El amor, un mandato. Comentario para Matrimonios: Marcos 8, 34-9, 1

EVANGELIO

 

EVANGELIO

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.
Lectura del santo Evangelio según san Marcos 8, 34-9, 1

En aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos, Jesús les dijo:
«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».
Y añadió:
«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».

Palabra del Señor.

 

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El amor, un mandato.

Señor ¿Por qué me mandas que te ame con todo? Con todo lo que me amas Tú, ¿no será que en ti encuentro todo lo que ansía mi mente, mi corazón, mi alma y mi ser?
Te contemplo y descubro que en ti están todas las respuestas que busca mi mente. Cuanto más te conozco y más conozco Tus leyes, más me admiro de cuánto sentido tienen. Contemplo la vida desde Tu mirada providente y todo cobra sentido. Miro Tu Corazón y me enamora, me enamoran Tus sentimientos, me sobrecoge Tu misericordia, Tu humildad, Tu generosidad para conmigo, Tu sobreabundancia. Contemplo Tu Ser, y me atraes, hay un magnetismo hacia Ti porque me has creado para ti.
Estando en ti, nace en lo más profundo de mí el amor a mi esposo. Un amor que no es mío, que es más grande que yo, y entonces descubro estando en él o ella que “no estoy lejos del Reino de Dios”.

Aterrizado a la vida matrimonial:

Andrés: Está Dios aquí, dentro de mí. ¡Dios! Ni más ni menos. El que todo lo sabe, el que todo lo ve, el que es puro Amor, el que me creó, el que me salvó… y yo aquí con mis tonterías, defendiendo mis razones raquíticas. Me doy cuenta, Helena, que cuanto más nos acercamos juntos a Dios, más confluimos en Él.
Helena: A mí todavía me cuesta, pero cuando dejo de mirarme y me limito a contemplarle a Él en ti, se me pasa todo. Me acepto pequeña y quiero ser pequeña para permanecer a Su lado y a tu lado, cerquita de Su Corazón y del tuyo. Él me une a ti, Andrés.
Andrés: Pequeños ante Él, pequeños el uno para el otro.

Madre,

Permite que mi alma descanse en Dios, para que despierte y entregarle a mi esposo y a otros matrimonios todo el Amor recibido. Te lo pido por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.

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