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EVANGELIO
Si quieres, puedes limpiarme.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 8, 1-4
Al bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.
En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:
«Señor, si quieres, puedes limpiarme».
Extendió la mano y lo tocó, diciendo:
«Quiero, queda limpio».
Y en seguida quedó limpio de la lepra.
Jesús le dijo:
«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».
Palabra del Señor.
¿Qué nos distancia?
La lepra de hoy en día, es el pecado que corroe nuestro corazón: Corroe nuestra paciencia, nuestra fidelidad, nuestra misericordia… y nos va aislando el uno del otro. A veces nos llegamos a evitar como si fuéramos “apestados”.
El Señor me recuerda algo muy importante para aplicar en mi matrimonio: No es la impureza la que nos distancia, sino la falta de misericordia. Si Tú Señor, que eres puro, acoges con tanto cariño, ¿por qué a mí, que no lo soy, me cuesta acoger a mi esposo cuando peca?
Aterrizado a la vida matrimonial:
Matrimonio Tutor ¿Por qué te quieres separar de tu esposo?
Luisa: Porque es un egoísta, un vanidoso y un soberbio.
Matrimonio Tutor: Y ¿Eso es motivo para separarte de él?
Luisa: Sí, porque me hace sufrir mucho y ya no puedo más.
Matrimonio Tutor: Piénsalo bien ¿Qué te hace sufrir, tus pecados o tu falta de misericordia para acogerle tal como es?
Luisa: Buena pregunta…
Matrimonio Tutor: Sí, está bien que lo reconozcas. Es la falta de misericordia la que nos distancia de nuestro esposo pecador. Es el momento de acercarnos a Jesús y suplicarle juntos de rodillas: Señor, si quieres puedes limpiar mi corazón y nuestro matrimonio.
Madre,
Rezamos un Ave María por todos los matrimonios, para los que su esposo ha dejado de ser una prioridad.