EVANGELIO
Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio.
Lectura del santo Evangelio según san Mateo 5, 27-32
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Habéis oído que se dijo “No cometerás adulterio”. Pues yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.
Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.
Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.
Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”.
Pues yo os digo que si uno repudia a su mujer – no hablo de unión ilegítima – la induce a cometer adulterio, y el que se case con la repudiada comete adulterio».
Palabra del Señor.
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Llamada al corazón.
Sobre la primera frase del Evangelio, San Juan Pablo saca todo un tratado sobre el pecado, en especial sobre el pecado de la carne. Es interesantísimo cómo va analizando el texto, y nos muestra que el pecado siempre empieza en el corazón, aunque después acabe manifestándose de forma más “externa” o más carnal como sería el caso. Tampoco se excluyen del pecado de adulterio los casos en que la mujer así mirada, con deseo de autosatisfacción, son del marido hacia su propia esposa o viceversa. En ambos casos, se comete adulterio en el corazón, puesto que se “adultera” la belleza del deseo sexual diseñado por Dios para conducirnos hacia algo más grande: Construir una comunión de personas.
Jesús habla claramente de qué actitud debemos tener ante el pecado: ¡Haz lo que sea, lo que sea, pero deja de pecar! ¡Lo que sea! Miremos a Cristo, lo que hizo en la Pasión por salvarnos del pecado. ¿No es esto hacer lo que sea? ¿Cueste lo que cueste? Es necesario pasar al combate espiritual. Señor, queremos vivir la belleza que Tú quieres para nosotros, mirarnos como Tú nos miras. Hoy, dispuestos a purificar nuestro corazón, le decimos al pecado ¡NO!
Aterrizado a la vida matrimonial:
Fran: Cariño, recuerdo cuando te miraba para disfrutar. Ahora mi mirada es mucho más bella, porque miro tu belleza pero según la dignidad de hija de Dios que tienes. La atracción se vuelve mayor porque con esta manera de mirar, se experimenta la veneración. Eres la predilecta de Dios y te miro como tal.
Carmen: Sí, recuerdo que antes que incluso la incitaba a que me mirases con aquella mirada porque me gustaba ver que se te caía la baba por mí, sentirme atractiva para ti. Era una manera también de dominarte. Pero Ntra. Madre me enseñó cómo debías mirarme y todo cambió. A ti también te cambió la mirada y ahora me siento valorada y querida con tu manera de mirarme. Ya no soy un instrumento de deseo.
Madre,
Como dice el Papa Francisco, el matrimonio es lo más hermoso que Dios ha creado, y el deseo sexual está llamado a algo muy hermoso: Hacernos uno. El demonio sabe qué importante es esto y por eso lo quiere revestir de egoísmo, placer consumista, utilitarismo… Pero San Juan Pablo nos ha enseñado a verlo desde los ojos de Dios, y comprender que es el medio para unir a un hombre y una mujer y ser imagen de Dios. Como co-creadores y como co-redentores. Alabado sea el Señor que nos da un medio tan hermoso para hacernos uno entre nosotros y con Él, en la carne.
Dios nos creó hombre y mujer. Nadie optó por su propio sexo. Dios lo estableció así. Como creyentes así hay que aceptarlo y vivir dignamente la sexualidad. No hay que tener miedo a los deseos y saber apreciar los encantos de las personas que amamos o conocemos. Son obra se Dios. Alguna vez leí que el campo tiene su dueño pero la belleza del paisaje es de aquel que sabe apreciarla.
Por otro lado Dios, en su infinita sabiduría nos dijo que misericordia quiero que no sacrificio y que quién esté libre de pecado que tire la primera piedra.
Virgen María, Madre Ntra. Ayúdanos a vivir la sexualidad con la dignidad humana que Dios quiere.
Gracias. Precioso el comentaeio