EVANGELIO
El que no carga con la cruz no es digno de mí. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 10, 37-42
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«El que quiere a su padre o a su madre más que a mí, no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue no es digno de mí.
El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí la encontrará. El que os recibe a vosotros me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.
El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, solo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Palabra del Señor.
La más grande de la casa.
(Nota: Se hace uso genérico del masculino para designar la clase sin distinción de sexos.)
Dios nos da gratuitamente y por amor una dignidad absolutamente inmerecida: La de ser semejantes a Él, creados a Su imagen. Pero parece ser, según el Evangelio de hoy, que podemos perder esa dignidad, podemos dejar de ser dignos de Dios, porque nos comportemos como seres mundanos. Si no reconocemos que Dios es Dios, y no lo reconozco como lo más importante, si no soy capaz de vivir para otro entregándole por Dios mi vida a mi esposo, perderé mi vida que no tendrá ningún valor, porque habré perdido la dignidad que Dios me dio.
Aterrizado a la vida matrimonial:
Lola: Papá, Mamá, si yo me porto mal ¿Por qué os enfadáis?
Padres: Hija, porque te queremos y no queremos que te hagas daño a ti misma.
Lola: El otro día, en el cumple de mi amiga, había una niña que se estaba portando mal, y los padres de mi amiga decían que era una mal educada. ¿Eso quiere decir que sus padres no le educan?
Padres: Una niña que se porta mal, deja en mal lugar a sus padres. Si sus padres le están dando una buena educación y ella no la aprovecha portándose bien, esa niña no se merece tener unos padres que se esfuercen tanto por ella ¿No crees?
Lola: Sí, no se merece tener unos padres buenos, porque además, los otros padres piensan que no son unos buenos padres y sí lo son.
Padres: Muy bien hija. Eso se expresa con la frase: “No es digna de tener unos padres como los que Dios le ha dado”.
Lola: Entonces, cuando nosotros no nos portamos bien, no somos dignos de tener un Padre como Dios.
Padres: Así es. Por eso, debemos imitar al Señor, y que todo el mundo vea que somos hijos de Dios, porque actuamos como Él. Y Él lo que hizo fue servir a los demás.
Lola: ¡Ah! Mamá, ¿Puedo poner la mesa y servir yo la cena?
Madre: Vale hija. Esta noche dejaremos que tú seas la más parecida a Dios, de la casa.
Lola: ¡Biennnn! ¡Gracias Mami!.
Madre,
Qué grande es la dignidad que Dios nos ha dado en su sobre abundancia. Nos ha querido tanto… No queremos estropear su obra, queremos mantener en nosotros la belleza y la grandeza que Él puso. Señor, queremos ser dignos de ti, queremos seguirte. Dame la fe y la fuerza para perder la vida por mi esposo. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén.