Archivo por meses: agosto 2020

Lista pendiente. Comentario para Matrimonios: Mateo 19, 16-22

EVANGELIO

Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, así tendrás un tesoro en el cielo.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 16-22

En aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:
«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».
Jesús le contestó:
«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».
Él le preguntó:
«¿Cuáles?».
Jesús le contestó:
«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».
El joven le dijo:
«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».
Jesús le contestó:
«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres –así tendrás un tesoro en el cielo – y luego ven y sígueme».
Al oír esto, el joven se fue triste, porque era rico.

Palabra del Señor.

Aviso:

Lista pendiente.

No hay nada más que contemplar la vida de Cristo, al que tengo que seguir si soy cristiano, para entender que para llegar a Dios tengo que estar dispuesto a dejarlo todo por Él.

Desnudo vine al mundo y desnudo me marcharé de él, por mucho que me quiera resistir. Este Evangelio va de: ¿Qué hay todavía en mí, a lo que no estoy dispuesto a renunciar por mi esposo?
Lo peor, es que eso, justo eso a lo que no quiero renunciar, es lo que me provoca tristeza.
Hoy el Señor me mira a los ojos con cariño y me dice: Sé un buen esposo, renuncia por mí a eso que te ata y tendrás un gran tesoro en el cielo, y volverá la alegría a tu corazón.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marisa: Yo, lo que no soporto, es que pretenda que tengamos relaciones después de haberme amargado el día.
Pablo: Yo lo que no soporto es que siempre tenga alguna queja contra mí.
Marta: Yo lo que no soporto es que me compro un traje nuevo y ni me mira.
Rafa: Yo lo que no soporto es que hable mal de mí a su madre.
Rosa: Yo lo que no soporto es que se deje los calzoncillos tirados y no cierre la tapa de water después de usarlo.
Pedro: Yo lo que no soporto es que me grite delante de los niños.

Jesús: Queridos esposos, ¿Preferiríais pasar por lo que yo pasé por salvaros y redimir vuestros matrimonios? Yo fui perseguido, criticado, ridiculizado, sometido, torturado y asesinado por mi Esposa ¿No estáis dispuestos a beber de mi Cáliz?
Ofreced vuestros sacrificios por vuestros esposos, para salvarlos y tendréis un tesoro en el cielo, y una alegría muy grande en la Tierra que nadie os podrá quitar.

Madre,

Ya tengo la lista de quejas, egoísmos y resistencias por amor propio, que me separan del amor verdadero a mi esposo (os animamos, esposos, a hacer la vuestra). Hoy mismo voy a ponerla a los pies de Tu Hijo, como ofrenda, y me entregaré junto a Él en mi matrimonio, sin excepciones. Alabado sea el Maestro por siempre.

Indigno hambriento. Comentario para Matrimonios: Mateo 15, 21-28

EVANGELIO

Mujer, qué grande es tu fe.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 15, 21-28

En aquel tiempo, Jesús salió y se retiró a la región de Tiro y Sidón.
Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:
«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».
Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle
«Atiéndela, que viene detrás gritando».
Él les contestó:
«Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».
Ella se acercó y se postró ante él diciendo:
«Señor, ayúdame».
Él le contestó:
«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».
Pero ella repuso:
«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».
Jesús le respondió:
«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».
En aquel momento quedó curada su hija.

Palabra del Señor.

Aviso:

Indigno hambriento.

Miro a mi vida y no me siento digno ni de las migajas de gracia que puedan caer del cielo. Y sin embargo, son tantas las bendiciones que recibo… Las noto tanto… Es extraño, porque por un lado me parece que la gracia de Dios es demasiado para mí y por otro, tengo tanto deseo de Dios y me siento tan necesitado de Él. Tengo hambre de ti, Señor, un hambre inmensa.
Me enfrento a mi misión como esposo y padre y no me siento capaz de afrontarla con mis fuerzas. La misión evangelizadora me parece una roca inmensa imposible de transportar. Por eso soy tan consciente de cómo Dios actúa constantemente en mi vida, cómo me lleva. Veo constantemente los detalles de María en mi vida. No podría explicar lo que ocurre en mi vida si no fuera porque está Él presente y Su gracia me sostiene, me alimenta, me sana…

Aterrizado a la vida matrimonial:

Isabel: Es tremendo cómo os acompañan las señales de la Virgen desde que os entregasteis a Ella y a su misión. ¿No os habéis planteado tener un diario en el que queden registradas?
Pedro y María: No. Es verdad que son muchísimas y constantes. Ntra. Madre está en todo momento, en cada detalle y es escalofriante lo claramente que nos muestra su presencia. Pero estas señales son anecdóticas. Lo importante es que nos muestran que estamos en el camino. Ella nos dijo: Seguir las señales. Hoy, te lo decimos a ti: Entrégate a María y después observa y sigue las señales. Ella te marcará el camino con toda seguridad, de una manera que no te cabrá la menor duda.
Isabel: Qué emocionante. ¿Yo también puedo acceder a esto?
María y Pedro: Es tu Madre, igual que la nuestra. Por supuesto que estará contigo si te consagras a Ella y vives en tu vida esa consagración.

Madre,

Tú eres Madre de los esposos, medianera de todas las gracias. Todas las gracias de Dios nos vienen a través de ti. Nos confiamos a ti, Madre. Alabado sea el Señor por darnos a Nuestra Madre.

Ella nos precede. Comentario para Matrimonios: Lucas 1, 39-56

EVANGELIO

El Poderoso ha hecho obras grandes en mí: enaltece a los humildes.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se levantó y se puso en camino de prisa hacia la montaña, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel.
Aconteció que. en cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel de Espíritu Santo y levantando la voz, exclamó:
«¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? Pues, en cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Bienaventurada la que ha creído, porque lo que le ha dicho el Señor se cumplirá».
María dijo:
«Proclama mi alma la grandeza del Señor, “se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava”.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí: “su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación”.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos.
Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia” – como lo había prometido a “nuestros padres” – en favor de Abrahán y su descendencia por siempre».
María se quedó con Isabel unos tres meses y volvió a su casa.

Palabra del Señor.

Aviso:

Ella nos precede.

Hoy celebramos ¡El día de la Asunción de María a los cielos! Ntra. Madre nos precede, y es la primera que entra en cuerpo y alma en la gloria de Dios, después de haber cumplido su cometido aquí en la tierra. Desde allí intercede por nosotros como Reina del universo.
Me encanta este Evangelio. Cada vez que leemos el Magníficat, nos gusta más. No puede ser más grande y más hermosa la oración de María, compuesta en gran parte por salmos. En ella se desvela su humildad, su confianza en Dios, su amor a Él, su alegría exultante en Él, cómo ve la actuación de Dios en este mundo… Ella nos desvela cómo se sabe don de Dios…
A nosotros, en oración, nos puso la Virgen el Magníficat como tarea. Es un camino precioso que ella ya había recorrido y en el que la seguimos. Gracias Madre por estar tan cerca de nosotros.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Mónica: Pablo, ya no tengo miedo. Mis tristezas han desaparecido, mis rencores y mi malestar se han esfumado.
Pablo: ¡Alabado sea el Señor!, Mónica. ¿Qué ha pasado?
Mónica: Que me he dado cuenta de que no estoy sola. Tengo una Madre que vela por mí, que me cuida y me guía hacia Dios.
Pablo: Sí, nuestra Madre es un don maravilloso de Dios. Nunca se lo agradeceremos suficiente. Ella ha cambiado nuestras vidas, y las de muchos a nuestro alrededor. Y nos orienta siempre hacia nuestra vocación y por tanto, hacia Dios.
Mónica: (Llorando) No tengo derecho a quejarme, Pablo. Tengo a mi Madre.
Pablo: Alabado sea el Señor, que nos ha dado a Su Madre. Te quiero Mónica.
Mónica: Te quiero, Pablo. Abrázame.

Madre,

Muchas felicidades en este día. ¡Te queremos muchísimo! Te pedimos hoy por los matrimonios que has querido que contraigan matrimonio en el día de hoy. Especialmente por uno 😉
Madre de los esposos, ruega por ellos y por nosotros.

¡Tenemos el don! Comentario para Matrimonios: Mateo 19, 3-12

EVANGELIO

Por la dureza de corazón permitió Moisés repudiar a las mujeres; pero, al principio, no era así.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 19, 3-12

En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:
«¿Es lícito a uno despedir a su mujer por cualquier motivo?».
Él les respondió:
«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.
Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
Ellos insistieron:
«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?».
Él les contestó:
«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer – no hablo de unión ilegítima – y se casa con otra, comete adulterio».
Los discípulos le replicaron:
«Si esa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».
Pero él les dijo:
«No todos entienden esto, solo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».

Palabra del Señor.

Aviso:

¡Tenemos el don!

Hoy, Señor, nos muestras dónde se encuentran los secretos sobre cómo Dios pensó el matrimonio. Están inscritos en nosotros desde la creación del hombre. Dios nos creó hombre y mujer, para que pudiésemos dejarlo todo y hacernos uno, atraídos por nuestras diferencias, que posibilitan que seamos una sola carne, un solo corazón y un solo espíritu.

Hoy, esposo, quiero salir de mí para entrar en ti. Quiero que Dios aparte de mí la dureza de corazón y me dé un corazón de carne. Quiero comportarme como lo que Dios ha hecho en nosotros, una sola carne. Él quiere que construyamos una comunión, que significa, actuar juntos. Dios nos entregó el uno al otro, para que juntos lleguemos a Él. No quiero perderme por otros caminos estériles, quiero caminar junto a ti, me comprometo a vivir para ti y así, dar fruto abundante. Eres la única persona a la que me une un amor exclusivo que ha sido elevado a Sacramento. Tenemos el don, tenemos el Espíritu Santo uniéndonos en cada entrega y en cada acogida mutua. No podemos defraudar a nuestros hijos ni al mundo, no podemos defraudar a Dios. Alabado sea el Señor por este maravilloso don.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Teresa: Él es muy básico, su trabajo, el fútbol, su deporte y que yo esté complaciente. No necesita más.
Pablo (Esposo de Teresa): Y ella es muy complicada, y no hay quien la entienda. Todo está fatal, nada tiene solución, que si no la comprendo, que si no me siente a su lado… y cenamos juntos todas las noches, y estamos todo el fin de semana juntos, que yo no soy de los que se va por ahí con amigos…
Matrimonio Tutor: A ver, chicos. ¿No sabéis que os une una vocación? Una vocación al amor, significa, vivir para el otro. Os necesitáis mutuamente, más de lo que creéis, aunque no lo podáis ver ahora. Esto no consiste en que el otro me dé lo que me gusta, eso sería un proyecto raquítico, endogámico. Vuestro proyecto de amor consiste en poner a disposición del otro toda mi persona, en el nombre de Cristo, para estar en ella y llenar su corazón.
Teresa: Uy! Eso es muy difícil. Nosotros estamos lejísimos de eso.
Matrimonio Tutor: Este proyecto, Teresa, no es digno de cualquiera, es digno solamente de dos hijos de Dios, porque tenéis que actuar llenos de Él, entregarnos el uno al otro lo que Dios quiere que os entreguéis. Actuáis en nombre de Dios, no en vuestro nombre. Este proyecto nos sobrepasa. Pero es una vocación exigente, que requiere de vuestro esfuerzo.
Pablo: Y ¿Qué tenemos que hacer para cambiar nuestro rumbo?
Matrimonio Tutor: Seguid al Señor desde vuestra vocación. Haced lo que Él hizo. Poneros en las manos de María y seguid su Proyecto de Amor. Ella sabrá guiaros.

Madre,

¡Gracias! Por mostrarnos el camino. Gracias por Tu Proyecto de Amor Conyugal. Bendita seas por siempre.

Más que a sus actos. Comentario para Matrimonios: Mateo 18, 21-19, 1

EVANGELIO

No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 21-19, 1

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:
«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces le tengo que perdonar? ¿Hasta siete veces?»
Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.
Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus empleados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.
El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:
“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”.
Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:
“Págame lo que me debes”.
El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:
“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”
Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.
Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:
“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”
Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.
Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».
Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.

Palabra del Señor.

Aviso:

Más que a sus actos.

¿Qué hace que el rey perdone la deuda a su criado? Que aquel rey considera que su criado tiene más valor que la deuda. Lo que me hace sentirme bien, a gusto con alguien, es que me sienta querido por mí mismo, independientemente de mis actos. Es que quien me ama vea en mí lo que estoy llamado a ser, que es mi verdad definitiva, aunque aún no haya llegado. Para perdonar a alguien, hay que amarle más que sus actos o sus ofensas, hay que reconocer su dignidad y su destino para la eternidad. Perdonar no consiste en quitarle importancia a las malas acciones o mirar para otro lado o aceptarlas por “respeto” al que las lleva a cabo, pues sería como aliarse con el mal. El per-don es mayor que el don. El perdón es sobreabundante, es superar el mal con un acto de amor mayor. Es restaurar la libertad del que comete el pecado y permitirle comenzar de nuevo.

Por eso llaman a Jesús el Perdón de Dios. ¿Hay un amor más sobreabundante que el Suyo?

Si quieres que tu esposo sea bueno, anímale a ello y trátale como si lo fuera.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Ramón: Tu madre es como tú, una cotilla. Ayer me enteré de que le había comentado a nuestra vecina lo de nuestro hijo con la amiga de su clase.
Patricia: Ramón, me has hecho daño con eso que acabas de decir. ¿Por qué me hieres?
Ramón: A ti es que en seguida te ofenden las cosas.
Patricia (Se va y reza en silencio): Señor, ayúdame a sacar lo mejor de él en este momento.
Patricia (Vuelve cuando Ramón está más tranquilo): Ramón, sé que estabas afectado por el comportamiento de mi madre, pero yo no te he hecho nada y me has hecho daño.
Ramón: Perdona, Patricia. No es la primera vez que estoy molesto con las actitudes de tu madre y te meto en el mismo saco, y me desahogo contigo.
Patricia: Te perdono Ramón. Sé que te estás esforzando por controlarte cuando algo te molesta. Y estoy convencida de que lo vas a conseguir. Yo creo en ti, y te quiero tal como eres.
Ramón: Gracias por quererme Patricia. Te amo.

Madre,

Las personas que Dios ha puesto a nuestro lado, tienen un valor incalculable para Dios. Tengo que prestar especial atención en que mi esposo se sienta querido por sí mismo, porque se merece que confíe en él/ella, que tenga la esperanza puesta en Dios que le llevará a ser quien está llamado a ser. Alabado sea el Señor, que tiene una morada preparada para él/ella. Amén.