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Transformers. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 16, 12-15

EVANGELIO
El Espíritu de la verdad os guiará hasta la verdad plena
Lectura del santo Evangelio según san Juan 16, 12-15

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
– «Muchas cosas me quedan por deciros, pero no podéis cargar con ellas por ahora; cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena. Pues no hablará por cuenta propia, sino que hablará de lo que oye y os comunicará lo que está por venir.
Él me glorificará, porque recibirá de lo mío y os lo anunciará. Todo lo que tiene el Padre es mío. Por eso os he dicho que recibirá y tomará de lo mío y os lo anunciará».

Palabra del Señor.

Nota: Proyecto Amor Conyugal anuncia un retiro para matrimonios que se celebrará en Madrid entre los días 16 y 18 de junio.

Hay pocas plazas. Para más información pincha aquí:
https://proyectoamorconyugal.es/retiro-matrimonios-proyecto-amor-conyugal-madrid-16-17-18-junio-2017/

Transformers.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Seguimos caminando hacia Pentecostés. Hoy aprendemos que el que quiera mejorar algo, debe ser santo, porque sólo el que posea el Espíritu en su interior, conducirá a las personas hacia la Verdad. Eso ha hecho San Juan Pablo II, nos enseñó la verdad del matrimonio, haciéndose santo.

Una historia:
Ella estaba muy descontenta con él. Recibía un montón de desprecios y sinsabores de él, y ningún gesto agradable, ningún te quiero, ninguna petición de perdón. Él tenía mal carácter, estaba descontento consigo mismo, ella no parecía importarle. Constantemente le exigía que tuviese las cosas listas y nada de lo que hacía le parecía del todo bien. Siempre había algo que reprochar.
Así que ella, se lo echaba en cara constantemente. Le reclamaba gestos de cariño, de agradecimiento, un poquito de paz y de tranquilidad en casa…
Pero ni uno ni otro conseguía ninguna mejora, ningún cambio en su esposo.
Así que, uno de los dos decidió cambiar de táctica: Sólo es Espíritu Santo reconduce hacia la Verdad y la Vida. Así que, si quería cambiar su matrimonio, lo que tenía que hacer no era reclamarle al otro, sino llenarse del Espíritu Santo. Y emprendió un camino para llenarse del Espíritu. Un camino de oración, de ofrecimiento, de sacramentos, de formación, de entrega al esposo. Se acabaron los reproches y las exigencias, eso no era el camino del Espíritu Santo.
Poco a poco su cónyuge fue percibiendo cambios. El Espíritu Santo venció en aquel matrimonio. Poco a poco les fue mostrando las Verdades del matrimonio.
Él descubrió que lo que le tenía agobiado era no estar siendo fiel a la vocación de esposo a la que le había llamado Dios. Ella descubrió que en su papel de víctima, centrada en su dolor, no estaba siendo la esposa que Dios había querido que fuese para él. Y empezaron a invocar juntos al Espíritu pidiendo Su ayuda, para hacer crecer su intimidad común, su comunión. Y así iban recibiendo el Amor entre el Padre y el Hijo, a través de Su Espíritu. Como si de Transformers se tratase, los dos cambiaron completamente. Eran dóciles, amables y cariñosos el uno con el otro.

Madre,
Es maravilloso el don que Jesús nos dejó. Ni más ni menos que el Espíritu Santo, que nos comunica el amor entre el Padre y el Hijo. El Señor nos deja el motor que lo mueve todo, nos deja Su sabiduría, Su fuerza espiritual, Su consejero, Su inteligencia… Todo lo necesario para irnos transformando en Él. Alabado sea el Señor en Su generosidad, porque Él nos ama. Amén.

¿Hay algún camino mejor? Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 6, 60-69

EVANGELIO
¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69

En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron:
-«Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?»
Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo:
– «¿Esto os escandaliza?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, hay algunos de vosotros que no creen».
Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar.
Y dijo:
– «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede».
Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce:
– «¿También vosotros queréis marcharos?».
Simón Pedro le contestó:
– «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios».

Palabra del Señor.

¿Hay algún camino mejor?
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Es cierto que el mensaje del Señor es difícil de entender. Jesús habla de comer su carne, y obviamente, suena bastante raro. Y es que las cosas de Dios son complicadas de entender para los hombres, por no decir imposibles.

En el matrimonio, cuando hablamos de entrega total al esposo, de sometimiento mutuo, de nacer del corazón del otro, de cargar con sus pecados para ser corredentores con Cristo, de devolver bien por mal, etc. Todo esto es complicado de entender para nosotros. Sobre todo, cuando el esposo no colabora, no intenta ser mejor, o no tiene fe. Amar a quien no te ama, es antinatural, porque hemos sido creados para amar y ser amados.

Pero Pedro, con toda la humildad, nos da la clave: Y si no creemos la Palabra de Dios, ¿qué vamos a creer? Si seguimos a Cristo ¿A quién vamos a seguir? El Señor ha demostrado que nos ama, es nuestro creador, no tengo que hacerme muchas más preguntas.

Teresa, yo creo que ya no voy a ir más a la reunión de matrimonios. Aprendemos cosas, pero luego no nos sirve de nada. Seguimos discutiendo en muchas ocasiones, tú pierdes los nervios, como ayer, y te pones hecha una furia. Ya, Ramón -contestó Teresa- pero es que seguimos en camino. Vamos avanzando poco a poco. Estamos aprendiendo sobre la verdad del matrimonio, y nos estamos esforzando, aunque deberíamos poner más interés. Ya vamos sabiendo identificar nuestros errores, y por temporadas vamos mejorando. Pero una cosa sí te digo, si no seguimos aprendiendo sobre la verdad del matrimonio, si no nos sentamos a hablarlo juntos al menos una vez al mes, si no tenemos un grupo de referencia, si no nos ponemos un compromiso para reunirnos una vez al mes ¿Dónde vamos a ir?. El Espíritu está en la Iglesia, y nosotros participamos en ella. Ese es el camino, Ramón. Ramón comprendió que había sido objeto de una tentación, y se comprometió a no volver a caer en ella.

Madre,
Tú nos guías, tú eres Madre de la Iglesia. Todo lo que aprendemos viene del Espíritu Santo, y no vamos a rendirnos. Te seguiremos, porque Tú nos llevas hacia el Señor y Él es el Santo, el Consagrado de Dios. Alabado sea por siempre. ¡Aleluya!

Brotes verdes. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 6, 22-29

EVANGELIO
Trabajad no por el alimento que perece, sino por el que perdura para la vida eterna
Lectura del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29

Después de que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el mar.
Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del mar notó que allí no había habido más que una barca y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos.
Entretanto, unas barcas de Tiberíades llegaron cerca del sitio donde habían comido el pan después que el Señor había dado gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús.
Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron:
«Maestro, ¿cuándo has venido aquí?»
Jesús les contestó:
«En verdad, en verdad os digo: me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios».
Ellos le preguntaron:
«Y, ¿qué tenemos que hacer para realizar las obras de Dios?».
Respondió Jesús:
«La obra de Dios es Esta: que creáis en el que él ha enviado».

Palabra del Señor.

Brotes verdes.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Como decía Pascal, «El hombre supera infinitamente al hombre». Estamos o deberíamos estar en constante construcción, día a día. Por eso es importante preguntarnos qué cosas de las que he hecho hoy me construyen y cuáles no, porque ningún día nos deja indiferentes. Lo que no me construye, me destruye. Repaso mi día.

Hay que recordar que no nos pertenecemos. Construirme a mí mismo es hacer crecer un don que Dios me ha dado, y que quiere dar a través de mí especialmente a mi esposo, pues es al que más valor aporto. El ocio no es un tiempo de descanso, sino que es un tiempo para construir a la persona. Si consideramos el trabajo meramente como un tiempo para producir, consideraremos el ocio como un tiempo exclusivamente para descansar, pero en ambos ámbitos, deberíamos construirnos como personas. Los griegos y los romanos daban más importancia al ocio que al neg-ocio o negación del ocio. ¿Qué construyo en mí en mi tiempo de ocio? ¿Dónde queda en mí ese afán de superación por el que el hombre supera infinitamente al hombre?

Una historia. Juana se sentó junto a Pedro y le dijo: Necesito hablar contigo. Nuestro matrimonio hace tiempo que no avanza y ya no hay novedades entre nosotros. A Pedro le sonó aquello a “llamada filas”. Pero accedió a hablar de aquella preocupación de su esposa. Era verdad. Su matrimonio se estaba estancando y eso significa retroceder. Hacía tiempo que no descubrían nada nuevo, ilusionante, sobre su relación. No había un itinerario en su matrimonio, nada más que trabajo, trabajo y luego, sofá, tele, internet y planes con amigos para pasárselo bien. Si la caridad conyugal es tan difícil de alcanzar, era imposible que no les faltase nada por aprender y practicar. Pedro reconoció que su esposa tenía razón. Su trabajo no le ayudaba a ser mejor esposo, así que algo tendrían que hacer en los ratos de ocio por esta misión de esposos, que es la más importante de sus vidas. Así que retomaron las catequesis de San Juan Pablo II. Hoy han aprendido sobre la sumisión recíproca en el temor de Cristo. Un tema increíblemente importante para su matrimonio con un montón de implicaciones en sus actitudes del día a día. Pedro y Juana, siguen haciendo su matrimonio nuevo todos los días con su esfuerzo y la ayuda del Espíritu Santo.

Madre,
Es cierto que tenemos algo mucho más importante que ser productivos en nuestro trabajo. Tenemos que dar frutos para Dios. Eso es disfrutar, dar fruto. Para ello tiene que haber nuevas primaveras entre nosotros, en las que surgirán nuevos brotes verdes que Cristo siembra en nuestro amor. Que no nos conformemos con un horizonte terrenal, Madre. Dios tiene una promesa para nuestro matrimonio y la va a realizar, si le dejamos construir en nosotros. Bendito y alabado sea nuestro Señor Jesucristo, que nos ha redimido. Amén.

La verdad no es de los más listos. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Mateo 11, 25-30

EVANGELIO
Has escondido estas cosas a los sabios y las has revelado a los pequeños
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 11, 25-30

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:
«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.
Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Palabra del Señor.

La verdad no es de los más listos.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Hablaba ayer Mons. Munilla, en Radio María sobre un teólogo que discutía en un medio de comunicación escrita, la redención de Cristo en cuerpo y alma. ¿Cómo habrá leído este señor el Evangelio para llegar a la conclusión de que el cuerpo de Cristo se descompuso?. No queremos ser malos, pero lo que no se le olvidó al susodicho teólogo fue citar en el artículo el nombre de su polémico libro.

Decía San Juan Pablo II que la verdad se ve afectada por las tendencias, modas y debilidades de la sociedad del momento. Esto llevó al pueblo Judío a considerar que la poligamia no iba en contra de la ley de Dios, ya que en aquel momento la mayor bendición era tener muchos hijos, por tanto, a más mujeres, más hijos ¿Cómo es posible que cayeran en tal error?. En nuestra sociedad, es el relativismo la ideología que se lleva la palma en esto de desviarnos de la verdad. Algún día nos preguntaremos ¿Cómo fue posible que la sociedad cayese en tales errores? Parece que la verdad está oculta a los ojos de los sabios y entendidos de todos los tiempos, y sólo la vemos los pequeños, los que no somos nadie, sino simples siervos inútiles, de Jesús y de María.

Una historia: Él creía en algo. Leía bastante sobre autores relacionados con la Cienciología. Cada uno exponía su visión de la trascendencia: Una energía que flota en el universo, o una especie de dios etéreo que es la suma del bien de todos los hombres y a medida que se va haciendo más el bien, aquel dios crece. Otros que hablaban de hombres incompletos que tienen que reencarnarse en diferentes vidas para complementar sus carencias hasta llegar a su construcción plena. Muchos pensadores que diseñan alternativas al verdadero Dios aprovechándose de la necesidad de Él que tenemos inscrita en nuestra alma.

Aquel hombre seguía buscando, devorándose aquellos libros y pagando entradas para escuchar aquellas charlas. Unos y otros le iban convenciendo. Pero en su vida no cambiaba nada, porque buscaba una especie de autocomplacencia, mientras que su amor hacia su esposa no crecía, seguía siendo él el centro de su vida, y claro, no encontraba la respuesta esperada.

Y fue precisamente este Evangelio, el que le cambió el rumbo: No son los listos los que me van a llevar a la verdad por ser más listos que los demás -se dijo-, sino los que sabiéndose pobres y necesitados, acogen a Dios que viene especialmente en su ayuda. Buscaré la verdad en sus vidas. La segunda idea de este Evangelio que le cambió el corazón era: La verdad de Dios me la tiene que revelar Él, porque el hombre por sí mismo no tiene capacidad para alcanzar Su sabiduría, obviamente. Y la tercera: Que siguiendo a Cristo, poniendo el Evangelio en práctica con su esposa, se le pasarían todos los agobios. Y ¿Sabéis qué?: Adiós a la Cienciología.

Aprendió que, sólo siendo humilde de corazón, encontraba su descanso, y su esposa, también.

Madre,
En Dios vivimos, nos movemos y existimos. Él nos sostiene, Él se revela a nosotros y Él se entrega a nosotros. Aparta este orgullo y esta dureza de corazón que no nos permite escucharle y acogerle plenamente. Es tan grande y nosotros tan pequeños. Resulta ridículo que queramos ponernos a Su altura. Hoy te pedimos por todos los que no le quieren conocer, porque estarán agobiados y cansados de luchar solos en la vida sin resultados. Y te pedimos también por sus esposos y esposas, que lo estarán sufriendo. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.

La potencia de la carne. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Lucas 24, 35-48

EVANGELIO
Así estaba escrito: el Mesías padecerá y resucitará de entre los muertos al tercer día
Lectura del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48

En aquel tiempo, los discípulos de Jesús contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo habían reconocido al partir el pan.
Estaban hablando de estas cosas, cuando él se presentó en medio de ellos y les dice:
«Paz a vosotros».
Pero ellos, aterrorizados y llenos de miedo, creían ver un espíritu.
Y él les dijo:
«¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro corazón? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un espíritu no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».
Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Pero como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo:
«¿Tenéis ahí algo de comer?».
Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos.
Y les dijo:
– «Esto es lo que os dije mientras estaba con vosotros: que era necesario que se cumpliera todo lo escrito en la Ley de Moisés y en los Profetas y Salmos acerca de mí»
Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras.
Y le dijo:
– «Así está escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día y en su nombre se proclamará la conversión para el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».

Palabra del Señor.

La potencia de la carne.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)

Los espíritus no tienen carne y huesos. Cristo tiene carne y huesos, Cristo es humano (sin dejar de ser divino, obviamente). Pero el hecho de que Cristo se haya hecho humano santifica, diviniza todo lo humano. Diviniza la carne que será redimida para toda la eternidad.

Terminamos hoy la historia de Laura y David. Laura comprendió que su fe se tenía que traducir en la entrega a su esposo de todo el amor recibido de Dios, y esto hizo el milagro. Es el amor de Dios en la carne, el que redime y cambia a las personas. Los criterios de David cayeron como un castillo de naipes al recibir tanto amor de su esposa. Y entró la Paz de Cristo en aquella casa. La Paz que Él nos trae con las llagas de la Cruz tras la entrega de Su cuerpo.

David está muy agradecido a Dios por Laura, porque se entregó por él y esto le había salvado, había salvado su relación de amor. Aprendió la potencia que había recibido en la carne, que es capaz de expresar quién soy y transmitir el amor de Dios y el amor mutuo, el uno al otro. Aprendió a valorar el don de su cuerpo, y hoy en día se entrega con él: Manos para trabajar, para ayudar, para acariciar, boca decirse cosas hermosas, ojos para mirar con ternura… Darse un beso de buenos días, recibirse con una sonrisa… Cuerpos para hacer de dos personas, una unidad. Así se construye el amor.

Laura y David se pudieron perdonar y reconstruir su unión porque antes fueron perdonados por el amor de Cristo. Gloria a ti Señor, que haces estos milagros entre los esposos. ¡Aleluya!