
Esposos, pedid por vuestro matrimonio en la oración diaria. Recurrid a la generosidad de Dios. Él se ha comprometido a darnos lo que pidamos.

Esposos, pedid por vuestro matrimonio en la oración diaria. Recurrid a la generosidad de Dios. Él se ha comprometido a darnos lo que pidamos.

Rezando el Padrenuestro a tu lado, esposo/a, me siento más unido a ti por Él. Compartimos el Amor de un Padre y pedimos que reine en nuestro hogar.

No hay amor entre los esposos si no hay esfuerzo y entrega mutua, y eso significa que recemos aunque estemos cansados o priorizar el tiempo que nos dedicamos.

Todo lo que le hago a mi esposo/a, a Cristo se lo hago. Saciar su sed de amor, acogerlo/a o arroparlo/a cuando se siente extraño/a o desnudo/a. Esa es la forma de vivir mi vocación conyugal.

El Señor vivió las mismas tentaciones que vivo yo en mi matrimonio: Por mis apetencias, contra mi vocación conyugal y por orgullo. Sólo llenándonos del Espíritu con la oración juntos podemos enfrentarnos.