alabado sea el Señor.