Archivo por días: 27 agosto, 2020

No hay sobredosis. Comentario para Matrimonios: Mateo 24, 42-51

EVANGELIO

Estad preparados.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 24, 42-51

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.
Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría abrir un boquete en su casa.
Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.
¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?
Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.
Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas.
Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Palabra del Señor.

Aviso:

  • Retiro en Navarra: Del 04 al 06 de Septiembre. COMPLETO
  • Peregrinación a Fátima: Del 04 al 06 de Septiembre para matrimonios y familias. Información aquí: http://wp.me/p6AdRz-2lT
  • Retiro en Salamanca: Del 11 al 13 de Septiembre. COMPLETO

No hay sobredosis.

Dios me confía almas. Para empezar, la de mi esposo, del que me ha hecho administrador de Su Gracia para él/ella. Y Dios quiere que yo le administre Su alimento. Son dosis de amor que mi esposo necesita, y en esto, no hay sobredosis posible. Dar amor es comprenderle, estar en su corazón; es servirle; es ayudarle a que sea santo; es serle fiel… ¡Todo lo que Dios quiere darle! Así que, no nos cansemos de ser administradores del Amor de Dios para nuestros esposos. No os entretengo más, que tenemos tarea…

Aterrizado a la vida matrimonial:

Marta: ¡Oh! Se acaba el verano. Pero la verdad, cariño, es que estoy deseando volver a la vida de verdad, la de la lucha de cada día. Este verano me he relajado en todos los sentidos, y noto que tengo menos paciencia, estoy demasiado pendiente de mis gustos y apetencias… Necesito meterme en cintura y recuperar el ritmo de oración, y centrarme en mi entrega diaria a ti y a nuestros hijos.
Carlos (Esposo de Marta): Aunque nos cueste reconocerlo, es verdad. Necesitamos volver a la vida de sacrificio y de oración intensa. Tengo ganas de empezar de nuevo con el itinerario para matrimonios, recuperar nuestra oración juntos todos los días y dedicarme a hacerte feliz: A esas largas conversaciones contigo para comprenderte y conocerte mejor, a ser ese apoyo tuyo cuando me necesitas y también pedirte ayuda cuando te necesite.
Marta: ¿Sabes? Sólo se es feliz cuando se ama, y tengo muchos días para amarte. O quizás no serán tantos…

Madre,

Tenemos esa tendencia constante a acomodarnos y relajarnos, pero queremos ser fieles a la tarea que Dios nos ha encomendado. Danos fuerzas para no defraudarle, Madre. Queremos que se sienta orgulloso de nosotros. Alabado sea el Señor que nos hace partícipes de su misión y nos nombra administradores de Sus cosas. Amén.

Tremendo contraste. Comentario para Matrimonios: Mateo 25, 1-13

EVANGELIO

¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 25, 1-13

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:
«El reino de los cielos se parece a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron a encuentro del esposo.
Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.
Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.
A medianoche se oyó una voz:
“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas.
Y las necias dijeron a las sensatas:
“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.
Pero las prudentes contestaron:
“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.
Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.
Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:
“Señor, señor, ábrenos”.
Pero él respondió:
“En verdad os digo que no os conozco”.
Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Palabra del Señor.

Aviso:

  • Retiro en Navarra: Del 04 al 06 de Septiembre. COMPLETO
  • Peregrinación a Fátima: Del 04 al 06 de Septiembre para matrimonios y familias. Información aquí: http://wp.me/p6AdRz-2lT
  • Retiro en Salamanca: Del 11 al 13 de Septiembre. COMPLETO

Tremendo contraste.

La prudencia regula todo el resto de virtudes. A veces invita a frenar y a veces empuja a actuar. Es la madre de todas las virtudes porque está iluminada por la Sabiduría divina. Hay un contraste tremendo entre la sabiduría de los hombres y la Sabiduría divina, de manera que ésta, resulta necedad para los hombres, cuando la realidad es que la sabiduría de los hombres es necedad para Dios: «La sabiduría del hombre rehúsa ver en la propia debilidad el presupuesto de su fuerza; pero San Pablo no duda en afirmar: “pues, cuando estoy débil, entonces es cuando soy fuerte” (2 Cor 12, 10). El hombre no logra comprender cómo la muerte pueda ser fuente de vida y de amor, pero Dios ha elegido para revelar el misterio de su designio de salvación precisamente lo que la razón considera “locura” y “escándalo”» (San Juan Pablo II, Enc. Fides et ratio, 23.)

Aterrizado a la vida matrimonial:

Jaime: Por favor, dejadme ya. Tengo 20 años, ya no soy un niño. Es mi novia, y nos queremos. Punto.
Rafael (Padre de Jaime): Jaime hijo. Tienes mucho que aprender todavía. El noviazgo es una etapa muy seria. No es para que estéis todo el día por ahí de juerga. No digo que no sea lícito que lo paséis bien, pero sobre todo, tenéis que prepararos para algo grande, que es el matrimonio. Tenéis que aprender a renunciar, a conteneros, a estar unidos en las dificultades, etc. Y todo eso os lo enseña Cristo y nos lo enseña la Iglesia. Si no aprendéis, llegarán los malos momentos y no sabréis salir adelante.
(15 años más tarde)
Jaime: Marisa y yo estamos mal. Hace tiempo que ni siquiera intimamos. No sé qué nos ha pasado, con todo lo que nos queríamos…
Rafael: Hijo mío, cuánto lo siento. Pero no te preocupes, esto tiene remedio. Es cuestión de que empecéis a construir las bases que no construisteis antes. ¿Quieres aprender?
Jaime: Yo sí. Ya he escarmentado. Le preguntaré a Marisa…
Marisa: Sí, Jaime. Lo estoy pasando realmente mal. No estamos unidos y no sé cómo arreglarlo.
Jaime: Pero hay que poner a Dios en nuestro matrimonio. ¿Estás dispuesta?
Marisa: Ya me agarro a lo que sea.
Rafael: Bendito sea Dios. Aprended sobre el matrimonio, que no sabemos amar. Ya veréis cuántas sorpresas os lleváis.
(Jaime y Marisa empezaron un itinerario de aprendizaje, y poco a poco, se les iba iluminando el camino, y su esperanza en su matrimonio iba creciendo, y su amor, también).

Madre,

Qué poco nos ocupamos de nuestra vocación. Y luego nos sorprendemos de que las cosas vayan mal, y nos quejamos. La culpa es nuestra, que no nos ocupamos de llenarnos de la Sabiduría de Dios, de Su revelación. Alabado sea el Señor que ha compartido su intimidad con nosotros. Amén.