Conectados a la Gracia. Comentario del Evangelio para Matrimonios: Juan 15, 1-8

EVANGELIO

El que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante
Lectura del santo Evangelio según san Juan 15, 1-8

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Yo soy la verdadera vid, y mi Padre es el labrador. A todo sarmiento que no da fruto en mí lo arranca, y a todo el que da fruto lo poda, para que dé más fruto.
Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado; permaneced en mí, y yo en vosotros.
Como el sarmiento no puede dar fruto por sí, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí.
Yo soy la vid, vosotros los sarmientos; el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante; porque sin mí no podéis hacer nada. Al que no permanece en mí lo tiran fuera, como el sarmiento, y se seca; luego los recogen y los echan al fuego, y arden.
Si permanecéis en mí y mis palabras permanecen en vosotros, pedid lo que deseáis, y se realizará.
Con esto recibe gloria mi Padre, con que deis fruto abundante; así seréis discípulos míos».

Palabra del Señor.

Notas: Próximas misiones.

  • Retiro en Madrid: 7, 8 y 9 de septiembre (Casa de espiritualidad de Cristo Rey) Completo.
  • Retiro en Madrid: 14, 15 y 16 de septiembre (Casa de espiritualidad de Cristo Rey) Completo.
  • Retiro Málaga y Mallorca en Málaga y campamento para los niños: 05, 06 y 07 de octubre. Casa Diocesana. Se abrirá el plazo de inscripción hoy lunes 23 de julio a las 19h. Infórmate aquí: https://proyectoamorconyugal.es/?p=4926
  • Retiro en Barcelona: 26, 27 y 28 de octubre (Casa de Espiritualidad María Inmaculada. Tiana).
  • Retiro en Valladolid: 23, 24 y 25 de noviembre (Casa de Espiritualidad Sagrado Corazón)
  • Retiro en Pamplona: 14, 15 y 16 de diciembre (Casa de Javier)

Conectados a la Gracia.

Muchos matrimonios se quejan de que no les va bien. No avanzan. Y cuando les preguntamos si rezan juntos, nos responden que no tienen tiempo. ¿Tienes la batería del móvil cargada? ¿Y qué pasaría si no enchufas tu móvil al cargador un día? ¿Esperarías que funcionase? Pues así de gráfico y así de sencillo es nuestro Sacramento. Si no te conectas a la Gracia constantemente, no funciona. Lo siento. No le des más vueltas.

La oración juntos (a diario), la Confesión (cada dos semanas) y la Eucaristía (diaria), diríamos que son imprescindibles para que funcione nuestro matrimonio. La otra clave que nos pone el Señor es Su Palabra: “Vosotros ya estáis limpios por la palabra que os he hablado”. Es Su Palabra la que reconduce nuestros criterios, los del esposo y la esposa. Y a medida que apuntamos hacia los criterios de Dios, iremos confluyendo entre nosotros, hasta hacernos uno.

Desengañaos, esposos, no somos nosotros los que conseguimos que nuestro amor mejore. Es Cristo, que vive en nosotros, quien lo hace. ¿Vamos a permanecer conectados a Su Gracia?

Aterrizado a la vida matrimonial:

Alba: Estaba muy agitada. Pensando mal de ti, pero fui esta mañana a la Eucaristía y el Señor, con su gracia me limpió de esos pensamientos.
Jesús: Gloria a Dios! Y a mí, hoy, con este Evangelio, me está desmoronando mi orgullo y mi soberbia. Yo no “sueno” por mí mismo, ni “alumbro” por mí mismo ni a ti ni a los niños. Soy como un altavoz que reproduce el sonido que le envía el amplificador. Soy como la luna que refleja la luz del sol. Si me desconecto de la Fuente, ¿Qué diré? Tonterías. Por tanto ¿A qué viene esa cabezonería mía de defender mis criterios? Lo que tengo que hacer es no dejar de rezar y de recibir al Señor.
Alba: Señor, no somos dignos de que entres en nuestra casa, pero una Palabra Tuya, bastará para sanarnos. Qué bonito, Jesús. No sabes lo que me enamora oírte hablar así. Qué fea es la soberbia y qué hermosa es la humildad. ¿Quieres hacerte uno conmigo esta noche?

Madre,

Estamos conectados a la Gracia, y somos testigos de lo que el Señor ha hecho en mi esposo, en mí y en nuestros hijos. Es una pasada. No soy digno de tanta gracia derramada. También soy consciente de lo mucho que Le queda por hacer en mí, pero como los frutos dependen de Él, yo permaneceré unido a Él, hasta que Él quiera producirlos, si quiere. Tengo tanta conciencia de que es Él quien lo hace, que ya no me desespero por no conseguirlo. Es Cristo quien vive en mí. Alabado sea y bendito sea por siempre. ¡Aleluya!

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